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Estudio-vida de Romanospor Witness Lee

ISBN: 0-7363-2929-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 52 de 69 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE ROMANOS

MENSAJE CINCUENTA Y DOS

LA DESIGNACIÓN

Al leer el libro de Romanos, podríamos prestar atención principalmente a la condenación, la justificación, la santificación y la glorificación y al mismo tiempo pasar por alto otros temas, tales como la filiación, la transformación, la conformación y la vida del Cuerpo. El pensamiento central de Romanos no es la condenación ni la justificación; ni aun es la santificación ni la glorificación. En Romanos 1:1 y 3 Pablo dice que él fue apartado para el evangelio de Dios, el cual trata del Hijo de Dios; esto indica que el concepto central del evangelio de Dios está relacionado con el Hijo de Dios. El propósito de Dios es introducir muchos hijos en la gloria.

DIOS DESEA OBTENER MUCHOS HIJOS

De acuerdo con la Biblia, el significado espiritual de la filiación es que un hijo es la expresión del padre que lo engendró. El deseo de Dios consiste en producir muchos hijos, porque Su intención es obtener una expresión corporativa de Sí mismo. Él no desea simplemente obtener una expresión individual en la persona de Su Hijo unigénito, sino el Cuerpo, una expresión corporativa compuesta por Sus muchos hijos. Juan 1:18 dice: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”. Aunque la expresión que Dios tiene en el Hijo unigénito es maravillosa, Dios aún desea expresarse en muchos hijos. Su propósito es hacer que el Hijo unigénito sea el Primogénito entre muchos hermanos. Antes de la resurrección de Cristo, Dios tenía un solo Hijo; en otras palabras, Él tenía una sola expresión individual. Pero por medio de la resurrección de Cristo, ahora Él tiene una multitud de hijos, es decir, una expresión corporativa.

A muchos de nosotros se nos enseñó que nosotros éramos pecadores, que Dios nos amaba y que envió a Su Hijo a morir en la cruz para redimirnos. Además, se nos dijo que por ser cristianos, debíamos vivir para la gloria de Dios y procurar tener comunión con Él. También nos enseñaron que finalmente seríamos llevados al cielo. Muy pocos creyentes hemos oído que la meta de Dios es producir muchos hijos para Su expresión corporativa. Por la eternidad, Dios será expresado por medio del Cuerpo, una entidad corporativa compuesta de Sus muchos hijos glorificados. Éste es Su propósito.

CRISTO COMO MODELO Y PATRÓN

El evangelio de Dios, según el libro de Romanos, es un evangelio de filiación cuyo objetivo principal es producir muchos hijos conformados a la imagen del Hijo de Dios (8:29). El Hijo unigénito de Dios es el modelo según el cual se producen los muchos hijos de Dios. Romanos 1:3-4 describe este modelo, mientras que Romanos 8 revela la producción en serie de dicho modelo. Finalmente el Hijo unigénito, el modelo, llegará a ser el Primogénito entre muchos hermanos, quienes son la producción en serie del modelo.

Cristo, el modelo, tiene dos naturalezas: una que es conforme a la carne y otra que es conforme al Espíritu de santidad. En el versículo 4 santidad se refiere a la esencia o sustancia de Dios. Antes de encarnarse, Cristo no tenía humanidad, es decir, la naturaleza según la carne; sin embargo, por medio de la encarnación, Él se vistió de la naturaleza humana. No obstante, cuando se vistió de la naturaleza humana no perdió Su naturaleza divina. Así que, cuando Él estuvo en la tierra, era un verdadero misterio. Conforme a Su apariencia externa, era íntegramente un ser humano. Sin embargo, mucho de lo que Él dijo e hizo fue extraordinario, pues realizó lo que ningún ser humano podría hacer ni decir. Por ejemplo, en el Evangelio de Juan el Señor dijo que Él era la vida y la verdad (14:6). También dijo: “Yo soy la luz” (8:12) y “Yo soy el pan de vida” (6:35). Además, dijo que el que no creyera en Él, no tendría vida eterna (3:36). Ningún filósofo se atrevería a hacer tal declaración. Debido a que Cristo es divino y humano, cuando Él estaba en la tierra la gente se preguntaba acerca de Su identidad. Conocían a Su familia, pero no podían explicarse cómo Él podía hacer ciertas cosas (Mt. 13:54-56). Su perplejidad se debía a que el Hijo de Dios se había vestido de humanidad.

Aquellos que crucificaron a Cristo no comprendieron que la crucifixión le proporcionó la mejor manera de ser designado y de ser glorificado. Podemos usar el ejemplo de una semilla de clavel para demostrar esto. Si la semilla llega a su fin al ser enterrada, gradualmente retoñará, crecerá y florecerá. Asimismo Cristo, mediante Su muerte y resurrección, “floreció” como Hijo de Dios. Satanás pensaba que la crucifixión sería el fin de Cristo, pero el Señor Jesús sabía que en realidad esto era el comienzo y que ello lo conduciría a ser designado Hijo de Dios según el Espíritu de santidad y por la resurrección de entre los muertos. Sin muerte no podría haber resurrección. ¡Aleluya que en resurrección Cristo fue designado el Hijo de Dios con poder!

Cristo, el Hijo de Dios designado, todavía tiene dos naturalezas: la divina y la humana. Pero la humanidad que Él tiene ahora no es natural, sino que ha sido elevada en resurrección. Aun Su carne misma ha sido designada el Hijo de Dios; Él ha sido designado el Hijo de Dios con ambas naturalezas: la divina y la humana. Como esta persona tan maravillosa, Él ha llegado a ser el modelo, el patrón, según el cual se conforman todos aquellos que están siendo designados hijos de Dios, pues un hijo de Dios debe tener tanto la naturaleza divina como la naturaleza humana resucitada, glorificada y elevada.


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