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Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 55 de 185 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CINCUENTA Y CINCO

GUARDAR LA LEY AL AMAR A DIOS,
A SU PALABRA Y SER UNO CON EL
(2)

Lectura bíblica Gn. 1:26; Jer. 31:3, 32; 2:2; Jn. 3:29; Mt. 9:15; Ef. 5:25-27; 2 Co. 11:2; Ap. 19:7; Jn. 21:15-17; 2 Co. 5:14-15; Jn. 14:21, 23; Cnt. 1:2-4.

Este mensaje es una continuación del mensaje anterior.

II. EL ROMANCE DE DIOS CON EL HOMBRE

A. Creó al hombre con el propósito
de tener un complemento

En el transcurso de los siglos, Dios ha tenido un romance con el hombre. Dios creó al hombre con el propósito de tener un complemento (Gn. 1:26). Al crear al hombre, El no quería siervos. Si leemos la Biblia con pureza, sin ningún concepto, nos daremos cuenta de que el propósito de Dios al crear el hombre era ganar un complemento. Dios no es un luchador; El es un enamorado. El creó al hombre a Su imagen como su enamorado. Esto significa que El creó al hombre para amarlo a El. En la eternidad, Dios estaba solo; incluso podemos decir que El era solitario. Su deseo de tener un amor no podía ser satisfecho por los ángeles. Por consiguiente, Dios creó al hombre conforme a Su propio ser. Dios es amoroso, y El desea que el hombre lo ame a El. De esta manera, habrá una relación mutua de amor entre Dios y la humanidad, aquellos que fueron creados para ser Su complemento.

B. Escogió a Israel para que fuese Su esposa

El Antiguo Testamento indica claramente que Dios vino y escogió a Israel para que fuese Su esposa. En Jeremías 31:3, el Señor dice: “Con amor eterno te he amado; por tanto te prolongué Mi misericordia”. Cuando Dios se apareció a Su pueblo, El los “enamoró” y más adelante aún los cortejó. Según Ezequiel 16, Dios amó a Israel cuando lo vio en el desierto. El versículo 8 lo describe: “Y pasé otra vez junto a ti, y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores; y extendí Mi manto sobre ti, y cubrí tu desnudez; y te di juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová el Señor, y fuiste Mía”. Al entrar en un pacto con Israel, Dios lo desposó. Jeremías 2:2 habla también de este pacto, de este compromiso: “Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de Mí en el desierto, en tierra no sembrada”. Este versículo indica que el pacto fue promulgado en el desierto después de que Dios sacara a los hijos de Israel fuera de Egipto. Los capítulos uno al diecinueve de Exodo fueron la época de la juventud de Israel. El Señor recordó la fidelidad de la juventud de Israel y el amor de su desposorio. Me he preguntado en qué medida Israel amaba en realidad a Dios de esta manera. Quizá en este versículo, el Señor se consoló a Sí mismo como lo hace un joven que intenta alentarse cuando la persona que él ama no corresponde a su cortejo. Este joven puede recibir aliento cuando lo mire la persona que él ama. ¿En los primeros diecinueve capítulos de Exodo, ¿dónde vemos el amor del desposorio de Israel para con Dios? ¿dónde encontramos este amor que desposa? Es muy difícil encontrarlo, pero Jeremías 2:2 nos dice que el Señor se acuerda del amor del desposorio de Israel y de la fidelidad de su juventud. Me parece que Israel no era tan amable, educado, ni cortés para con el Señor. No obstante, en Jeremías dice que El se acordó de la fidelidad de la juventud de Israel. Las expresiones usadas en Jeremías 2:2 revelan cuanto amaba Dios a los hijos de Israel. En cierto sentido, podemos decir que Dios fue cegado por Su amor hacia Su pueblo. Después de crear al hombre, El escogió un pueblo, a saber, los hijos de Israel, para que fuesen Su esposa.

C. Vino a ser el Novio para la novia

Cuando el Señor Jesús vino, El vino como el Novio para la novia. Muchos cristianos conocen muy bien la declaración de Juan el Bautista: “¡He aquí el Cordero de Dios!” (Jn. 1:29). No obstante, pocos entienden que Juan se refería también al Señor Jesús como el Novio. En Juan 3:29, él dice: “El que tiene la novia, es el Novio”. Esta palabra está incluida en un capítulo acerca de la regeneración (Jn. 3:3-6). La meta de la regeneración consiste en producir y preparar una novia para el Novio. Puesto que Cristo es Aquel que tendrá la novia, El es el Novio. Como Dios encarnado, Cristo no vino solamente para ser nuestro Redentor y Salvador, sino también para ser nuestro Novio.

En Mateo 9:15, el Señor Jesús se refirió a Sí mismo como el Novio. A los religiosos ciegos que le preguntaban acerca del ayuno, el Señor dijo: “¿Acaso pueden los compañeros del Novio tener luto mientras el Novio está con ellos? Pero vendrán días cuando el Novio les será quitado, y entonces ayunarán”. Contestando a la pregunta de los discípulos de Juan, el Señor se reveló a Sí mismo como el Novio que viene a recibir la novia. En su ceguera, los religiosos no pudieron ver que Cristo era el Novio. Es crucial que nuestros ojos sean abiertos y vean al Señor como nuestro Novio.


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