Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 167 de 185 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO SESENTA Y SIETE

EL INCIENSO
(1)

Lectura bíblica: Ex. 30:34-38

El final de la sección sobre la revelación del tabernáculo describe dos cosas: el aceite de unción y el incienso. Creo que en los mensajes anteriores, abarcamos exhaustivamente el asunto del aceite de unción. Hemos visto que este aceite constituye una tipología fina y todo-inclusiva de Cristo, el Espíritu todo-inclusivo y vivificante. Como Espíritu vivificante, Cristo no viene solamente a nosotros por parte de Dios, sino que El es también el Dios que viene a nosotros. Su venida no procede solamente de Dios sino que acompaña también a Dios porque Cristo viene como Dios. Finalmente Aquel que viene ha pasado por la muerte y la resurrección y se ha hecho el Espíritu todo-inclusivo y vivificante. En este universo existe un tráfico divino que se mueve en dos direcciones. La primera dirección de este tráfico divino es la venida de Dios a nosotros en Cristo. El incienso nos da la segunda dirección de este tráfico divino: Cristo va de nosotros a Dios. Por consiguiente, el aceite de unción es Cristo como Dios que viene a nosotros de parte de Dios y el incienso es Cristo que va de nosotros a Dios. Es importante que veamos este tráfico de doble sentido.

Este tráfico tiene mucho que ver con nuestra experiencia espiritual. ¿Sabe usted qué es nuestra experiencia cristiana? Es Dios que viene a nosotros en Cristo y es nuestra partida a Dios en Cristo y con Cristo. La venida de Dios a nosotros es un asunto de unción, y nuestra partida a Dios es un asunto de oración. Este tráfico divino es la experiencia cristiana adecuada. Nuestra partida a Dios en Cristo requiere particularmente experiencia.

TRES ESPECIAS AROMATICAS

Sin experiencia espiritual adecuada, no podemos entender la tipología del incienso ni interpretarla. En realidad, esta tipología es muy extraña, aun más que el aceite de unción. El incienso es extraño porque sus tres especias: estacte, uña aromática y gálbano, son raras. Incluso estas palabras no son comunes. Son palabras peculiares usadas para referirse a cosas inhabituales.

Hace más de veinte años, pasé mucho tiempo estudiando el incienso y sus ingredientes. Luego di mensajes sobre el incienso en dos ocasiones por lo menos. Algunos de estos mensajes fueron publicados en el libro “Cómo reunirse”. Leamos Exodo 30:34 “dijo además Jehová a Moisés: toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso”. En este versículo, el Señor se refiere a las especias aromáticas en dos ocasiones. El estacte, el primero de estas especias, es una resina usada como mirra pura, una mirra comestible. Hace años leí que esta clase de mirra puede ser usada como expectorante. Puede curar particularmente la garganta y reducir el exceso de saliva. Es una medicina . Las dos otras especias, la uña aromática y el gálbano aromático no son comestibles. De hecho son venenosas. El gálbano tiene un olor muy desagradable y aún venenoso. No obstante, el Señor indica que se trata también de una especia aromática. Más adelante veremos cómo este elemento desagradable y venenoso puede ser aromático.

LA ORACION QUE ASCIENDE A DIOS

La mayoría de los cristianos, incluyendo a aquellos que llevan muchos años en el recobro del Señor, todavía no saben exactamente cómo orar de manera genuina. Es posible que no tengamos la experiencia de oración genuina. Le damos gracias al Señor porque a veces nuestra oración sí es genuina. No obstante, nuestras oraciones en general no han sido genuinas. Un porcentaje insignificante de nuestras oraciones ha sido genuino. En general, nuestras oraciones han sido naturales.

El Antiguo y el Nuevo Testamento enseñan que el incienso representa nuestra oración. En los Salmos, la oración de los santos es comparada al incienso que ofrecen a Dios y que sube a El (Sal. 141:2) En realidad, el incienso debe ascender en lugar de servir de ofrenda. A menudo hablamos de una oración ofrecida al Señor. Estrictamente hablando, esta interpretación no es bíblica. La Biblia enseña que la oración no es una ofrenda, sino un incienso que asciende a Dios.

Hemos visto que el tabernáculo incluye dos altares: el altar de bronce en el atrio y el altar de oro en el Lugar Santo. El altar de bronce servía para quemar ofrendas, sacrificios, sobre él se presentaban las ofrendas a Dios. Por supuesto, algo ascendía efectivamente a Dios al quemarse las ofrendas sobre el altar de bronce en el patio.

El altar de oro dentro del tabernáculo estaba cerca del arca en el Lugar Santísimo. No se presentaban ofrendas en este altar de incienso. No se podía presentar holocausto ni ninguna clase de ofrenda. Este altar servía solamente para quemar incienso a Dios. Por lo tanto, el incienso quemado en el altar de oro ascendía a Dios. Esta no es una ofrenda, sino algo que asciende. El incienso que asciende a Dios tipifica nuestra oración.


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