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Estudio-vida de 1 y 2 Samuelpor Witness Lee

ISBN: 0-7363-1280-3
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Actualmente disponible en: Capítulo 18 de 38 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL

MENSAJE DIECIOCHO

LA HISTORIA DE DAVID

(6)

DIOS LO PREPARA PARA QUE SEA
UN HOMBRE CONFORME A SU CORAZÓN
1 SAMUEL 16—2 SAMUEL 1

(6)

SAUL LO PERSIGUE Y LO PONE A PRUEBA

(5)

Lectura bíblica: 1 S. 31:1—2 S. 1:27

En este mensaje veremos cómo muere Saúl (1 S. 31) y cómo reacciona David (2 S. 1).

XXIII. EL FIN DE SAUL

Lo primero que debemos ver en cuanto al fin de Saúl es que él perdió la presencia de Dios (1 S. 16:14). Hoy valoramos y disfrutamos la presencia de Dios, la cual es simplemente el Espíritu. El Espíritu es la resurrección de Cristo, y la resurrección de Cristo es Cristo mismo (Jn. 11:25). Cristo es la corporificación del Dios Triuno procesado y consumado, y el Espíritu es la realidad de Dios y de la resurrección de Cristo. Si tenemos al Espíritu, estamos en resurrección. Si tenemos la resurrección, tenemos a Cristo, y si tenemos a Cristo, tenemos la corporificación de Dios. Es lamentable que muchos cristianos contemporáneos pasan por alto al Espíritu. Ellos tienen al Espíritu en su teología, pero no lo aprecian como el Dios consumado.

A estas alturas, quisiera dirigirles unas palabras sobre las etapas del proceso que Dios pasó. Dios en la eternidad pasada era solamente Dios, divino y triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Conforme a Su deseo, El hizo una economía, según la cual creó los cielos y la tierra y al hombre como centro. Con todo, El seguía siendo únicamente divino. Sin embargo, el deseo de Dios era unirse al hombre. Así que se hizo hombre mediante la encarnación y participó de sangre y carne (He. 2:14). En la eternidad pasada, El era únicamente divino, pero al encarnarse, se hizo un Dios-hombre llamado Jesucristo. A través del proceso de encarnación, entró en la humanidad y El, quien era divino, se hizo uno con la humanidad. De esta manera llegó a ser el Dios-hombre, quien es tanto divino como humano, el Dios completo y el hombre perfecto.

El era el Dios todopoderoso, eterno y completo, y como tal vivió entre los hombres durante treinta y tres años y medio. Luego, como el Dios eterno, quien es la vida eterna, entró en la muerte y se paseó por el Hades durante tres días, y habiéndose levantado del Hades, salió de la muerte y entró en la resurrección. Por medio de la encarnación, El introdujo a Dios en el hombre, y en resurrección, introdujo al hombre en Dios. Por medio de la encarnación, introdujo lo divino en lo humano, y en resurrección, introdujo lo humano en lo divino. Después de resucitar, entró en el cielo, y hoy está en los cielos sentado en el trono como hombre (Hch. 7:56; He. 1:3b; Ef. 1:20).

El ahora es el Dios consumado, quien pasó por las etapas de encarnación, vivir humano, la muerte, la resurrección y la ascensión. En ascensión, Dios, el Dios Triuno consumado, sigue siendo el Dios completo mezclado con el hombre perfecto, o sea, el Dios-hombre. Este entendimiento constituye la conclusión a la cual hemos llegado después de haber estudiado la Biblia por más de siete décadas.

El es el Dios consumado, y como tal El es el Espíritu, nuestra vida, nuestro Redentor, nuestro Salvador, nuestro Amo, nuestro Señor, nuestro Padre y nuestro Dios. El lo es todo para nosotros. El se hizo hombre para que nosotros los hombres lleguemos a ser Dios en vida y naturaleza (mas sin ser objetos de adoración). El se hizo uno con nosotros, y nos hizo uno con El. El experimentó la vida humana, y nosotros viajamos con El. El fue a la cruz, y nosotros fuimos crucificados juntamente con El. El resucitó, y nosotros resucitamos con El. El está en los cielos, y nosotros estamos allí con El. Ahora el Dios Triuno consumado, quien es el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45), mora en nuestro espíritu (6:17; Ro. 8:11). Por tanto, estos dos espíritus son esenciales si queremos experimentar la presencia de Dios.

Saúl perdió la presencia de Dios y como resultado de ello se hizo presente la muerte a diestra y a siniestra. Saúl y sus hijos pasaron por una muerte colectiva. Examinemos ahora el fin de Saúl según consta en 1 Samuel 31.

A. Los filisteos pelean contra Israel

En la época del capítulo treinta y uno, los filisteos pelearon contra Israel (v. 1a).


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