Información del libro

Estudio-vida de Númerospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6614-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 37 de 53 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE NÚMEROS

MENSAJE TREINTA Y SIETE

COMBATEN

(6)

Lectura bíblica: Nm. 26:1-65

Dios creó el universo de tal manera que tuviéramos día y noche. El principio es el mismo con respecto a nuestras experiencias espirituales: tenemos noches y tenemos días. La experiencia descrita en Números 25 se encontraba en la noche, pero en Números 26 vemos algo relacionado con el día.

V. EL PUEBLO ES CONTADO NUEVAMENTE

Todo el capítulo 26 trata sobre el segundo conteo del pueblo de Dios.

A. Después de la purificación efectuada
por la plaga sobre los fornicarios e idólatras

Según se describe en el capítulo 26, el pueblo de Dios fue contado nuevamente; esto ocurrió inmediatamente después de la purificación efectuada por la plaga sobre los fornicarios e idólatras (v. 1a). El fracaso descrito en el capítulo 25 fue el fracaso más grande que el pueblo de Dios experimentó en el desierto. Esto lo demuestra el hecho de que veinticuatro mil personas murieron a causa de la plaga (25:9). Esta plaga purificó al pueblo de Dios, y en dicha purificación el pueblo pasó por una criba que los depuró de la mixtura prevaleciente entre ellos.

Números 11:4 habla de “la multitud mixta”. Esto indica que en la congregación de los hijos de Israel había mixtura. Algunas personas impuras se habían mezclado con el pueblo de Dios.

Ya que la historia de Israel es un tipo completo de la iglesia, la mixtura entre los hijos de Israel tipifica la mixtura que hay en la iglesia. En la vida de iglesia a menudo se dará algún tipo de mixtura. Incluso entre los apóstoles que el Señor Jesús escogió había uno —Judas— que no era puro. Hechos 5 indica que aun al comienzo de la vida de iglesia se produjo cierta mixtura en la iglesia en Jerusalén. Esta mixtura tenía que ver con Ananías y Safira, quienes eran verdaderos creyentes pero no eran puros. Además, la última epístola escrita por Pablo, 2 Timoteo, habla mucho acerca de la mixtura. Algunos, como Alejandro el calderero (1 Ti. 1:20; 2 Ti. 4:14-15), aborrecieron a Pablo y se opusieron a él acérrimamente. Muchos de los que habían sido levantados por Pablo en Asia, le dieron la espalda a su ministerio (1:15), y Demas, un colaborador suyo, lo abandonó debido a su amor por este siglo (4:10). Lo que queremos decir con esto es que hay mixtura entre el pueblo de Dios, y que Dios se vale de los fracasos y disturbios que se suscitan entre los Suyos para purificarlos de toda mixtura.

Después del gran fracaso descrito en Números 25, los hijos de Israel fueron purificados. El castigo descrito en el capítulo 25 fue la última purificación de los hijos de Israel antes que entrasen en la buena tierra. Los veinticuatro mil que fueron muertos por la plaga deben de haber incluido a algunos de los que habían sido condenados por su fracaso en el capítulo 14. Los que sobrevivieron todas las purificaciones efectuadas en el desierto, especialmente la última y la más grande, vinieron a ser un pueblo purificado. Estas personas que habían sido purificadas debían ser contadas una vez más.

En este segundo conteo en cierta medida se halla implícita la noción de reemplazar y formar algo de nuevo. Era necesario reemplazar a todos los miembros del ejército que habían muerto. Asimismo, era necesario que el ejército fuera formado de nuevo. Esto nos permite ver que el segundo conteo era muy significativo.

B. En las llanuras de Moab,
cerca del Jordán, a la altura de Jericó

El pueblo fue contado por primera vez en el desierto de Sinaí (1:1-2) y fue contado nuevamente en las llanuras de Moab, cerca del Jordán, a la altura de Jericó (26:3, 63). Esto indica que el lugar donde se hizo el segundo conteo se encontraba a la entrada de la buena tierra.

C. Para que, combatiendo,
recibieran la tierra por heredad

El primer conteo tenía como finalidad la formación del ejército (1:3). El segundo conteo tenía como finalidad heredar la tierra (el disfrute de Cristo). La meta del segundo conteo era el combate por la tierra y la repartición de la misma (26:53). El objetivo era obtener la buena tierra y repartirla, de manera que todo el pueblo participara de ella y la disfrutara.

El propósito del primer conteo fue absolutamente la formación del ejército que seguiría a Jehová, proseguiría en sus jornadas con Él y pelearía por Su reino. Podría decirse que el primer conteo tenía que ver con la manera de alcanzar la meta; sin embargo, el segundo conteo tenía que ver directamente con la meta de entrar en la buena tierra. Por supuesto, para ello aún se requería combatir. En nuestra vida cristiana siempre existe la necesidad de combatir. Para combatir, es necesario que velemos, oremos y seamos uno con el Señor en todo momento.


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