Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 24 de 62 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE VEINTICUATRO

TENER EL MISMO SENTIR Y
ANDAR CONFORME A LA MISMA REGLA

Lectura bíblica: Fil. 3:13-16

En este mensaje estudiaremos principalmente los versículos 15 y 16 del capítulo tres. En el versículo 15 Pablo escribe: “Así que, todos los que hemos alcanzado madurez, pensemos de este modo; y si en algo tenéis un sentir diverso, esto también os lo revelará Dios”. La palabra griega traducida “madurez”, que significa ser adulto o perfecto, tiene distintas etapas. Por ejemplo, es posible que seamos maduros, pero que no lo seamos en plenitud. En el versículo 15 Pablo usa la expresión “madurez” en un sentido relativo, es decir, un estado en el que uno ya no es niño pero tampoco plenamente maduro. Por lo tanto, es necesario proseguir y continuar creciendo.

Los que han alcanzado madurez aún deben tener el sentir de ir en pos de Cristo. Cuando Pablo escribió la epístola de Filipenses, él ya era maduro. Sin embargo, no había dejado de crecer. Esto confirma el hecho de que la madurez puede ser relativa. Hoy en día, ninguno de nosotros puede afirmar que ha llegado a la meta. Tal vez ya no seamos niños, y puede que incluso hayamos alcanzado cierta madurez, pero aún no hemos llegado a la meta.

PENSEMOS DE ESTE MODO

El versículo 15 declara: “Todos los que hemos alcanzado madurez, pensemos de este modo”. En este libro, lo dicho a los creyentes de Filipos gira en torno a la mente, que es la parte principal del alma. En esta epístola, Pablo exhorta a los filipenses a que combatan unánimes junto con la fe del evangelio (1:27), que tengan el mismo pensamiento, que estén unidos en el alma, que tengan este único pensamiento (2:2; 4:2), que haya en ellos la misma manera de pensar que hubo en Cristo (2:5), y que tengan este mismo sentir, el cual se centra en ir en pos de Cristo y en ganarlo a lo sumo. Cuando nuestra mente se ocupa de esto, tenemos el mismo sentir, y por ende, el mismo pensamiento, e incluso el único pensamiento —ganar a Cristo a lo sumo—, estamos unidos en el alma, tenemos el mismo ánimo (2:20), y somos unánimes.

Lo que Pablo declara en el versículo 15 implica que si no pensamos de este modo es porque quizás aún nos encontramos en una etapa infantil. No pensar de esta manera demuestra que aún somos inmaduros. Si observamos la condición de los cristianos veremos que muchos son como niños, y que muy pocos piensan en buscar el pleno disfrute de Cristo y en ganarlo a lo sumo. Imaginemos cuán maravilloso fuera si todos los cristianos que buscan más de Cristo tuvieran su mente totalmente ocupada en ir en pos de El con miras a disfrutarlo y ganarlo. Si todos tuviesen esta actitud, la situación en la tierra sería excelente y maravillosa. Pero desafortunadamente los cristianos hoy se encuentran en una situación confusa y complicada, debido a que no piensan de este modo. En lugar de proseguir a la única meta que Dios ha fijado, van en pos de distintas metas, las cuales ocasionan problemas. Por lo tanto, todos los que estamos en el recobro del Señor debemos tener una sola meta, a saber, ir en pos de Cristo para disfrutarlo y ganarlo en plenitud.

LA META UNICA QUE DIOS NOS HA FIJADO

En Filipenses 3:15 Pablo declara: “Si en algo tenéis un sentir diverso, esto también os lo revelará Dios”. Nuestra meta debe ser ganar a Cristo y no debemos tener ningún otro sentir. Dios nos revela que nuestra mente debe centrarse en una sola cosa: seguir en pos Cristo, y así El constantemente orientará nuestra mente hacia este centro.

Lo que Pablo declara en el versículo 15 indica que él estaba seguro de que existía una sola meta. Esta certidumbre le permitía afirmar que si en algo tuviéramos un sentir diverso, esto también nos lo revelaría Dios. Pablo de ninguna manera quiso decir que estaba permitido a los cristianos tener otras metas.

Todos necesitamos ver la meta única que Dios nos ha fijado. Agradecemos al Señor que durante todos estos años, esta meta nos ha guardado de toda distracción. Es muy fácil desviarnos en la vida cristiana, debido a que estamos rodeados de innumerables factores de distracción. Si no tenemos una meta fija, a saber, la meta única, la meta que Dios nos estableció desde la eternidad, y si no nos aferramos a ella, tarde o temprano seremos distraídos. Lo único que puede preservarnos en el camino que Dios nos ha trazado, es Cristo como nuestro mayor disfrute y máxima ganancia. Si hacemos de esta meta nuestro propósito máximo, ciertamente seremos guardados.


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