Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 41 de 62 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE CUARENTA Y UNO

CRISTO HACE SU HOGAR EN NOSOTROS
CUANDO SU PALABRA MORA EN NOSOTROS

Lectura bíblica: Ef. 3:8, 16-17a, 19b; 6:17b-18a; Col. 3:16; Fil. 2:16a; Jn. 14:23; 15:4, 7

Podemos comparar los versículos que aparecen en el encabezado de este mensaje con las piezas de un rompecabezas. Cuando juntamos las piezas vemos un cuadro completo.

En Efesios 3:8 Pablo habla de las inescrutables riquezas de Cristo. Las inescrutables riquezas de Cristo son la plenitud de la Deidad (Col. 2:9). ¡Cuán extensas y universales deben ser estas riquezas! La plenitud de la Deidad ha venido a ser las inescrutables riquezas de Cristo.

Efesios 3:8 y 16-17a enseñan que, a fin de que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones, Sus inescrutables riquezas deben ocupar todo nuestro ser. Deben llenar nuestro corazón, el cual incluye la mente, la parte emotiva, la voluntad y la conciencia. Además, si Cristo ocupa y posee nuestro corazón, indudablemente seremos uno con El en el espíritu. De esta manera, Cristo poseerá todo nuestro ser y seremos uno con El.

Hemos dicho que la plenitud de Dios son las riquezas de Cristo y que éstas deben poseer nuestro ser. Sin embargo, es posible que esta palabra sólo sea una simple doctrina para nosotros. Por tanto, debemos proseguir y preguntarnos cómo las riquezas de Cristo pueden llenarnos de manera práctica. La plenitud de la Deidad y las riquezas de Cristo son hechas reales a nosotros por el Espíritu y en el Espíritu. Además, el Espíritu se halla corporificado en la Palabra. Por una parte, en Efesios 3:8 y 17, Pablo habla de las riquezas de Cristo y de que Cristo está haciendo Su hogar en nuestros corazones; por otra parte, en Colosenses 3:16, él nos exhorta a que permitamos que la palabra de Cristo more ricamente en nosotros. La expresión “ricamente” corresponde a “riquezas”, y el término “more” se relaciona con “haga Su hogar”. Cristo desea hacer Su hogar en nuestros corazones con todas Sus inescrutables riquezas. Colosenses 3:16 se refiere a dichas riquezas, así como al hecho de que la palabra de Cristo more en nosotros.

Además, Efesios 3:19 indica que si Cristo hace su hogar en nuestros corazones, seremos llenos hasta la plenitud de Dios. Note que empezamos hablando acerca de la plenitud de la Deidad, y que ahora regresamos a este mismo tema. La plenitud de Dios, la cual existía desde la eternidad, llegó a ser las inescrutables riquezas de Cristo. Ahora, este Cristo con Sus inescrutables riquezas está haciendo Su hogar en nuestros corazones, a fin de llenarnos hasta la medida de toda la plenitud de la Deidad. Por consiguiente, aquí vemos un ciclo completo, que empieza con la plenitud de la Deidad y luego regresa a la misma. ¡Alabamos al Señor porque mediante el Espíritu y la Palabra podemos disfrutar las inescrutables riquezas de Cristo y ser llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios!

LA PALABRA Y EL ESPIRITU

En cuanto al Espíritu, existen dos posiciones extremas: la que sostienen los cristianos fundamentalistas y la que adoptan los pentecostales. Algunos creyentes, por temor a experimentar el Espíritu, se preocupan principalmente por conocer la doctrina bíblica. Sin embargo, la doctrina bíblica sin el Espíritu es como un cuerpo sin vida. Hemos visto que el Espíritu está corporificado en la Palabra; por ende, podríamos decir que la Palabra es el cuerpo del Espíritu. Como ya dijimos, separar al Espíritu de la Palabra es como tener un cuerpo sin vida. El Espíritu es el contenido vital de la Biblia. Sin el Espíritu, la Biblia no sería sino simples letras muertas. Sin embargo, los cristianos fundamentalistas temen cuando escuchan acerca de tener experiencias de Cristo, del Espíritu, y de la vida interior. Por consiguiente, ellos representan un extremo.

Los pentecostales representan el otro extremo. Ellos no se preocupan por la Palabra, sino que ponen un énfasis anormal y desequilibrado en el Espíritu.

La economía de Dios evita ambos extremos. En la economía divina, el Espíritu es la forma consumada en la que el Dios Triuno llega al hombre. Como ya hemos dicho, cuando el Espíritu viene a nosotros, es el Dios Triuno quien viene. Además, juntamente con el Espíritu, Dios nos da la Palabra. Por un lado, tenemos al Espíritu, el cual hace posible que el Dios Triuno llegue a nosotros; por otro, tenemos la Palabra, la cual es la corporificación del Espíritu. Jamás debemos separar la Palabra y el Espíritu. Tal como nuestra vida y nuestro cuerpo físico son una sola entidad, un solo organismo viviente y completo, el Espíritu y la Palabra también son uno solo. Los seres humanos necesitamos un cuerpo visible y tangible, así como una vida invisible e intangible. De igual manera, los creyentes necesitamos tanto la Palabra como el Espíritu. Además, tal como la vida invisible en nosotros vigoriza y activa nuestro cuerpo, así también el Espíritu hace que la Palabra cobre vida.

El Dios Triuno, quien es el Espíritu que lo incluye todo, ya está con nosotros. No es necesario que ayunemos ni oremos para recibir el Espíritu; simplemente lo podemos recibir invocando el nombre del Señor Jesús. Por experiencia sabemos que cada vez que invocamos al Señor, diciendo: “Oh Señor Jesús”, tocamos el Espíritu (1 Co. 12:3). Así, el Espíritu nos trae a la Palabra. Muchos de nosotros podemos testificar que cuando invocamos el nombre del Señor Jesús con fe y amor, obtenemos el Espíritu, y somos conducidos automáticamente a la Palabra. Esto indica que el Espíritu y la Palabra son uno. La economía de Dios depende tanto de la Palabra como del Espíritu. Debemos tener los dos y jamás separarlos. Necesitamos de la Palabra como el cuerpo y del Espíritu como la vida.

Si permitimos que Cristo ocupe nuestro ser y haga Su hogar en nosotros, seremos llenos de la palabra de Cristo. En Juan 14:23 el Señor declara: “El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Aquí podemos ver la relación que existe entre la palabra del Señor y la promesa de que el Padre y el Hijo vendrán a nosotros para hacer morada con nosotros. Resulta difícil determinar exactamente para quién es esta morada, si es para el Padre, para el Hijo o para nosotros. En realidad, se trata de una condición en la cual moramos el uno en el otro. Por una parte, el Señor nos hace Su morada; por otra, El es nuestra morada. Este hecho lo comprueban las palabras del Señor en Juan 15:4, que dicen: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros”. Esto se refiere a una acción recíproca de permanecer el uno en el otro y de morar el uno en el otro. Sin lugar a dudas, el capítulo quince de Juan es la continuación del capítulo catorce. En el capítulo catorce vemos el morar del uno en el otro, y en el capítulo quince, el permanecer del uno en el otro. Ya que existe una morada tanto para el Señor como para nosotros, ahora podemos permanecer en El y El en nosotros.

Según Juan 15:4 y 7, el hecho de que la palabra del Señor more en nosotros significa que el Señor mismo mora en nuestro ser. El versículo 4 dice: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros”. Luego, en el versículo 7, el Señor añade: “Si permanecéis en Mí y Mis palabras permanecen en vosotros...” Estos versículos indican que las palabras del Señor equivalen al Señor mismo. Si Cristo ha de permanecer en nosotros de forma práctica, Sus palabras deben permanecer en nosotros. No podemos tener a Cristo en nosotros de una forma práctica si no tenemos Sus palabras.

¡Alabamos al Señor porque tenemos a Cristo, el Espíritu y la Palabra! Por ser Dios, Cristo es real; por ser el Espíritu, El es viviente, y por ser la Palabra, El es muy accesible. Ninguno de nosotros puede negar que, como creyentes de Cristo, tenemos el Espíritu y la Palabra. ¡Cuán maravilloso es el hecho que el Espíritu y la Palabra sean uno!


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top