Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 150 de 185 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO CINCUENTA

EL ALTAR DE ORO PARA EL INCIENSO
(4)

Lectura bíblica: Ex. 30:6-10; 40:5, 26-27; Sal. 84:3; 141:2; Ap. 8:3-6; Ex. 30:26-28

En el mensaje anterior le dimos énfasis a tres asuntos importantes que se relacionan con el altar del incienso. En primer lugar, que cuando oramos, debemos hacerlo en el tabernáculo, el cual tipifica al Dios encarnado. Segundo, para poder orar en el altar del incienso debemos estar llenos y satisfechos con el alimento santo, es decir, nuestra porción de las ofrendas. Tercero, que cuando oramos debemos ofrecer el incienso a Dios. Si tenemos una visión clara de estos asuntos, nuestra vida de oración será revolucionada. En lugar de preocuparnos en orar por cosas materiales o personales, oraremos para que se lleve acabo el propósito de Dios, para que se ejecute Su administración divina, y para que se imparta el suministro de gracia de Dios.

LA ORACION SE RELACIONA
CON CRISTO Y LA IGLESIA

Mateo 6:33 es citado muy a menudo por los cristianos: “Mas buscad primeramente Su reino y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. Esto indica que si buscamos el reino de Dios y Su justicia; cualquier cosa que necesitemos: comida, ropa, casa, se nos añadirá. Esto demuestra que no debemos preocuparnos en orar por comida o ropa. Más bien, debemos orar por el reino de Dios.

¿Qué es el reino de Dios en la actualidad? El reino de Dios es la iglesia. ¿Pero, qué es la iglesia? La iglesia es Cristo. Por lo tanto, buscar el reino de Dios equivale a buscar a Cristo y la iglesia.

Según Mateo 6:33 también debemos buscar la justicia de Dios. ¿Qué es la justicia de Dios? La justicia de Dios es Cristo expresado a través de la iglesia. Por lo tanto, buscar el reino de Dios y Su justicia equivale a buscar a Cristo y la iglesia. Nuestra oración debe estar relacionada con el reino de Dios y Su justicia, a saber, con Cristo y la iglesia.

Lo triste es que muchos cristianos saben orar por un mejor empleo, una casa más grande o por un viaje seguro, pero no saben orar por Cristo y la iglesia. Cuando algunos oran por la iglesia, no lo hacen por ella en sí, sino por asuntos financieros relacionados con la misma. Debemos olvidarnos de esta manera de orar y orar por Cristo y la iglesia. Algunos al escuchar esto dirán: “Esto es muy conflictivo. Tal parece que me está robando todas mis oraciones. Luego de escuchar acerca de esto no sé como orar. Parece que de cualquier manera que ora está mal”.

UNA PROHIBICION CONTUNDENTE

Los animo a leer nuevamente esta porción de la Palabra. Debemos quemar el incienso en el altar de oro. No obstante, existe una prohibición seria: no debemos quemar un incienso extraño. Solamente el Cristo resucitado y ascendido es aceptable; todo lo demás está prohibido. No debemos quemar un incienso extraño, y ni siquiera podemos quemar en el altar del incienso lo que Dios aceptaría en el altar de las ofrendas. Esto significa que no debemos presentar al Cristo crucificado y juzgado en el altar del incienso. Más bien, nuestro incienso debe ser el Cristo que resucitó y ascendió. Este Cristo vivo es lo que debemos presentarle a Dios como incienso en el altar.

Si me preguntaran cómo deben orar, no les diría. Si le dijera cómo hacerlo, y usted lo hace así, esa clase de oración de todos modos no sería Cristo. Tal vez use las palabras apropiadas, pero seguirá orando fuera de Dios. No estaría orando en Dios, en el centro de Su morada. Además, mientras ora, no sentirá una satisfacción interna ni se llenará de energía. Esto significa que no tiene a Dios orando dentro de usted mientras ora. Cuando oramos, debemos hacerlo en Dios, y con El dándonos energías. Luego debemos ofrecer Cristo a Dios y orarle.

UNA CONDICION LAMENTABLE

Si usted se quedara conmigo por algunos días, se daría cuenta de que no estoy contento todo el tiempo. La condición del cristianismo actual me entristece mucho. Póngase a pensar en la gente que lo rodea y lo que hacen. ¿Qué sabe acerca de la economía de Dios? ¡Cuán lamentable es su condición! El Señor Jesús ha retrasado Su venida por casi dos mil años. Claro, que para El dos mil años son como días. Lo que representa un largo período de tiempo para nosotros es poco tiempo para El. Para El doscientos cincuenta años son como seis horas, o sea una cuarta parte de un día. Pedro dijo que con el Señor mil años son como un día. (2 P. 3:8). En ese mismo capítulo Pedro no menciona el milenio, sino que habla directamente acerca de los cielos nuevos y la tierra nueva en la eternidad (2 P. 3:13). Esto indica que ni siquiera mil años son mucho tiempo para el Señor. Sin embargo, yo pienso que el Señor ha retrasado Su venida por mucho tiempo.

Hoy en día ¿quién está orando para que Dios imparta Su gracia a Su pueblo? ¿quién está orando de manera que motive al trono de la autoridad de Dios a juzgar esta edad? Cristo tiene mucho incienso, pero ¿dónde están las oraciones calificadas para recibirlo? ¿puede Cristo añadir incienso a sus oraciones? Me temo que muy pocas de nuestras oraciones están calificadas para recibir el incienso de Cristo. Por lo tanto, es muy importante, que veamos que en relación con nuestra vida de oración, Cristo es el tabernáculo, la comida que se ofrece y también es el incienso.


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