Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 18 de 62 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE DIECIOCHO

ESTIMAR TODAS LAS COSAS COMO
PERDIDA POR AMOR DE CRISTO

Lectura bíblica: Fil. 3:7-8

Leamos Filipenses 3:7-8: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura para ganar a Cristo”. Estos dos versículos nos llevan al corazón mismo de esta epístola. Es aquí donde empezamos a experimentar a Cristo.

En el versículo 7, Pablo dijo: “Cuantas cosas eran para mí ganancia”. Estas se refieren a las cosas mencionadas en los versículos 5 y 6. Por amor de Cristo, Pablo consideraba estas cosas como pérdida. Las cosas que antes consideraba ganancia, él las estimaba en conjunto como pérdida, ya que todas ellas conducían a lo mismo, a saber, la pérdida de Cristo. Esto lo indica la expresión “por amor de Cristo”. Todas las cosas que para Pablo anteriormente fueron ganancia, ahora le estorbaban y obstaculizaban su participación y disfrute de Cristo. Así que, por amor de Cristo toda aquella ganancia era ahora pérdida para él.

En el versículo 7, Pablo habla específicamente de las cosas religiosas, mientras que en el versículo 8, exclama: “Aun estimo todas las cosas como pérdida”. Por causa de Cristo, el apóstol consideraba como pérdida no sólo las cosas de su antigua religión, sino prácticamente todas las cosas. En este mensaje, siento la carga de aclarar cuáles son estas cosas.

LA RELIGION, LA FILOSOFIA Y LA CULTURA

En el pasado a muchos se nos enseñó que las cosas mencionadas en el versículo 8 se referían a cosas mundanas y materiales. Esto en parte es correcto. Sin embargo, interpretar las palabras de Pablo de esa manera no es muy exacto, pues de acuerdo con los versículos 5 y 6, podemos ver claramente que él no se refirió sólo a las cosas materiales. Es verdad que las cosas materiales y mundanas mantienen a la gente ocupada, impidiéndoles experimentar a Cristo. Sin embargo, Pablo se dio cuenta de que en realidad son las cosas religiosas, filosóficas y culturales las que verdaderamente estorban a la gente y le impide experimentar a Cristo. Por lo general, las personas intelectuales y filosóficas no se preocupan por las cosas materiales. Por el contrario, aquellos que no son intelectuales ni filosóficos son los que comúnmente son atraídos por los bienes materiales. Quienes tienen tendencias filosóficas se interesan más por la religión, la cultura y la filosofía. Si usted predica el evangelio, no tardará en darse cuenta de que la religión, la filosofía y la cultura son grandes fortalezas que se oponen al evangelio.

Antes de su conversión Pablo no sentía ningún apego a los bienes materiales. El había consagrado todo su ser a la religión, la filosofía y la cultura judías. Se había entregado por completo al judaísmo con todo lo que ésto implicaba. Aparentemente, los judíos le dan mucha importancia a su religión, pero en realidad prestan mucho más atención a su cultura y a su filosofía. Por supuesto, lo mismo sucede con todas las personas, sin importar cuál sea su raza, cultura o nacionalidad. Por ejemplo, los musulmanes se encuentran completamente ocupados con sus propios conceptos, lógica, filosofía y cultura.

Repasemos las cosas que Pablo mencionó en los versículos 5 y 6. El había sido circuncidado al octavo día, era del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, era hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, había llegado a ser irreprensible. Todo ello estaba relacionado con la religión, la filosofía y la cultura. Esto demuestra claramente que, mientras Pablo escribía estos versículos, no tenía en mente las cosas materiales, sino las cosas religiosas, filosóficas y culturales. Cuando la epístola de Filipenses fue escrita, la mayoría de los ciudadanos del Imperio Romano le daban mucha importancia a la religión, a la filosofía o a la política. De hecho, los tres principales elementos de la cultura occidental, tanto de hoy como de aquél entonces, son: la religión judía, la filosofía griega y la política romana.


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