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Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 35 de 97 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EFESIOS

MENSAJE TREINTA Y CINCO

DIOS ES GLORIFICADO EN LA IGLESIA Y EN CRISTO

En este mensaje examinaremos Efesios 3:20-21, donde dice: “Ahora bien, a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos, según el poder que actúa en nosotros, a El sea gloria en la iglesia y en Cristo Jesús, en todas las generaciones por los siglos de los siglos. Amén”. Estos versículos son una doxología, la alabanza más sublime que se haya descrito en las epístolas neotestamentarias. Dicha alabanza sólo pudo ofrecerse después de que la iglesia llegó a existir de manera práctica.

Como mencionamos en el mensaje anterior, en el versículo 19 vemos que la iglesia es la plenitud de Dios. Esta plenitud es el resultado o fruto de las riquezas de Cristo que hemos experimentado. Después de que se produce la iglesia de esta manera, el apóstol Pablo emite una doxología en los versículos del 20 al 21, en la que atribuye gloria a Dios en la iglesia y en Cristo Jesús. Sólo hasta que se produce la iglesia como plenitud de Dios se puede manifestar la gloria de Dios.

EL CUMPLIMIENTO DE LO QUE
DIOS DIJO EN CUANTO A LA IGLESIA

A pesar de que la iglesia ha estado en la tierra por más de diecinueve siglos, todavía no ha llegado al punto de ser la plenitud de Dios. La definición más elevada de la iglesia es que ella es la plenitud de Dios. Debemos reconocer que nosotros todavía no hemos experimentado la iglesia como plenitud de Dios, como la expresión plena de Dios. No obstante, creemos que un día la iglesia llegará a ese nivel. El hecho de que el Señor nos ha revelado esto en cuanto a la iglesia, indica que El lo cumplirá. La palabra del Señor no volverá a El vacía (Is. 55:11). Todo lo que El dice, lo cumple. Por ejemplo, cuando Dios habló algo en Génesis 1, lo que dijo se cumplió. Por tanto, creemos que lo dicho por el Señor en cuanto a la iglesia como plenitud de Dios se cumplirá. Y no sólo creemos en esto, sino que también lo reclamamos y oramos conforme a ello. Debemos orar: “Señor, Tú dijiste que la iglesia es Tu plenitud; ahora debes cumplir lo que has dicho”. Cuando la iglesia llegue a ser la plenitud de Dios en la tierra , podremos proclamar juntamente con Pablo: “A El sea gloria en la iglesia y en Cristo Jesús”.

LA MANERA EN QUE DIOS
ES GLORIFICADO EN LA IGLESIA

Las palabras “a Aquel” del versículo 20 comunican la idea de que algo procedió inicialmente de Dios y que ahora vuelve a El. Pablo pide en su oración al Padre que fortalezca a los santos conforme a las riquezas de Su gloria. Esto implica que la gloria de Dios se forja en los santos. En la doxología, Pablo dijo: “a El sea gloria” (v. 21), lo cual implica que la gloria de Dios vuelve a El después de forjarse en los santos. Primero, la gloria de Dios se forja en nosotros; luego, regresa a Dios para glorificarlo. Vemos un ejemplo de esto en el caso de Isaac y Rebeca. Las riquezas de Isaac fueron dadas primero a Rebeca para embellecerla; luego, estas riquezas volvieron a Isaac con Rebeca para la glorificación de él (Gn. 24:47, 53, 61-67). El apóstol oró pidiendo que Dios fortaleciera a los santos conforme a Su gloria. Luego, la gloria de Dios, después de ser forjada en ellos, vuelve a El juntamente con los santos fortalecidos. Esta es la manera en que Dios es glorificado en la iglesia.

En el versículo 16 vimos que Pablo pide que el Padre, conforme a las riquezas de Su gloria, nos fortalezca con poder en el hombre interior. Ser fortalecidos conforme a la gloria implica que la gloria de Dios se forja en nuestro ser. Esta es la única manera de ser fortalecidos conforme a la gloria de Dios. Supongamos que una persona físicamente débil es fortalecida conforme a otra que está fuerte. Esto significaría que la fuerza de la persona fuerte se forja en las fibras mismas de la débil. En el mismo principio, ser fortalecidos en el hombre interior conforme a la gloria del Padre, significa que Su gloria se forja en nuestro ser. Primero, la gloria llega a nosotros, y luego, regresa a Dios. Cuando la gloria entra en nuestro ser, somos llenos y fortalecidos; y cuando regresa a Dios, El es glorificado en la iglesia.

La expresión griega traducida “ahora bien” en el versículo 20, significa “en vista del hecho de que” o “basándose en lo anterior”. En los versículos 20 y 21 Pablo parecía decir: “Ahora que la iglesia ha llegado a existir como plenitud de Dios, Dios puede ser glorificado en ella. Antes, era imposible que la gloria volviera a Dios; pero ahora es posible, porque la iglesia ha llegado a ser la plenitud de Dios de manera práctica”.

Esta palabra griega puede traducirse “pero” o “ahora bien”. En cualquiera de los casos la palabra reviste mucha importancia. “Pero” sugiere que la gloria que llegó a nosotros y que se forjó en nuestro ser, vuelve a Dios junto con nosotros, mientras que las palabras “ahora bien” sugieren que, en vista de que la iglesia ha llegado a existir como plenitud de Dios, Dios puede ser glorificado en la iglesia en cualquier momento. Ambas expresiones son correctas.

La iglesia es la gloria de Dios, la cual llega a nosotros juntamente con El y vuelve a El juntamente con nosotros. En tal iglesia se da un tráfico de doble sentido por medio del cual la gloria de Dios se forja en nuestro ser y Dios es glorificado en nosotros. A este tráfico hace alusión la frase “ahora bien”.


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