Información del libro

Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 74 de 79 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE SETENTA Y CUATRO

LA RESURRECCION DEL SALVADOR-HOMBRE

(5)

Lectura bíblica: 1 Co. 15:45; Jn. 14:16-20; 12:24b; 1 P. 1:3; Ef. 1:20-23

En este mensaje examinaremos más el aspecto subjetivo de la resurrección del Salvador-Hombre. Vimos que cuando resucitó, se transfiguró en Espíritu vivificante para entrar en Sus creyentes (1 Co. 15:45; Jn. 14:16-20). Ahora veremos que Su resurrección también tiene que ver con la germinación y la propagación.

EL SALVADOR-HOMBRE HACE GERMINAR
LA NUEVA CREACION AL IMPARTIR LA VIDA DIVINA
EN SUS CREYENTES PARA REGENERARLES

En Juan 12:24 el Señor Jesús dice que si un grano de trigo cae en la tierra y muere, lleva mucho fruto. Esto es germinar mediante la resurrección. Al respecto, Pedro dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según Su grande misericordia nos ha regenerado para una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos” (1 P. 1:3). Cuando Cristo resucitó, nosotros Sus creyentes estábamos incluidos en El. Resucitamos con El (Ef. 2:6); por lo tanto, en Su resurrección, El nos impartió la vida divina y nos hizo igual a El en vida y en naturaleza.

Los muertos oyen el evangelio
y se les hace germinar

En el mensaje anterior indicamos que todos los seres humanos caídos se están muriendo. Una persona comienza a morir desde el momento que nace. Aunque podemos decir que la gente va muriéndose, la Biblia revela que los pecadores están ya muertos. Efesios 2:1 y 5 dicen que nosotros los pecadores estábamos muertos en nuestros delitos y pecados, en Colosenses 2:13 también dice que estábamos muertos en delitos. En estos versículos Dios parece decir: “Es posible que vosotros penséis que los seres humanos están vivos. Vosotros estáis equivocados, ya que los seres humanos caídos no están vivos, sino muertos”.

En Juan 5:25 vemos que cuando predicamos el evangelio, en realidad estamos predicando a los que están muertos espiritualmente: “De cierto, de cierto, os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan vivirán”. Aquí vemos un aspecto positivo, los que están muertos espiritualmente aún tienen oídos para oír la voz del Hijo de Dios. Esto significa que los muertos en espíritu aún pueden oír el evangelio. Por un lado, la Biblia nos dice que los seres humanos caídos están muertos; por otro, también nos dice que los que están muertos espiritualmente pueden oír el evangelio. El hecho de que los muertos tengan oídos para oír el evangelio es la misericordia y soberanía de Dios.

Cuando un individuo que está muerto espiritualmente oye el evangelio, es posible que diga: “Yo creo en Jesús, yo le amo”. Así cuando él invoca el nombre del Señor Jesús, se le imparte la vida divina, y se le hace germinar para ser una nueva creación.

Llega a ser la nueva creación

Antes de que se nos hiciera germinar mediante la resurrección del Salvador-Hombre, éramos la vieja creación. Pero en el instante que se nos hizo germinar, comenzamos a ser la nueva creación. La vieja creación no tiene la vida y la naturaleza divinas, pero la nueva creación, compuesta por los creyentes que nacieron de Dios (Jn. 1:13; 3:15; 2 P. 1:4), sí las tiene. Por lo tanto, somos la nueva creación (2 Co. 5:17; Gá. 6:15), no según la vieja naturaleza de la carne, sino según la nueva naturaleza de la vida divina.

Cuando se hace germinar la vieja creación con la vida divina, la vieja llega a ser la nueva. Los creyentes de Cristo, a quienes se nos hizo germinar mediante Su resurrección, somos la nueva creación. La vieja creación carece de Dios, pero la nueva comienza al entrar Dios en nosotros por medio de la germinación. ¡Alabado sea el Señor que se nos hizo germinar! Dicha germinación es la impartición de vida divina en los creyentes. Fuimos regenerados cuando se nos impartió dicha vida. Por lo tanto, la germinación consiste en que se imparte la vida divina en los creyentes para regenerarlos. El segundo punto relacionado con el aspecto subjetivo de la resurrección del Salvador-Hombre consiste en que El hace germinar la nueva creación para impartir la vida divina en los creyentes para regenerarles.

Quizás no entendimos lo que nos sucedió cuando fuimos regenerados. Ahora vemos que cuando fuimos regenerados, se nos hizo germinar. Podemos decir que esta germinación equivale a una inyección divina. La vida divina fue “inyectada” en nosotros en el momento que creímos en Cristo y fuimos regenerados, y dicha inyección era nuestra germinación. ¡Aleluya que se nos ha inyectado, infundido en nuestro ser la vida divina! Con dicha infusión, nacimos de nuevo, o sea, fuimos regenerados.


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