Información del libro

Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 60 de 69 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE SESENTA

DISFRUTAMOS DEL MANÁ ESCONDIDO
EN LA PRESENCIA DE DIOS

LA DISTANCIA ENTRE NOSOTROS Y EL SEÑOR

En este mensaje veremos algunos principios relacionados con el alimento espiritual. El alimento espiritual que comamos depende totalmente de la distancia que exista entre nosotros y el Señor. Esta distancia es la que determina cuánto alimento espiritual podemos comer. Si estamos lejos del Señor no podemos participar de ningún alimento espiritual. Mientras los hijos de Israel estuvieron en Egipto, ellos no comieron del maná porque éste era el alimento espiritual que Dios daría a Su pueblo en el desierto. Aquellos que estaban en el desierto, estaban más cerca de Dios que aquellos que aún permanecían en Egipto, pues, para ese tiempo, Dios ya no estaba en Egipto sino en el desierto. Así que, si alguien quería participar del alimento espiritual, es decir, del maná celestial, tenía que salir de Egipto e ir al desierto. En tanto que los israelitas permanecieran en Egipto, no tendrían alimento espiritual alguno. Aún más, si algún israelita estaba en el desierto, tenía que estar cerca del campamento de los hijos de Israel para poder participar del maná. Mientras estuviera lejos del campamento, le sería muy difícil disfrutar del maná celestial. De manera que todo aquel que quisiera comer del maná, tenía que acampar con los hijos de Israel. Esto nos muestra que la distancia que exista entre nosotros y el Señor es muy crucial en lo que se refiere a nuestro disfrute del alimento espiritual.

El maná descendía cerca del campamento, y sólo aquellos que habían salido de Egipto y estaban en el campamento del pueblo de Dios tenían el privilegio de disfrutarlo. Después de que los hijos de Israel hubieron disfrutado del maná, Dios les mandó que le presentaran como ofrenda un gomer de maná (Éx. 16:33). Dios les había enviado el maná a ellos, y ahora ellos tenían que ofrecerle a Dios una porción de ese maná. ¿Qué es el maná escondido? El maná escondido es simplemente la mejor porción del maná que Dios les había dado, la cual era ofrecida a Dios. Se trataba de una porción especial de maná. Una vez que el maná era presentado a Dios, dejaba de ser el maná visible, y venía a ser el maná escondido, pues, después de ser presentado a Dios, era colocado en la urna de oro y puesto dentro del Arca en el Lugar Santísimo, en lo más recóndito del tabernáculo. Inicialmente, el maná estaba al descubierto, al aire libre, es decir, estaba disponible para cualquiera. Pero después de que la mejor porción del maná era presentada a Dios y puesta dentro de la urna, quedaba escondida en la sección más recóndita del tabernáculo, el Lugar Santísimo, donde era colocada delante del testimonio de Dios. Así pues, entre los hijos de Israel se encontraba el tabernáculo; dentro del tabernáculo estaba el Lugar Santísimo; dentro del Lugar Santísimo estaba el Arca; dentro del Arca estaba la urna de oro; y dentro de esta urna estaba el maná escondido. Por consiguiente, el maná estaba totalmente escondido. De esta manera la mejor porción del maná llegó a estar escondida.

Supongamos que usted fuera un israelita que salió de Egipto y ahora se encuentra acampando entre el pueblo de Dios. Si bien usted tiene el privilegio de comer del maná visible, no tiene derecho a disfrutar del maná escondido. Debido a que usted se encuentra muy lejos de la cámara más secreta del tabernáculo, no tiene derecho a disfrutar del maná escondido. ¿Dónde se encuentra Dios? Él se encuentra en el Lugar Santísimo, en lo más recóndito del tabernáculo. Por supuesto, comparado con los egipcios y los demás pueblos que están en el desierto, usted se encuentra más cerca de Dios. Pero, si está fuera del atrio del tabernáculo, usted aún no está lo suficientemente cerca de Él. Aun si usted entra en el atrio, todavía no se encuentra en el Lugar Santo, mucho menos en el Lugar Santísimo. Ahora bien, si usted es un sacerdote, puede estar en el Lugar Santo y encontrarse más cerca de Dios que los levitas, quienes sirven en el atrio. No obstante, aunque usted ministre como sacerdote en el Lugar Santo, aún no se encuentra en el Lugar Santísimo. Por consiguiente, todavía existe cierta distancia entre usted y Dios. Si usted desea disfrutar del maná escondido, no debe haber distancias entre usted y Dios; cualquier distancia que haya entre usted y el Señor debe ser eliminada.

En este mensaje no tengo interés de explicar lo que significa el maná escondido, porque cuanto más explique al respecto más confundidos estarán. Más bien, quisiera hacerles esta pregunta: ¿qué tan cerca están ustedes del Señor? ¿Aún existe alguna distancia entre ustedes y Él? Si es así, tal vez puedan disfrutar del maná visible, pero no podrán comer del maná escondido. Si queremos participar del maná escondido, no debe haber ninguna distancia entre nosotros y el Señor. Este asunto de la distancia descubre nuestra verdadera condición. Tal vez no sepamos lo que significa el maná escondido, pero sí sabemos que tan lejos nos encontramos del Señor. ¿Dónde está usted? ¿Se encuentra en Egipto? ¿Se halla en el desierto o en las cercanías del tabernáculo? ¿Está en el atrio, en el Lugar Santo o en el Lugar Santísimo? Si son sinceros, algunos tendrían que reconocer que están en el “atrio” de la vida de iglesia. Aun en la vida de iglesia existen tres secciones: el atrio, el Lugar Santo y el Lugar Santísimo. Inclusive en el Lugar Santísimo existen pequeñas secciones. Si usted se encuentra en el atrio o en el Lugar Santo de la vida de iglesia, todavía no puede tener ningún contacto con el maná escondido. Sólo podrá comer de los sacrificios del altar o de los panes de la proposición que están sobre la mesa, pero aún no se encuentra donde está el maná escondido.

Después que los hijos de Israel entraron en la buena tierra, ellos comieron lo que la tierra producía. En el Antiguo Testamento se nos dice claramente que todos los hijos de Israel podían participar de los productos de la buena tierra cada vez que quisieran. Sin embargo, los que se encontraban fuera de los límites de la tierra no tenían derecho a disfrutar los productos de esta tierra. Así que nuevamente vemos el factor de la distancia. Cuando los hijos de Israel se reunían a comer durante las tres fiestas anuales, ellos no comían de los productos en general, sino de la porción especial de los productos que ellos habían apartado para dicha fiesta. En cualquier otra época del año, los israelitas podían disfrutar de la porción común; pero durante las fiestas, ellos disfrutaban de la porción especial, del diezmo más excelente, debido a que estaban más cerca de Dios. Esto se debía a que se hallaban congregados cerca de la morada de Dios, donde disfrutaban de la mejor porción de los productos de la buena tierra, la cual ellos habían ofrecido a Dios (Dt. 12:17-18; 14:22-23). Después vemos que tenían que dar otro diezmo de sus productos a los sacerdotes y levitas que servían en el atrio o en el Lugar Santo, quienes estaban aun más cerca de Dios que el resto del pueblo. Por consiguiente, cuanto más cerca un israelita estuviera de Dios, mejor era su disfrute del alimento espiritual. De acuerdo con Números 18:26-28, después que los sacerdotes y levitas recibían el diezmo, debían también ofrecer el diezmo del diezmo al Señor. Luego, la porción más excelente, que se ofrecía a Dios como ofrenda elevada, era dada al sumo sacerdote que ministraba a Dios en el Lugar Santísimo. Ya que él era la persona más cercana a Dios, tenía el derecho de disfrutar de la porción más excelente de los productos de la buena tierra.

De la misma manera, si nosotros queremos ser alimentados por Dios, debemos encontrarnos dentro del ámbito en el que Dios alimenta a su pueblo. De otro modo, no podremos disfrutar de ningún alimento espiritual. Sólo si permanecemos dentro de este ámbito, tendremos el privilegio de disfrutar el alimento espiritual. No obstante, si nos quedamos cerca de los límites de esta región, sólo tendremos acceso al alimento espiritual que es común a todos. Pero si acudimos al centro de dicha región, es decir, si nos acercamos a Dios mismo, ciertamente disfrutaremos de la mejor porción de este alimento espiritual. Si yo fuera un israelita que está en la buena tierra, tendría el derecho de disfrutar de la porción común de los productos de la buena tierra. Pero si buscando a Dios acudiera al templo durante las fiestas anuales, ciertamente estaría más cerca del Señor y tendría el privilegio de disfrutar de algo mejor tres veces al año. Ésta no sería una porción común, sino una porción especial de los productos de la tierra. Luego, si yo fuera un levita que ministra en el atrio o un sacerdote que sirve en el Lugar Santo, podría disfrutar la mejor porción de los productos de la tierra cada día. Finalmente, si yo fuera un sumo sacerdote que ministra en el presencia de Dios, muy cerca de Él, tendría el derecho de disfrutar una porción mucho mejor, la porción más excelsa, de los productos de la buena tierra. Por lo tanto, la porción del alimento espiritual que nos corresponda, depende de la distancia que exista entre nosotros y el Señor.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top