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Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

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ESTUDIO-VIDA DE EFESIOS

MENSAJE ONCE

LOS CREYENTES NEOTESTAMENTARIOS
SON PARA LA ALABANZA DE LA GLORIA DE DIOS

Ahora llegamos al tema de que los creyentes neotestamentarios sean para la alabanza de la gloria de Dios (1:11-12). Efesios 1:12 dice: “A fin de que seamos para alabanza de Su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo”. Este versículo no significa que nosotros alabaremos a Dios, sino que la abundante gracia de Dios habrá operado por nosotros y en nosotros de tal manera que todos los ángeles y todas las cosas positivas del universo alabarán a Dios por ello. Lo alabarán porque nosotros, los hijos de Dios, seremos el centro, el enfoque, de la operación de Dios en el universo. Seremos como el eje de una rueda. Si se quita el eje, la rueda se desploma porque los radios no tienen en que sostenerse. Los ángeles y las cosas positivas del universo son como los radios, y nosotros los hijos de Dios somos como el eje. Sin tal eje, el universo no puede sostenerse. Nosotros, sobre quienes, por quienes y en quienes la gracia sobreabundante se va cumpliendo tanto, seremos la causa de que todas las cosas positivas del universo alaben a Dios. Este es el significado correcto del versículo 12.

La expresión “a fin de que” mencionada al principio de este versículo es muy significativa, pues indica que todo lo sucedido en los versículos precedentes tendrá un resultado, a saber, que nosotros seremos para alabanza de la gloria de Dios. Esta alabanza se ofrecerá principalmente en el milenio y finalmente en el cielo nuevo y la tierra nueva. Si leemos Apocalipsis 21 y 22 a la luz de los versículos de Efesios, veremos que la Nueva Jerusalén es una entidad constituida por los hijos de Dios; es el centro del nuevo universo. Los ángeles, las naciones y todas las cosas positivas que estarán a nuestro alrededor, nos mirarán y espontáneamente alabarán a Dios. Por consiguiente, los hijos de Dios, los constituyentes de la Nueva Jerusalén, serán la causa de una alabanza universal. Todo el universo alabará a Dios por causa de nosotros, en quienes habrá operado la sobreabundante gracia de Dios.

Sin embargo, muchas personas, incluyéndonos a nosotros, leen Efesios una y otra vez sin ver esto, porque no tienen el entendimiento adecuado. Entendemos la Biblia principalmente conforme a nuestros conceptos. Si un alumno de tercer grado leyera Efesios, podría pronunciar todas las palabras, pero por no tener el concepto adecuado, no comprendería su verdadero significado. Nuestra comprensión de la revelación divina depende principalmente de los conceptos que tengamos. No debemos confiar en nuestros conceptos naturales; antes bien, deberíamos desprendernos de ellos. Si estamos dispuestos a deshacernos de nuestros conceptos, el espíritu de sabiduría los reemplazará con algo espiritual, celestial y eterno. Nuestro conocimiento doctrinal es un velo que nos impide entender el libro de Efesios. Nuestros conceptos se convierten en velos que cubren nuestro espíritu. Pero si abandonamos nuestro concepto, nuestro espíritu estará abierto, y también seremos pobres en espíritu. En Mateo 5:3 el Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu”. Los que son pobres en espíritu no parecen saber nada, pues se han desprendido de todo concepto, doctrina y enseñanza. Si acudimos a la Palabra pura siendo pobres en espíritu, veremos algo nuevo.

En los versículos 11 y 12 vemos que los creyentes neotestamentarios serán la causa de una alabanza universal. Una alabanza es una declaración de aprecio. Nosotros no alabamos el barro porque no lo apreciamos. Por otra parte, alabamos a nuestro querido Señor Jesús por el gran aprecio que le tenemos. Nuestro aprecio se convierte en nuestra alabanza. El día vendrá cuando a nosotros los hijos de Dios nos apreciarán todos los ángeles. Cuanto más nos miren, más expresiones tendrán, las cuales brotarán de ellos como alabanzas a Dios. El aprecio que nos tengan se convertirá en alabanzas a Dios. Se darán cuenta de que lo que somos es obra de la superabundante gracia de Dios. Cuánto lo alabarán dependerá de cuánto haya operado en nosotros la gracia de Dios. Si la gracia sobreabundante efectúa más trabajo en nosotros, los ángeles tendrán una mayor apreciación por nosotros. La Biblia dice que incluso los árboles se regocijarán (Sal. 96:12) y alabarán al Señor (Sal. 148:7, 9). Si los árboles no vieran algo maravilloso en el universo, no se regocijarían. Pero vernos a nosotros, los hijos de Dios, será para ellos la más grande sorpresa. Por causa de nosotros los árboles se regocijarán y alabarán. El hecho de que seremos para alabanza de la gloria de Dios no significa que nosotros alabaremos a Dios, sino que seremos la causa de la alabanza que expresarán los ángeles y todas las cosas positivas del universo.

Al final, llegaremos a ser la gloria de Dios. Algunos tal vez se pregunten cómo es que podemos llegar a ser la gloria de Dios. En 1 Tesalonicenses Pablo dice: “Vosotros sois nuestra gloria y gozo” (2:20). Pablo hablaba aquí como representante de Dios. Por consiguiente, si los creyentes eran la gloria de Pablo, ciertamente eran también la gloria de Dios, pues Pablo era el enviado de Dios. Si los creyentes son la gloria del enviado, indudablemente lo son también del Enviador. En el milenio, y especialmente en el cielo nuevo y la tierra nueva, Dios podrá decir: “Angeles, naciones y todas las cosas creadas, vean Mi gloria. Mis hijos son Mi gloria”. En términos humanos, esto también es el caso en familias numerosas. Supongamos que un padre tiene muchos hijos buenos, los cuales aman al Señor. Si todos estos hijos se sentaran un día alrededor de su padre, él podría decir: “Esta es mi gloria; mis hijos son mi gloria”. Un día nuestro Padre nos reunirá a todos. En ese entonces, todos habremos sido saturados de El, transformados y transfigurados. Entonces El podrá decir con gozo a los ángeles y a todas las cosas positivas del universo que nosotros somos Su gloria.

La gloria es Dios expresado. En la plenitud de los tiempos, todos los hijos de Dios estarán plenamente llenos de Dios y expresarán a Dios. Dios se expresará por medio de nosotros. Este Dios expresado es la gloria. Todos los ángeles y todas las cosas positivas del universo alabarán al Dios expresado. Esto es lo que significa que seremos para alabanza de Su gloria.


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