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Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 69 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE LA PRIMERA
EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE TRES

INTRODUCCION

(3)

Lectura bíblica: 1 Co. 1:1-9

En 1:6 Pablo dice: “Así como el testimonio acerca de Cristo ha sido confirmado en vosotros”. El testimonio acerca de Cristo que se menciona en este versículo difiere del testimonio en Jesús de Apocalipsis 1. En 1 Corintios 1:6 Pablo se refería a la predicación de Cristo, o sea, a predicar a Cristo, lo cual consistía en dar testimonio de El. Algunos se preguntarán por qué Pablo no usó la palabra predicación, en lugar de hablar de testimonio. Se puede decir que la predicación consiste en una simple comunicación de ideas por medio de palabras, mientras que dar testimonio es algo muy diferente. El testimonio debe incluir nuestra experiencia; no debe ser una simple predicación.

La mayoría de los actuales ministros cristianos solamente predica; no da testimonio. En su predicación, expresan ciertos pensamientos en palabras, mas no llevan una vida que dé testimonio de lo que predican.

Pablo, en su afán de ayudar a los corintios a que no sólo entendieran su expresión, sino que también captaran la realidad que había en ella, les dijo que el testimonio de Cristo había sido confirmado en ellos. El parecía decirles: “En mi predicación no sólo les anuncié a Cristo, sino que también les prediqué mi vida. Este es mi testimonio acerca de Cristo. Ustedes fueron enriquecidos en toda expresión y en todo conocimiento; en el entendimiento de lo que les prediqué”. Al predicarle a los corintios, Pablo les daba su testimonio.

El testimonio de Cristo proclamado por Pablo fue confirmado en los creyentes corintios. Pablo fue muy prudente al redactar su epístola. Al decir a los corintios que el testimonio de Cristo había sido confirmado en ellos, Pablo quiso decir algo así: “Cuando les prediqué a Cristo, les testifiqué de El. Cuando creyeron en El y lo recibieron, algo sucedió dentro de ustedes: les fue dada la vida eterna y el Espíritu Santo, y estos son los dones iniciales que ustedes recibieron, los cuales confirman lo que les testifiqué.

Todo lo que Pablo abarca en este contexto está relacionado con el hecho de que somos santos. Un santo es una persona que fue llamada por Dios y que ahora invoca el nombre del Señor Jesús. Además es uno que lleva la confirmación dentro de sí. ¿No tiene usted en su interior la confirmación de la cual habla Pablo en el versículo 6? Como creyente de Cristo, usted tiene la vida divina y el Espíritu Santo en su interior. Esto le confirma que usted es verdaderamente salvo. Si una persona no tiene esta confirmación dentro de sí, tendría mis dudas de que ella sea salva. Un santo no solamente ha sido llamado por Dios e invoca el nombre del Señor, sino que también tiene una confirmación interior. Dentro de él hay algo que le confirma que pertenece al Señor y que tiene la vida divina y al Espíritu Santo.

En algunos casos, hay santos que pierden la sensación de ser salvos, especialmente en la primera etapa de su vida cristiana. Dejan de sentir que la vida divina y el Espíritu Santo están en ellos. Cuando yo era joven, también experimenté esto en varias ocasiones. Al poco tiempo de ser salvo, leí el libro de Juan Bunyan, intitulado El progreso del peregrino. En el libro, llega un momento en que el peregrino pierde su certificado. Cuando leí esto, me pregunté dónde estaba el mío, pues no parecía encontrarlo. Durante varios días me sentí turbado al respecto y no podía comer bien ni dormir en paz. Más tarde, leí el libro La seguridad de la salvación escrito por el hermano Nee. En ese libro, el hermano Nee dice que en la Biblia, Dios revela claramente que una vez que creemos en Cristo, somos salvos. Al leer esto, abrí mi Biblia en Juan 3:16, me arrodillé y dije: “Quiero testificar a los cielos y a la tierra que creo en este versículo, y que con base en él, sé que tengo vida eterna”. Aunque después de hacer esto seguía teniendo algunas dudas al respecto, finalmente revivió en mí un firme sentir que me confirmaba que en efecto yo era un hijo de Dios. A esto me refiero cuando hablo de la confirmación interior.

Como creyentes de Cristo, todos tenemos esta confirmación. Lo que nos confirma que somos hijos de Dios es la vida divina y el Espíritu Santo. Como dice Pablo, no carecemos de ningún don. Hemos visto que esto significa que poseemos los dones iniciales de la vida divina y el Espíritu Santo.

Después de examinar los diferentes puntos relacionados con el hecho de que somos santos, todos debemos entender claramente que en verdad lo somos. ¿Puede negar que usted es santo? Usted fue llamado por Dios, invoca el nombre del Señor Jesús y tiene la confirmación interior de que posee la vida divina y el Espíritu Santo.


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