Información del libro

Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 44 de 79 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE CUARENTA Y CUATRO

EL SALVADOR-HOMBRE SE ENTREGA
A LA MUERTE PARA EFECTUAR LA REDENCION

(1)

Lectura bíblica: Lc. 19:28-48

En los mensajes anteriores abarcamos las primeras tres secciones del Evangelio de Lucas: la introducción (1:1-4); el Salvador-Hombre se prepara en Su humanidad y con Su divinidad (1:5—4:13); el Salvador-Hombre lleva a cabo Su ministerio en Sus virtudes humanas junto con Sus atributos divinos (4:14—19:27) estando en Galilea (4:14—9:50) y en camino de Galilea a Jerusalén (9:51—19:27). Llegamos a la cuarta sección de este evangelio: el Salvador-Hombre se entrega a la muerte para efectuar la redención (19:28—22:46). Después de que el Señor finalizó Su ministerio en 19:27, le llegó el momento de ir a Jerusalén a fin de entregarse a la muerte que Dios ordenó para cumplir la redención eterna.

La transfiguración del Señor en la cima del monte tuvo lugar al final de Su ministerio, en Galilea, y según se narra en el Evangelio de Lucas se transfiguró a fin de demostrarles a los discípulos que para disfrutar del jubileo se necesita la transformación, la cual es representada por la transfiguración. El Salvador-Hombre, después de completar Su ministerio en Galilea, emprendió un largo viaje de Galilea a Jerusalén.

LA SALVACION, EL SERVICIO
Y EL DISFRUTE DEL JUBILEO

Mientras el Salvador-Hombre viajaba de Galilea a Jerusalén, habló varias veces con Sus discípulos. En aquellas conversaciones se abarcaron varios asuntos primordiales. Primero, el Señor les enseñó a los discípulos cómo se recibe la salvación. Luego, les reveló cómo hay que servir a Dios. Recibir la salvación consiste en disfrutar el jubileo hoy, en la era de gracia. Servir a Dios nos hace aptos para entrar en el reino venidero a fin de disfrutar el jubileo en la era venidera. En el Evangelio de Lucas el Señor habla por lo menos cinco veces en cuanto a seguirle y servirle a fin de ser aptos para entrar en el reino venidero y disfrutar del jubileo en la era venidera. El habla de esto en los capítulos catorce, dieciséis, diecisiete, dieciocho y diecinueve, donde cuenta la parábola de los siervos que recibieron dones (19:11-27). Nosotros como siervos que hemos recibido dones del Señor, tenemos que obtener ganancias para El a fin de heredar la tierra y gobernar sobre ésta como reyes. Por tanto, participar del jubileo venidero en el milenio, será una recompensa para los santos que hayan vencido.

El ministerio del Salvador-Hombre se llevó a cabo primero en Galilea y comenzó cuando El proclamó el jubileo de gracia, y prosiguió hasta que se transfiguró. La transfiguración del Señor indica que todos Sus seguidores necesitan ser transformados para participar en el disfrute del jubileo. El Señor, después de completar Su ministerio en Galilea, se dirigió a Jerusalén. En el camino, enseñó reiteradamente a Sus discípulos y seguidores cómo obtener la salvación, es decir, cómo recibir el reino de Dios, que es en realidad el Salvador-Hombre mismo, para entrar en el disfrute del jubileo actual. También les enseñó que para seguirle y servirle, debemos renunciar los bienes materiales. Tenemos que vencer toda distracción y todo estorbo para poder amarle a lo máximo y servirle fielmente. Entonces podremos entrar en el reino en la era venidera y participar sin reservas del jubileo en el milenio.

Debemos ver que disfrutar a Cristo como reino de Dios en esta era nos hace aptos para que le disfrutemos como jubileo en la era venidera. En otras palabras, disfrutar a Cristo hoy nos faculta para que le disfrutemos más a fondo en la era venidera. Sin embargo, millares e incluso millones de los que creen en el Señor y recibieron Su salvación no le disfrutan. Si no disfrutan a Cristo hoy, no se les permitirá disfrutarle como jubileo en la era venidera. Nos debe impresionar el hecho de que disfrutar a Cristo hoy nos da el derecho de disfrutar el jubileo en la era venidera y nos introduce en dicho disfrute. Por lo tanto, debemos aprender a disfrutar a Cristo en la vida de iglesia a fin de que podamos disfrutarle en la era del reino.

El jubileo proclamado por el Señor Jesús en el capítulo cuatro de Lucas consta de tres etapas: primero, la gracia en esta era; segundo, el reino en la era venidera; y tercero, la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva por la eternidad. Estas son las etapas del disfrute del jubileo. El jubileo de esta era es un anticipo. El jubileo de la era venidera será más completo que el de hoy. Finalmente, en la Nueva Jerusalén disfrutaremos del jubileo plenamente por la eternidad. Allí, todos los creyentes disfrutarán a Cristo como jubileo. Por la eternidad habrá un testimonio de que el Señor Jesús es nuestro jubileo, que El nos liberó de la esclavitud y nos introdujo en el pleno disfrute del Dios Triuno procesado.


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