Información del libro

Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 45 de 97 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EFESIOS

MENSAJE CUARENTA Y CINCO

EL CRECIMIENTO DE LOS MIEMBROS
PARA LA EDIFICACION DEL CUERPO

En este mensaje llegamos a 4:15 y 16. El versículo 15 dice: “Sino que asidos a la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la Cabeza, Cristo”. El hecho de que Pablo comience este versículo con la palabra “sino” indica que la verdad del versículo 15 está en contraste con las artimañas de los hombres, la astucia y el sistema de error del versículo 14. Ser llevados por los vientos de enseñanza en las artimañas de los hombres con miras a un sistema de error es no asirse a la verdad.

I. ASIDOS A LA VERDAD EN AMOR

Existen discrepancias entre los traductores de la Biblia con respecto a la traducción de la palabra griega que nosotros tradujimos: “asidos”. Algunos prefieren usar “Hablando”, y consideran que la verdad que se menciona en el versículo 15 es lo opuesto a la mentira. Por consiguiente, para ellos, hablar la verdad es lo contrario de mentir. Yo no diría que este entendimiento sea incorrecto, pero si examinamos este versículo de acuerdo a su contexto, veremos que su significado espiritual comprende mucho más que el simple hecho de hablar la verdad en lugar de mentir.

A. La verdad

La palabra “verdad” denota lo que es verdadero. Según el contexto, se refiere a Cristo y Su Cuerpo. Ambos son entidades verdaderas. A ellas debemos asirnos en amor para poder crecer en Cristo.

Asirse a la verdad en amor es manejar la verdad en amor. La palabra verdad del versículo 15 denota aquello que es real. En el universo, lo único real, lo único verdadero, es Cristo y la iglesia, y la única manera de manejar esta verdad es hablar de ella. Esto significa que aunque evitemos la mentira, no necesariamente hablamos la verdad. Por ejemplo, es posible que algunos reportajes periodísticos no publiquen mentiras, pero tampoco son la verdad, la realidad; ellos más bien son vanidad. Todo lo que no sea Cristo y la iglesia es vanidad, es mentira. Si yo no tengo a Cristo, mi mismo ser es vanidad. Una persona puede ser muy rica y poseer abundantes bienes materiales, pero si no tiene a Cristo, todas esas riquezas no son más que vanidad. El libro de Eclesiastés declara que todo es vanidad (1:2). Fuera de Cristo y la iglesia, nada es verdad, nada es real. Para los que aman al Señor Jesús y se entregan a la vida de iglesia, la única realidad del universo es Cristo y la iglesia. Es posible que día tras días hablemos de muchas cosas, pero si no hablamos de Cristo y la iglesia, lo que estamos manejando es vanidad; no estamos tocando la verdad.

En lugar de dejarnos zarandear por todo viento de enseñanza, debemos tocar la verdad y abrazarla. Supongamos que alguien viene a promover una doctrina en particular, como por ejemplo la doctrina del lavamiento de los pies. Por muy cierta que sea esta doctrina, nos puede distraer de Cristo y de la vida de iglesia. Así que, algo tan bíblico como el lavamiento de los pies puede convertirse en una falsedad, en vanidad. Conozco a un hermano que fue distraído por eso y finalmente se volvió disidente. Esto indica que es posible hablar de doctrinas bíblicas sin tocar la verdad.

El capítulo cuatro de Efesios trata de la verdad. Primeramente define la verdad en cuanto a la unidad en dos aspectos: la unidad del Espíritu y la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios. Si deseamos sinceramente tocar la verdad y hablar de ella, debemos prestar atención a la unidad del Espíritu y a la unidad de la fe y del pleno conocimiento del Hijo de Dios. Además, debemos centrar nuestra atención en Cristo, quien es el centro de la economía neotestamentaria de Dios. Esta economía hoy gira en torno a Cristo y Su Cuerpo. Sin embargo, muchos cristianos no le dan importancia ni a la Cabeza ni al Cuerpo; más bien, están interesados en enseñanzas secundarias. Pasar por alto al Cristo que es la Cabeza y a la iglesia que es el Cuerpo, y en su lugar hablar de asuntos secundarios, equivale a no tocar la verdad. Esto no es hablar de la verdad, sino hablar de vanidad.

Asirse a la verdad en amor significa tocar y abrazar a Cristo y la iglesia y sólo hablar de ello. Es posible que otros enseñen de manera diferente, dando énfasis a doctrinas y opiniones que distraen de Cristo y la iglesia, pero nosotros no debemos hablar así. Más bien, debemos hablar de aquellas cosas que nos pongan en contacto con Cristo y que nos edifiquen como Cuerpo de Cristo. Hablar así es tocar la verdad.

Según el versículo 14, los niños son sacudidos por las olas y zarandeados por los vientos de enseñanza. Indudablemente estas olas y estos vientos se refieren a las diferentes enseñanzas y prácticas. Aunque estas enseñanzas puedan ser bíblicas o fundamentales, no ministran Cristo a las personas, y su efecto es que nos distraen de Cristo y la iglesia. Tal vez otros sean sacudidos o zarandeados por tales enseñanzas, pero nosotros debemos asirnos a la verdad en amor, es decir, debemos asirnos a Cristo y la iglesia. Esto es lo que hablamos y ésta es nuestra comunión. De hecho, también debería ser el punto central de nuestra oración.


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