Información del libro

Estudio-vida de Hebreospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3845-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 51 de 69 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE HEBREOS

MENSAJE CINCUENTA Y UNO

LA DISCIPLINA TIENE COMO FIN LA SANTIDAD

I. DIOS DESEABA QUE LOS CREYENTES HEBREOS FUERAN SANTOS, APARTADOS
ABSOLUTAMENTE PARA ÉL

En este mensaje hablaremos acerca de la disciplina que tiene como fin la santidad (12:5-14). Uno de los conceptos básicos de este libro es que Dios deseaba que los creyentes hebreos fueran santos, es decir, apartados absolutamente para Él, y que en vez de seguir siendo personas comunes en el judaísmo (v. 14; 3:1), entraran al Lugar Santísimo (10:19, 22). La verdadera santidad consiste en entrar al Lugar Santísimo. Una vez que hayamos entrado al Lugar Santísimo, habremos alcanzado el máximo nivel de santidad. No existe otro lugar donde podamos ser más santos que en el Lugar Santísimo.

Entrar al Lugar Santísimo no simplemente significa entrar en la gloria shekiná. Aun esto es en cierto modo externo y superficial. Aunque podamos estar en la gloria shekiná en el Lugar Santísimo, todavía nos falta experimentar lo que está dentro del Arca del Testimonio. En el interior del Arca había algo que estaba oculto: el maná que se hallaba dentro de la urna de oro. Junto al maná escondido estaban las tablas de la ley, que representan la cumbre de nuestra experiencia en Cristo. Así que, ser santos significa haber llegado a la cumbre de nuestra experiencia en Cristo, a saber, experimentar la ley de vida. Nada puede hacernos más santos de forma subjetiva que la ley de vida, ya que ella forja en nuestro ser la naturaleza santa de Dios, que es la verdadera santidad. La naturaleza divina es, pues, la sustancia de la santidad, y lo único que es capaz de forjar la naturaleza santa de Dios en nuestro interior es la ley de vida. Es sólo cuando experimentamos la ley de vida que podemos ser verdaderamente santos.

La meta del libro de Hebreos es conducirnos al Lugar Santísimo, con el fin de que podamos experimentar el contenido del Arca del Testimonio. Como hemos visto, dentro del Arca del Testimonio había tres elementos: el maná escondido, la vara que reverdeció y la ley de vida. Tanto el maná escondido como la vara que reverdeció tienen como objetivo proporcionarnos deleite y determinado privilegio, pero la ley de vida es el medio por el cual Dios puede operar en nosotros. Es por medio de esta ley que Él se forja en nuestro ser. Por lo tanto, si deseamos ser absolutamente santos, es preciso que experimentemos la ley de vida, mediante la cual Dios se forja en nosotros para ser nuestra verdadera santidad.

II. LA PERSECUCIÓN QUE SUFRÍAN
LOS CREYENTES HEBREOS ERA UNA DISCIPLINA

Hebreos 12:7, refiriéndose a la persecución que experimentaban los creyentes hebreos, dice: “Es para vuestra disciplina que soportáis”. Desde el punto de vista de Dios, la persecución que los creyentes hebreos sufrieron de parte del judaísmo fue una disciplina, un castigo. Ellos estaban siendo disciplinados para que se apartaran de las cosas comunes y participaran de la santidad de Dios.

III. LA DISCIPLINA ES LA MANERA EN
QUE EL PADRE CORRIGE A SUS HIJOS A FIN DE
QUE ELLOS PARTICIPEN DE SU NATURALEZA SANTA

El versículo 10 dice: “Porque ellos, por pocos días nos disciplinaban como les parecía, pero Él para lo que es provechoso, para que participemos de Su santidad”. La disciplina es la manera en que el Padre corrige a Sus hijos para que ellos puedan participar de Su naturaleza santa. La disciplina de Dios, que es Su trato disciplinario para con nosotros nos encamina nuevamente en Su propósito, el cual consiste en que abandonemos todo lo que nos distrae del Lugar Santísimo, y que entremos en él, donde podemos obtener la verdadera santidad. Lamentablemente, al igual que los creyentes hebreos de aquella época, muchos de nosotros no estamos dispuestos a cooperar con Dios en este aspecto. Es por eso que Él, en Su soberanía, nos disciplina para que regresemos a Su propósito.

Como hemos visto, la santidad es la naturaleza de Dios. Participar de la santidad de Dios es participar de Su naturaleza santa. La permanencia de los creyentes hebreos en el judaísmo era algo común e impío. Ellos necesitaban ser santificados para el nuevo pacto de Dios a fin de poder participar de la naturaleza santa de Dios. La razón por la cual sobrevino la persecución fue disciplinarlos, a fin de que fueran santificados o separados de lo común.

En el versículo 9 Dios es llamado el Padre de los espíritus. Esta expresión está en contraste con la frase padres carnales. En la regeneración nacimos de Dios (Jn. 1:13) en nuestro espíritu (Jn. 3:6). Por consiguiente, Dios es el Padre de los espíritus (nuestros). Debido a que los creyentes hebreos estaban vagando en su mente en vez de seguir al Señor en su espíritu, el Padre de los espíritus usó la persecución de parte del judaísmo para obligarlos a volverse de su mente a su espíritu (4:12), y así ellos pudiesen participar de Su naturaleza santa.


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