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Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 62 de 69 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE
LA PRIMERA EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE SESENTA Y DOS

LO TOCANTE A LOS DONES

(6)

EL PROBLEMA RELACIONADO CON
EL HABLAR EN LENGUAS DE HOY

Lectura bíblica: 1 Co. 12:4-31; 14:1-25

Al abordar el tema de los dones, Pablo hace hincapié en seis temas: el hablar, el Espíritu, el Cuerpo, la administración de Dios, el amor, y el profetizar como don superior para edificar la iglesia. En el capítulo doce, habla del Cuerpo reiteradas veces, por lo menos en dieciocho ocasiones. Pero en el capítulo catorce, aborda el tema de la edificación de la iglesia. Así que, en el capítulo doce tenemos el Cuerpo, y en el catorce, a la iglesia.

EL CUERPO Y LA IGLESIA

El Cuerpo y la iglesia en realidad son sinónimos; ambos se refieren a lo mismo. El Cuerpo es la iglesia, y viceversa. Sin embargo, en el capítulo doce, Pablo da énfasis al Cuerpo, mientras que en el catorce, a la iglesia. Pero existe una diferencia entre el Cuerpo y la iglesia: el Cuerpo es un organismo en el que Cristo, siendo la vida de los creyentes, crece y se expresa; mientras que la iglesia es una asamblea mediante la cual Dios efectúa Su administración. Cristo como vida es la esencia del Cuerpo, el cual es una entidad orgánica. El Cuerpo no es una organización, sino un organismo, una entidad viva que expresa a Cristo. Cristo es la esencia misma de Su Cuerpo, y Su Cuerpo es una entidad orgánica que vive, crece y madura con el propio Cristo como esencia, hasta que finalmente lo expresa a El.

En 1 Corintios 12:12-27, el pensamiento principal con relación al Cuerpo no es que éste es una empresa llena de actividades, sino un organismo que vive, crece, madura y expresa a Cristo como Su esencia interna. Por esta razón, el versículo 3 indica que cuando decimos: “¡Señor Jesús!”, estamos en el Espíritu. Es el Espíritu el que nos introduce en el Cuerpo, pues dicho Espíritu es el Espíritu vivificante, el Espíritu de vida, y no simplemente el Espíritu de Dios que se menciona en Génesis 1:3. Al recibir el Espíritu, éste nos introduce en el Cuerpo orgánicamente.

En Romanos 10:13 Pablo escribe: “Todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo”. Debemos relacionar este versículo con Hechos 2:21: “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo”. En Hechos 2, ser salvo significa recibir los dones iniciales del Espíritu. Recibir el Espíritu como don inicial equivale a ser salvo, y para experimentar esto no sólo se necesita creer, sino también invocar al Señor. Todo aquel que cree verdaderamente en el Señor Jesús, lo invocará diciendo: “Señor Jesús”. Si decimos “¡Señor Jesús!”, el Espíritu entrará a nosotros, y espontáneamente estaremos en el Espíritu. El Espíritu es el pneuma, el aliento o el aire que debemos respirar. No podemos respirar sin inhalar aire. Cuando respiramos, el aire instantáneamente está en nosotros, y nosotros en él. Asimismo, cuando invocamos al Señor Jesús, entramos en el Espíritu que da vida y que nos introduce en el Cuerpo.

En 1 Corintios 12:13 se revela que en el Espíritu fuimos bautizados en el Cuerpo. El agua del bautismo simboliza el hecho de que fuimos bautizados en el Dios Triuno (Mt. 28:19) y en Cristo (Gá. 3:27; Ro. 6:3). Cuando fuimos bautizados en Cristo, fuimos bautizados en Su Cuerpo orgánico y llegamos a formar parte de él. El capítulo doce de 1 Corintios revela claramente que hemos llegado a ser miembros del Cuerpo orgánico de Cristo. ¡Aleluya que ahora estamos en el Cuerpo! Invocamos: “¡Señor Jesús!”, y esto nos introdujo en el Espíritu, el cual a su vez nos introdujo en el Cuerpo; por tanto, ahora estamos en el Cuerpo de manera orgánica.

Después de hablar ampliamente acerca del Cuerpo en 12:12-27, Pablo empieza a desarrollar el tema de la iglesia en el versículo 28: “Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, en segundo lugar profetas, en tercer lugar maestros, luego obras de poder, después dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversos géneros de lenguas”. La iglesia está relacionada con la administración de Dios. Cuando Pablo menciona a la iglesia, él no hace hincapié en la entidad orgánica, sino en la administración de Dios. El objetivo del Cuerpo es expresar a Cristo, mientras que el de la iglesia es llevar acabo la administración de Dios. En el capítulo catorce, el concepto de Pablo no gira en torno al crecimiento orgánico, sino a la administración gubernamental. El énfasis del capítulo doce es la vida, mientras que el del capítulo catorce es el gobierno. Por lo tanto, podemos emplear la frase expresión orgánica para describir el capítulo doce y administración gubernamental para describir el capítulo catorce. Además, el objetivo de la edificación de la iglesia es ejecutar la administración de Dios, mientras que el de la edificación del Cuerpo es producir una expresión orgánica de Cristo. Para expresar a Cristo necesitamos el Cuerpo, y para llevar a efecto la administración divina, se requiere la iglesia. A esto se debe que el énfasis del capítulo doce sea el Cuerpo, el cual crece orgánicamente y se convierte en la expresión de Cristo, mientras que el capítulo catorce hace hincapié en la iglesia, la cual establece el gobierno de Dios y así efectúa Su propósito eterno.

Ahora quisiera hacer una pregunta acerca del hablar en lenguas: para que el Cuerpo crezca orgánicamente y exprese a Cristo, ¿será de algún provecho el hablar en lenguas? Debemos contestar esta pregunta con cuidado. Si dijéramos que el hablar en lenguas no ayuda en nada al crecimiento del Cuerpo, erraríamos, pues hablar en lenguas tiene cierta relación con el Espíritu, y el Espíritu está relacionado con el Cuerpo. Por esta razón, no debemos decir que hablar en lenguas no le es útil al Cuerpo en absoluto. El factor que determina si es útil o no, es la manera en que entendemos y aplicamos el hablar en lenguas. Si usted habla en lenguas para su beneficio personal, esto perjudicará al Cuerpo. Pero si su intención es beneficiar al Cuerpo, y se preocupa genuinamente por él, entonces su don de hablar en lenguas sí le será de beneficio al Cuerpo. Entre nosotros, algunos han testificado que el hablar en lenguas les motivaba interiormente a buscar a Cristo. Este es un hecho innegable. El Espíritu nos motiva a buscar a Cristo por el bienestar del Cuerpo. Sin embargo, es posible que aquellos a quienes el Espíritu, mediante el hablar en lenguas, los motiva a buscar a Cristo, no estén conscientes de que su búsqueda debe beneficiar al Cuerpo. En este caso, lo que entienden con respecto al hablar en lenguas es bastante limitado. Si hablar en lenguas resultará útil para el Cuerpo o no, depende de que este don se entienda y se aplique correctamente.

Permítanme hacer otra pregunta: ¿cree usted que hablar en lenguas beneficia en algo a la edificación de la iglesia, la cual tiene como finalidad ejecutar la administración de Dios? La respuesta a esta pregunta es un rotundo y definitivo no. El hablar en lenguas no ayuda en absoluto a la administración de Dios, y menos de la manera en que se practica actualmente. Por el contrario, en cada caso, perjudica a la iglesia, derrumba la administración de Dios y derroca el gobierno divino.


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