Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 13 de 62 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE TRECE

ENARBOLAR A CRISTO

Lectura bíblica: Fil. 2:14-16

En este mensaje llegamos a Filipenses 2:14-16. Estos versículos son la continuación de lo que Pablo dijo sobre llevar a cabo nuestra salvación. En el versículo 12, el apóstol nos exhorta a llevar a cabo nuestra salvación, y en el versículo 13 declara que Dios opera en nosotros. Luego, en el versículo 14, advierte: “Haced todo sin murmuraciones y argumentos”. Las murmuraciones tienen que ver con nuestra parte emotiva, y provienen principalmente de las hermanas; los argumentos o razonamientos están relacionados con nuestra mente, y proceden principalmente de los hermanos. Ambos impiden que llevemos a cabo nuestra salvación completamente y que experimentemos y disfrutemos a Cristo al máximo.

El contexto aquí indica que las murmuraciones y los argumentos muestran que en nosostros hay desobediencia. Obedecer a Dios elimina toda murmuración y argumento. Si hemos de llevar a cabo nuestra salvación, debemos obedecer al Dios que opera en nosotros. Dios mismo es nuestra salvación, así que, al obedecerle, llevamos a cabo nuestra salvación. Las hermanas deben estar conscientes de que cada vez que murmuran están desobedeciendo al Dios que opera en ellas. Del mismo modo, los hermanos deben saber que cada vez que argumentan, están siendo rebeldes a Aquel que opera en ellos. Sólo la obediencia acaba con las murmuraciones y los argumentos.

El hecho de que Pablo se refiriera en 2:14 a las murmuraciones y los argumentos, indica una vez más que esta epístola no está relacionada con la doctrina sino principalmente con la experiencia. Las murmuraciones y los argumentos son dos factores cruciales que nos estorban en nuestra vida cristiana. Pablo sabía por experiencia que para que pudiéramos llevar a cabo nuestra salvación, teníamos que hacer todo sin murmuraciones y sin argumentos. Por lo general, cuando se trata de tomar decisiones importantes, no murmuramos ni argumentamos. Es en los asuntos insignificantes que comúnmente murmuramos y argumentamos, y siempre que lo hacemos, desobedecemos a la operación interna del Dios Triuno. ¡Cuánto necesitamos que el Señor nos libre de nuestras murmuraciones y argumentos!

En el versículo 15 Pablo agrega: “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”. La preposición “para” indica fin o propósito. Por tanto, debemos hacerlo todo sin murmuraciones ni argumentos a fin de ser irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha. La palabra griega traducida “sencillos” significa también simples, ingenuos o inocentes (Mt. 10:16). La raíz en el griego significa “sin mezcla”. La expresión “irreprensibles” describe nuestro comportamiento externo, y “sencillos” nuestro carácter interno. Ser ingenuos significa no ser diplomáticos. No se le puede llamar sencilla a una persona que es diplomática. Si somos ingenuos, seremos también sencillos e irreprensibles.

En el versículo 15, Pablo habla acerca de los hijos de Dios sin mancha que están en medio de una generación torcida y perversa. Como hijos de Dios, tenemos Su vida y Su naturaleza (2 P. 1:4), y como tales, somos luminares que reflejan la luz del sol (Cristo). Por lo tanto, somos hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa. “Sin mancha” es la calidad de una persona irreprensible y sencilla. La palabra griega traducida “perversa” significa deforme o torcida. No cabe duda que la generación actual está deformada y torcida. En medio de esta generación, debemos resplandecer como luminares en el mundo.

En el versículo 16 Pablo dice: “Enarbolando la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado”. La palabra griega traducida “enarbolando” significa también aplicando, presentando u ofreciendo. Como hijos de Dios, debemos presentar la palabra de vida a los demás. Si los filipenses hicieran esto, el apóstol podría gloriarse en el día de Cristo de no haber trabajado en vano. El día de Cristo se refiere al día de la segunda venida del Señor, a la cual se le llama “el día del Señor” (1 Ts. 5:2; 2 Ts. 2:2; 1 Co. 1:8; 2 Co. 1:14) y “aquel día” (2 Ti. 1:18; 4:8). Ese día, todos los creyentes comparecerán ante el tribunal de Cristo para recibir la recompensa que cada uno merezca (2 Co. 5:10; Mt. 25:19-30).

Del mismo modo en que los filipenses podían gloriarse de Pablo en Cristo, Pablo también deseaba gloriarse y regocijarse por causa de ellos en el día de Cristo. Su anhelo era gloriarse de no haber corrido ni trabajado en vano. Sin embargo, al escribir esta epístola, a Pablo le preocupaba estar corriendo o trabajando en vano. Esto estaría determinado por lo que hicieran los creyentes de Filipos. Supongamos que ellos hubieran hecho todo sin murmuraciones ni argumentos, y que por ende, fueran irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación torcida y perversa. Supongamos además que estuvieran resplandeciendo como luminares en el mundo, y que presentaran la palabra de vida a los que estuvieran a su alrededor. Si esta fuera la condición de ellos, Pablo podría regocijarse y gloriarse al regreso del Señor.


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