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Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 65 de 69 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE SESENTA Y CINCO

SOMOS CONFORMADOS A LA IMAGEN
DEL HIJO PRIMOGÉNITO
POR LA OPERACIÓN DE LA LEY DE VIDA

EL HIJO PRIMOGÉNITO ES NUESTRO PROTOTIPO

El concepto fundamental que nos comunica la Biblia es que Dios desea obtener muchos hijos que le expresen. A fin de cumplir Su deseo, Dios primero tenía que tener un modelo, un prototipo. Este prototipo es Jesucristo, el Hijo de Dios. Cuando Cristo vino por primera vez, Él vino como el Hijo unigénito de Dios, y como tal, Él llegó a ser un hombre auténtico en la carne. Aunque era un hombre verdadero y poseía la naturaleza humana, Él seguía siendo el Hijo unigénito de Dios. Mientras estuvo en la tierra, a menudo se refirió a Sí mismo como el Hijo de Dios o el Hijo del Hombre (Jn. 10:36; 5:25; 1:51; Mt. 8:20). Cuando los demonios salieron a Su encuentro, lo llamaron Hijo de Dios (Mt. 8:29), pero Él les ordenó que no dijesen esto. Era como si el Señor les dijese: “Vosotros demonios, seguidores del diablo, debéis entender que estoy aquí como el Hijo del Hombre. He venido como un hombre en la carne para destruir al diablo y también a vosotros”. Fue cuando murió en la carne que Cristo destruyó al diablo (He. 2:14). Es por eso que el diablo y todos los demonios le temían como el Hijo del Hombre. Cuando el diablo tentó al Señor en el desierto le dijo: “Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes” (Mt. 4:3). El Señor Jesús respondió diciendo: “Escrito está: ‘No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’” (Mt. 4:4). Era como si el Señor hubiese dicho: “Satanás, es preciso que sepas que no he venido como el Hijo de Dios, sino como el hombre que fue prometido en el libro de Génesis. He venido como un hombre para aplastar tu cabeza”.

En el cristianismo de hoy podemos encontrar a los llamados modernistas. Los modernistas de la antigüedad eran los saduceos, quienes no creían en los ángeles, ni en los demonios ni en la resurrección (Hch. 23:8). En realidad, podríamos decir que los modernistas de hoy son seguidores de los saduceos. Los saduceos, al igual que los fariseos, pensaban que el Señor Jesús era simplemente un judío y que sus padres eran María y José. Por eso, cada vez que Jesús se encontraba con alguno de ellos, hacía énfasis en el hecho de que Él era Hijo de Dios (Jn. 5:17-18, 25). Mientras los demonios temían a Jesús como Hijo de Hombre, los modernistas, inspirados por el diablo, no lo reconocían como Hijo de Dios. Cuando los demonios reconocen que Jesús es el Hijo del Hombre, son destruidos, y cada vez que un hombre confiesa que Él es Hijo de Dios, es salvo (Jn. 20:31). ¿Quién es Jesús? Él es el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre. Para nosotros, Él es el Hijo de Dios, y para el enemigo, Él es el Hijo del Hombre.

Hace poco dos jóvenes de dieciocho y veintiún años de edad, se acercaron a mí con un espíritu contencioso, diciendo: “En Juan 3:16 dice que Jesús es el Hijo unigénito de Dios, y en Hebreos 13:8 dice que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. ¿Cómo puede usted decir que el Unigénito llegó a ser el Primogénito? Eso daría a entender que Jesús ha cambiado. Sin embargo, la Biblia dice que Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos”. Antes de Su encarnación, Cristo era solamente el Hijo unigénito de Dios, pero no era un hombre. ¿No implicaba Su encarnación un gran cambio? Juan 1:14 dice: “El Verbo se hizo carne”, lo cual indudablemente implica un cambio. Si Cristo nunca hubiera experimentado tal cambio, nuestra condición seguiría siendo muy deplorable. Si Él nunca hubiera llegado a ser hombre sino que hubiera permanecido para siempre en Su condición de Hijo de Dios, poseyendo sólo divinidad, ¿cómo podríamos nosotros haber sido salvos? Sin lugar a dudas Cristo experimentó un cambio. Él dejó de ser solamente el Hijo de Dios y vino a ser un hombre. Consideremos la encarnación del Señor. Antes de Su encarnación, Él era Hijo de Dios, y no poseía la naturaleza humana. Él era única y exclusivamente el Hijo divino de Dios, y sólo contaba con divinidad. Él no tenía carne ni sangre. Pero mediante Su encarnación, Él experimentó un cambio radical. En este cambio, Él no se despojó de Su divinidad, sino que, aún conservando Su divinidad, Él se vistió de humanidad. Por lo tanto, en Su encarnación, Él vino a ser una persona divina y humana. A muchos cristianos hoy sólo se les ha enseñado que Jesús es el Hijo unigénito de Dios, pero nunca han escuchado que este Hijo unigénito de Dios llegó a ser el Hijo primogénito.

Juan 1:14 dice que el Verbo se hizo carne, y 1 Corintios 15:45 dice que el postrer Adán fue hecho Espíritu vivificante. En 1 Corintios 15:45 encontramos otro gran cambio implícito en las palabras “fue hecho”. Originalmente, Cristo era el Hijo de Dios. En Su encarnación Él llegó a ser carne, y luego, como un hombre en la carne, Él fue hecho Espíritu vivificante. Nosotros creemos en Juan 1:14 que dice que el Verbo se hizo carne, y también creemos en 1 Corintios 15:45 que dice que el postrer Adán fue hecho Espíritu Vivificante. Por decir que Jesús llegó a ser el Espíritu he sido tratado de hereje. Según sus enseñanzas viejas y tradicionales con respecto a la Trinidad, los opositores dicen que el Padre es el Padre, que el Hijo es el Hijo, y que el Espíritu es el Espíritu. Pero ahora ellos se sienten turbados porque en 1 Corintios 15:45 dice que Cristo fue hecho el Espíritu vivificante. ¿Cuántos Espíritus hay? Ciertamente uno solo. ¿Es Cristo el Hijo o el Espíritu? Él es tanto el Hijo como el Espíritu, y también un hombre. Eso no quiere decir que cuando Cristo se hizo hombre hubiera dejado de ser el Hijo de Dios, ni tampoco que cuando Él llegó a ser el Espíritu hubiera dejado de ser un hombre y el Hijo de Dios. Él es todo-inclusivo.

Supongamos que usted tiene un vaso de agua pura. Cuando usted le añade té, eso no significa que el agua haya desaparecido. Aún más, cuando usted añade leche sigue teniendo agua y té. El agua, el té y la leche es una bebida “todo-inclusiva”. Si bebemos el agua, beberemos también el té y la leche. La base de esta bebida es agua, que ha sido “enriquecida” con los elementos del té y la leche. ¿Quién es Jesús hoy en día? Él es el Espíritu vivificante que posee tanto divinidad como humanidad. Nuestro salvador hoy no es igual a como era antes de la encarnación, ni como lo fue cuando estuvo en la tierra. Antes de Su encarnación, Él era solamente divino, y no tenía el elemento humano. Sin embargo, cuando nació de María en el pesebre en Belén, se mezcló con la humanidad y se vistió de la naturaleza humana. Mientras estuvo en la tierra, Él era tanto divino como humano. Como el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre, Él era tanto Dios como hombre. Luego, por medio de Su resurrección, Él vino a ser el Espíritu vivificante. Esto no significa en absoluto que Él hubiera dejado de ser el Hijo de Dios y el Hijo del Hombre; más bien quiere decir que, como Hijo de Dios, Él ha introducido al Hijo del Hombre en el Espíritu.

En mi juventud sólo me enseñaron que el hombre Jesucristo era el Hijo de Dios, pero nunca se me dijo que por medio de la resurrección este maravilloso Dios-hombre llegó a ser el Espíritu vivificante. Sólo me dijeron que Él había muerto en la cruz por nuestros pecados, resucitado de los muertos y ascendido al cielo, donde ahora está sentado como el Salvador viviente y poderoso, quien es capaz de salvarnos por completo (He. 7:25). Sin embargo, como era un joven que todo lo cuestionaba, me preguntaba cómo Jesús podía salvarme por completo. Me decía a mí mismo: “¿Cómo puede hacer esto? Si Él está sentado en el cielo muy lejos de mí, y yo me encuentro aquí en la tierra muy lejos de Él, ¿cómo puede Él salvarme por completo?”. Traté de encontrar una respuesta pero fue inútil. Sin lugar a dudas, Jesús se encuentra ahora sentado en el trono en el cielo, entonces, ¿cómo puede Él salvarnos por completo? Él puede hacerlo porque no sólo está en el cielo, sino también está en nuestro espíritu. Esta persona maravillosa está en cielo y a la vez en nuestro espíritu. He usado muchas veces el ejemplo de la electricidad. La electricidad que aplicamos en nuestras casas también se encuentra en la central de energía eléctrica. La misma electricidad está en ambos lugares al mismo tiempo.

Cristo es el Espíritu vivificante. En este Espíritu vivificante se halla la divinidad poderosa e indestructible, y también la humanidad apropiada y elevada. Nadie tiene una humanidad tan justa y apropiada como la de Jesús. Esta divinidad maravillosa y esta humanidad elevada, se encuentran ahora en el Espíritu, así como el té y la leche se encuentran en el agua. Cuando bebemos el agua, bebemos también el té y la leche, y cuando invocamos el nombre del Señor Jesús, quien es ahora el Espíritu vivificante, recibimos Su divinidad y Su humanidad.

Dios primero desea obtener un modelo o prototipo. Este prototipo es Dios el Hijo, quien vino a ser un hombre. Este hombre, quien es la corporificación de Dios, vivió en la tierra por treinta y tres años y medio, y experimentó todos los sufrimientos de la vida humana. Luego fue a la cruz y allí murió. Por medio de Su muerte, la vieja creación fue eliminada, el problema del pecado fue resuelto y todos los enemigos y adversarios de Dios fueron destruidos. Su muerte en la cruz fue una muerte todo-inclusiva que realizó todo lo relacionado con la economía de Dios. Pero aquí no acabó todo, ya que después, Él resucitó con Su divinidad y Su humanidad. Su divinidad se exhibió y manifestó plenamente en Su resurrección, y Su humanidad fue transformada de lo físico a lo espiritual. No existen palabras para explicar esto, pues es muy misterioso. Después de Su resurrección, Él llegó a ser esta Persona tan maravillosa. No puedo explicar adecuadamente todos los aspectos de esta maravillosa Persona. En esta maravillosa Persona, que hoy es nuestro Salvador, se encuentra la divinidad poderosa, eterna e ilimitada; la humanidad transformada y elevada; el vivir humano apropiado; la muerte todo-inclusiva que resolvió el problema del pecado, venció al enemigo y acabó con la vieja creación; y la resurrección. ¡Cuánto tenemos en Él! Él ahora expresa a Dios por medio de la humanidad apropiada. El pecado está bajo Sus pies, Satanás ha sido derrotado y la vieja creación ha sido eliminada. Éste es el prototipo o modelo de la expresión de Dios.


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