Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 51 de 62 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE CINCUENTA Y UNO

SER HALLADOS EN CRISTO
TENIENDO LA JUSTICIA DE DIOS
POR MEDIO DE LA FE

Lectura bíblica: Fil. 3:7-9; Gá. 2:19-20

Filipenses 3:9 dice: “Y ser hallado en El, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por medio de la fe en Cristo, la justicia procedente de Dios basada en la fe”. Este versículo muestra que la justicia de Pablo estaba íntimamente relacionada con la ley. Si queremos ser hallados en Cristo, hay un requisito que debemos cumplir: no tener nuestra propia justicia que es por la ley, sino la que es por medio de la fe en Cristo, es decir, la justicia procedente de Dios basada en la fe. Por lo tanto, el título de este mensaje es: “Ser hallados en Cristo teniendo la justicia de Dios por medio de la fe”. Podemos ser hallados en Cristo cuando tenemos la justicia de Dios, y esta justicia es por medio de la fe de Cristo.

LA EXCELENCIA DEL CONOCIMIENTO DE CRISTO

En Filipenses 3:8 Pablo habla de “la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús”. Esta expresión ciertamente no se refiere al conocimiento que Cristo tiene, sino a nuestro conocimiento de El, es decir, al conocimiento que nos permite conocer lo maravilloso que Cristo es. Dicho conocimiento tiene su excelencia.

Pablo obtuvo la excelencia del conocimiento de Cristo por revelación. Mientras estuvo en el judaísmo, él se hallaba bajo la ley. La ley ocupaba su visión y sus pensamientos. El buscaba el conocimiento de la ley con toda sinceridad. Para él, dicho conocimiento era tan excelente, que estaba dispuesto a sacrificarlo todo para obtenerlo. Sin embargo, un día, mientras iba camino a Damasco, el Señor le abrió los ojos para que viera la economía de Dios con respecto a Cristo. Desde aquel momento, Pablo se volvió de la excelencia del conocimiento de la ley, a la excelencia del conocimiento de Cristo.

Las epístolas de Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses revelan que Cristo no solamente lo es todo, sino que también lo abarca todo. Cristo es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad. Como tal, Sus dimensiones son inmensurables. ¿Quién puede medir Su altura o Su profundidad? Pedro recibió la revelación de que Cristo era el Hijo del Dios viviente que edifica la iglesia, pero no tuvo una visión tan clara de Cristo como la de Pablo. La revelación que Pablo recibió, resultó en el excelente conocimiento de lo vasto que Cristo es.

Pablo estaba dispuesto a perderlo todo y a estimar todas las cosas como basura por la excelencia de este conocimiento. Una vez que él recibió la revelación acerca de Cristo, todo lo demás llegó a ser basura, desperdicios y escoria para él. Espontáneamente, él comprendió que no sólo la religión era basura, comida de perros, sino también la cultura. ¿Por qué Pablo estimaba todas las cosas como pérdida? Por causa de la excelencia del conocimiento del Cristo, quien lo es todo y lo abarca todo. Asimismo, él estuvo dispuesto a estimar todas las cosas como pérdida para ganar a Cristo.

GANAR A CRISTO Y SER HALLADOS EN EL

El hecho de que hayamos recibido la revelación de Cristo, no implica que ya lo hayamos obtenido. De hecho, después de que Pablo recibió la revelación de Cristo, aún necesitaba proseguir para ganarlo. De la misma manera, es posible que nosotros poseamos la excelencia del conocimiento de Cristo, pero no poseamos a Cristo en nuestra experiencia. Por consiguiente, debemos buscar a Cristo a fin de ganarlo, tal como lo hizo Pablo.

Al final del versículo 8 Pablo habla de ganar a Cristo, y en el versículo 9, expresa el deseo de ser hallado en El. Estos son dos aspectos de una misma experiencia. Pablo deseaba ganar a Cristo y ser hallado en El. Una cosa es tener la excelencia del conocimiento de Cristo, y otra es ganarlo y ser hallado en El. Es posible recibir la revelación de que Cristo lo es todo y lo abarca todo, y aun así, ser hallados en la ética, en la cultura o en nuestra buena conducta, en vez de ser hallados en Cristo. Si alguien va a visitarlo a su casa, ¿lo hallará en Cristo? Quizás usted declare: “¡Aleluya, estoy en Cristo! He sido trasladado de Adán a Cristo”. Sin embargo, esta puede ser una simple declaración, y no la realidad de su experiencia.

En 2:14 Pablo declara: “Haced todo sin murmuraciones y argumentos”. Tal vez seamos hallados en murmuraciones y argumentos en vez de ser hallados en Cristo. Por ejemplo, supongamos que una esposa murmura de su marido y que éste reacciona con argumentos. En tal caso, ni la esposa ni el marido son hallados en Cristo.

Hemos dicho en repetidas ocasiones que Cristo es contrario a la religión, a la cultura y a la filosofía. No obstante, la mayor parte del tiempo somos hallados en nuestra propia cultura, en la religión que nosotros mismos nos imponemos y en la filosofía creada por nosotros mismos. Puede ser que establezcamos ciertas normas para nuestra vida matrimonial o para nuestra vida de iglesia, y que, debido a ello, no seamos hallados en Cristo, sino en dichas normas. Las normas que establecemos pueden ser el origen de nuestras murmuraciones, argumentos y críticas; incluso podemos usarlas como una regla para medir a los demás. ¡Oh, es crucial que una vez que tengamos la excelencia del conocimiento de Cristo, procuremos ganar a Cristo y ser hallados en El!


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