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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 42 de 120 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE CUARENTA Y DOS

LA PRUEBA DEL LLAMADO

En este mensaje llegamos a la experiencia de Abraham al ser puesto a prueba. Ya vimos la manera en que Abraham fue llamado por Dios y cómo, por la aparición de Dios, recibió la fuerza de responder a ese llamado. También vimos que por la aparición de Dios Abraham fue conducido al lugar exacto donde Dios quería que estuviese. Primero fue llevado a Siquem (12:6) y luego al lugar que se encuentra entre Bet-el y Hai, entre la casa de Dios y el montón de escombros (12:8). Ese lugar ubicado entre la casa de Dios y el montón de escombros era la cumbre, y Abraham debió permanecer allí.

No obstante, de repente y después de este importante logro en la experiencia que Abraham tenía de Dios, continuó su viaje, y se dirigió al sur (12:9). Pasé mucho tiempo en el estudio de ese capítulo tratando de descubrir la razón por la cual Abraham continuó su viaje. ¿Por qué siguió viajando y no permaneció allí entre la casa de Dios y el montón de escombros? Abraham había llegado a la cumbre, al lugar donde Dios deseaba que estuviese. Por la misericordia de Dios, él debió haber permanecido allí. Sin embargo, Abraham viajó al sur. Esto significa que descendió. Después de un logro tan elevado en experimentar a Dios, cualquier viaje habría sido un descenso. La continuación del viaje de Abraham fue la causa del fracaso.

Vimos que en el principio Abraham se detuvo vacilando en el lodo y en el agua. Finalmente, él tuvo la victoria, por llegar a Siquem y después al lugar cerca de Bet-el. Esto era maravilloso. En ambos lugares él construyó un altar y en el lugar entre Bet-el y Hai también invocó el nombre del Señor y levantó su tienda como declaración al mundo entero de que él era un testimonio en contra de la situación de Babel. ¿No cree usted que al hacer eso Abraham había llegado a la cumbre de experimentar a Dios?

Quizás usted piense que si fuese Abraham, ciertamente se habría quedado allí. Pero no debemos pensar así, pues somos los Abraham de hoy. El antiguo Abraham se parecía exactamente a nosotros. Como ya lo hicimos notar, la experiencia de Abraham fue una semilla de nuestra experiencia personal. El relato de Abraham en Génesis constituye su biografía, pero también es nuestra autobiografía. Tal vez usted diga: “¡No! es la autobiografía de Abraham y una biografía mía”. En realidad, este relato es la autobiografía de usted y no su biografía, porque la biografía de Abraham fue escrita por Moisés mientras que la biografía de usted es escrita por usted mismo. La experiencia de Abraham corresponde a la nuestra. Nosotros y él somos uno. ¿Acaso no ha pasado usted algún momento maravilloso con el Señor en el cual llegó a la cumbre y exclamó: “¡Aleluya! ¡Es muy bueno estar aquí! Ningún lugar es mejor. Este es el mejor lugar para mí”. ¿No ha dicho usted eso? Pero, ¿qué sucedió al día siguiente? Usted empezó su viaje cuesta abajo. La noche anterior, usted dijo: “Aleluya, éste es el lugar para mí”, y a la mañana siguiente empezó su descenso hacia la frontera de Egipto. Esto significa que usted viajó a un lugar muy cercano al mundo, a los cines. Una noche usted estaba en la cumbre de Canaán y a la mañana siguiente descendía a la frontera del mundo. ¿No le ha sucedido eso? Estoy muy contento y sorprendido por las maravillosas oraciones que ofrecieron los jóvenes de secundaria en las reuniones. Pero honestamente quisiera decirles algo: No confío en ustedes. Después de ofrecer una oración tan maravillosa una noche en la reunión, ustedes pueden descender a la frontera de las diversiones mundanas la mañana siguiente. Hoy dirán: “Aleluya, éste es el mejor lugar para mí”, y el fin de semana siguiente descenderán al cine. Recuerde que usted es el Abraham actual. Resulta fácil llegar a la cumbre, pero no es fácil permanecer allí. No hay mucho espacio en la cumbre. Si usted se mueve un poco, caerá. Es muy difícil conservar la posición asignada por Dios. La cumbre está rodeada de abismos, y es fácil caer en uno de ellos. Generalmente los llamados no retroceden, pero les resulta fácil descender a Egipto. Abraham nunca volvió a Caldea, pero sí descendió a Egipto.


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