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Estudio-vida de Gálataspor Witness Lee

ISBN: 0-87083-671-4
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ESTUDIO-VIDA DE GALATAS

MENSAJE ONCE

LA GRACIA DE DIOS NO DEBE SER ANULADA

Lectura bíblica: Gá. 2:21, 16, 20a; 3:3; 4:21; 5:2, 4, 16, 24-25; Jn. 1:17; 6:57b; 15:4-5; 1 Co. 6:17; 15:45b; 2 Co. 3:17; Ro. 5:17-18, 21; 1 Ti. 1:14

En 2:21 Pablo dice: “No hago nula la gracia de Dios”. Si consideramos este versículo conforme al contexto, vemos que anular la gracia de Dios quiere decir que en nuestra experiencia no tenemos a Cristo viviendo en nosotros. En el versículo 20 Pablo dice: “Ya no vivo yo, más vive Cristo en mí”. Después dice que él no hace nula la gracia de Dios. Esto es una firme indicación para nosotros como creyentes que anular la gracia de Dios es que le neguemos a Cristo la oportunidad de vivir en nosotros. La gracia de Dios es sencillamente el mismo Cristo viviente. Permitir que Cristo viva en nosotros es disfrutar la gracia de Dios, pero no permitir que Cristo viva en nosotros es anular la gracia de Dios.

LA GRACIA SEGUN EL NUEVO TESTAMENTO

Es importante que descubramos el significado verdadero y adecuado de la gracia de Dios según el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento en realidad no se hace mención de la gracia de Dios. La palabra “gracia”, tal como se usa en el Antiguo Testamento, significa favor. Juan 1:17 nos dice que la gracia vino por medio de Jesucristo. Antes de la encarnación del Hijo de Dios, la gracia todavía no había llegado. La gracia llegó cuando el Señor Jesús vino. Antes de ese tiempo, la ley había sido dada por medio de Moisés. La promesa de la gracia también le había sido dada a Abraham; esta promesa fue dada antes que la ley fuese dada. Primero, Dios le dio a Abraham la promesa de la gracia. Luego, cuatrocientos treinta años más tarde, la ley fue dada por medio de Moisés en el monte Sinaí. Pasaron aproximadamente otros mil quinientos años antes de que la gracia viniese por medio de Jesucristo, es decir, por medio del Hijo de Dios encarnado.

Conforme a Juan 1:1 y 14, el Verbo que era desde el principio con Dios y que era Dios se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros, lleno de gracia y de realidad. El versículo 16 dice: “Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia”. Puesto que la gracia vino con Jesucristo, la gracia no estaba todavía presente en el Antiguo Testamento.

Ahora debemos dar una definición de la gracia. La gracia es Dios en Su Trinidad, procesado por medio de la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión, para ser todo para nosotros. Después de pasar por ese largo proceso, el Dios Triuno ha venido a ser todo para nosotros. El es nuestra redención, salvación, vida y santificación. Habiendo sido procesado para ser el todo-inclusivo Espíritu vivificante, el Dios Triuno mismo es nuestra gracia.

MAYOR QUE LA LEY

Si hemos de entender la gracia tal como se revela en el Nuevo Testamento, necesitamos tener una visión clara de la totalidad del Nuevo Testamento. La gracia es un asunto de gran importancia. Para los judíos, la entrega de la ley por medio de Moisés fue un gran evento. El hecho de que la venida de la gracia esté en contraste con la entrega de la ley, indica que la gracia es mayor que la ley. Con respecto a los judíos, aparte de Dios mismo nada era mayor que la ley. Pero Juan 1:17 indica que la gracia es mayor que la ley. La ley fue dada, pero la gracia vino.

EL HIJO DE DIOS VIVE EN NOSOTROS

Según el concepto de muchos cristianos, la gracia de Dios es principalmente un asunto relacionado con bendiciones materiales. Algunos cristianos se reúnen al final del año para contar las bendiciones que Dios les ha concedido durante ese año, y para agradecerle por Su inmensa gracia de haberles enviado esas bendiciones. Después proceden a agradecerle al Señor por cosas tales como una casa grande y ropa nueva. ¡Este concepto acerca de la gracia es muy pobre! El apóstol Pablo hubiera considerado esas cosas como estiércol, no como gracia.

Ya hemos señalado que, según Juan 1:17, la gracia es mayor que la ley. Seguramente Dios mismo es mayor que la ley. Sin embargo, si nuestra apreciación por Dios sigue siendo objetiva, en nuestra experiencia El no será mayor que la ley. A fin de que para nosotros El sea mayor que la ley, nuestra apreciación por el Dios Triuno debe ser subjetiva. Por consiguiente, en el Nuevo Testamento, la gracia denota al Dios Triuno procesado para ser todo para nosotros y vivir en nosotros. Nada puede sobrepasar al hecho de que el todo-inclusivo y procesado Espíritu vivificante viva en nosotros.

Ya hemos señalado que en 2:20 Pablo dice que él ha sido crucificado con Cristo y que Cristo vive en él. Después, en el versículo 21 agrega que él no ha hecho nula la gracia de Dios. Esto quiere decir que la gracia de Dios es el Hijo de Dios viviendo en nosotros. Sin duda alguna esto es mucho mayor que la ley. El Hijo de Dios no sólo se encarnó para vivir en la tierra, ser crucificado, ser resucitado y ascender a los cielos; El también vino para vivir en nosotros. Esto es gracia.

Volverse a la ley es rechazar esta gracia. Es rechazar al mismo Hijo de Dios que ahora vive en nosotros. Esto es anular la gracia de Dios. Sin embargo, si permanecemos en Cristo, disfrutándole como todo para nosotros, no anulamos la gracia de Dios.

Todas las epístolas de Pablo comienzan y terminan diciendo algo acerca de la gracia. Esto también es verdad con respecto al libro de Apocalipsis. En Apocalipsis 1:4 Juan escribe a las siete iglesias que están en Asia: “Gracia ... a vosotros”; y en 22:21 Juan concluye con las palabras: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros”. Pablo concluye la epístola a los gálatas diciendo: “La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu, hermanos”. Si la gracia fuera un asunto de bendiciones materiales, ¿cómo podría la gracia estar con nuestro espíritu? La gracia no es una cosa física o material; es divina y espiritual. En realidad, como ya hemos señalado con énfasis, la gracia es Dios mismo de una manera subjetiva para ser todo para nuestro disfrute. Espero que todos los santos puedan comprender claramente esta definición de la gracia.


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