Información del libro

Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 29 de 65 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE COLOSENSES

MENSAJE VEINTINUEVE

LA VIDA QUE LLEVAN LOS SANTOS
EN UNIÓN CON CRISTO:
CON LA PAZ DE CRISTO QUE NOS RIGE
Y
LA PALABRA DE CRISTO QUE MORA EN NOSOTROS

Lectura bíblica: Col. 3:12-17; Ef. 5:19-20

Después de las palabras de introducción en 1:18, el libro de Colosenses revela a Cristo como Aquel que es preeminente y todo-inclusivo, como la centralidad y la universalidad de Dios (1:9—3:11). En esta sección de Colosenses, Cristo es revelado de una manera completa. Aquí Pablo no dice que Cristo es el Cordero de Dios, el maná o el agua viva. En lugar de ello, él describe a Cristo como la porción de los santos, la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda creación, el Primogénito de entre los muertos, el misterio de la economía de Dios, la esperanza de gloria que reside en nosotros, el misterio de Dios y Aquel en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. A medida que estudiaremos todos estos aspectos de Cristo, nos daremos cuenta de que la revelación presentada en Colosenses con respecto a Cristo es extraordinaria, absolutamente diferente de lo que se revela en otras partes de las Escrituras.

En 3:12—4:6, Pablo comienza a hablar respecto de la vida que llevamos los santos en unión con Cristo. En 3:12-15, él habla de la necesidad de ser gobernados por la paz de Cristo, y en los versículos 16 y 17, de permitir que la palabra de Cristo more ricamente en nosotros. El hecho de que vivimos en unión con Cristo significa que en nuestro vivir no estamos separados de Cristo. En Juan 15 el Señor nos manda a permanecer en Él, porque separados de Él nada podemos hacer. A los ojos de Dios, todo lo que hagamos fuera de Cristo no tiene valor alguno. Por tanto, si nos separamos del Cristo todo-inclusivo que se revela en Colosenses, nada podremos hacer. El vivir de los santos debe llevarse a cabo en unión con Cristo. Esto significa que en nuestro vivir debemos ser uno con Él.

En 3:10 y 11 vemos que en el nuevo hombre Cristo es el todo y está en todos. Cristo es todos los miembros y está en todos ellos. En el nuevo hombre no hay cabida para ninguna persona natural; antes bien, Cristo es cada uno y está en cada uno. Decir que Cristo es el todo y en todos en el nuevo hombre quiere decir que nosotros somos uno con Cristo y que Cristo es uno con nosotros. Aún podemos afirmar que Cristo es nosotros y que nosotros somos Él. Esto describe nuestra unión con Cristo. Por consiguiente, el vivir de los santos debe ser un vivir que ellos llevan en unión con Cristo, un vivir que se identifica con Él. Si vivimos de esta manera, nosotros y Cristo, Cristo y nosotros, seremos uno. Nosotros vivimos, y Cristo vive en nuestro vivir.

Debemos ser uno con el Señor Jesús así como Él es uno con el Padre. En Juan 14:10, el Señor dijo: “Las palabras que Yo os hablo, no las hablo por Mi propia cuenta, sino que el Padre que permanece en Mí, El hace Sus obras”. Esto indica que el Padre obra en el hablar del Hijo. Aunque el Padre y el Hijo son dos personas, ambos tienen una sola vida y un solo vivir. La vida del Padre es la vida del Hijo, y el vivir del Hijo es el vivir del Padre. Por una parte, la vida del Padre es la vida del Hijo. Por otra parte, el vivir del Hijo es el vivir del Padre. De esta manera el Padre y el Hijo tienen una sola vida y un solo vivir. El principio es el mismo con relación a Cristo y nosotros. Hoy en día, nosotros y Cristo tenemos una sola vida y un solo vivir. La vida del Hijo se convierte en nuestra vida, y nuestro vivir se convierte en Su vivir. Esto es lo que significa vivir en unión con Cristo.

En esta unión, nosotros y Cristo, Cristo y nosotros, somos uno. De manera práctica, Cristo es nosotros y nosotros somos Cristo, porque vivimos en unidad. Su vida es nuestra vida, y nuestro vivir es Su vivir. Por lo tanto, Cristo vive en nuestro vivir. En esto consiste el vivir cristiano normal, el cual corresponde a la norma de Dios y cumple los requisitos de Su economía.

En cuanto a nuestro vivir en unión con Cristo, Pablo nos dice que debemos permitir que la paz de Cristo sea el árbitro en nuestros corazones, y que la palabra de Cristo more ricamente en nosotros. Pablo no habla de esto en ninguna otra parte de sus epístolas. Notemos en los versículos 15 y 16 que los verbos en las frases “la paz de Cristo sea...” y “la palabra de Cristo more...” son imperativos, lo cual sugiere que tanto la paz de Cristo como la palabra de Cristo ya están presentes. Sin embargo, debemos dejar que ambas operen dentro de nosotros. Debemos permitir que la paz de Cristo sea el árbitro en nosotros, y que la palabra de Cristo more en nosotros. No existe ningún problema en relación con la paz de Cristo o con la palabra de Cristo. El problema somos nosotros, especialmente cuando no permitimos que estas cosas operen en nosotros.


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