Información del libro

Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 32 de 97 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE EFESIOS

MENSAJE TREINTA Y DOS

SER FORTALECIDOS EN EL HOMBRE INTERIOR
PARA QUE CRISTO HAGA SU HOGAR
EN NUESTROS CORAZONES

En este mensaje llegamos a Efesios 3:14-17, la primera parte de la segunda oración que Pablo ofrece por la iglesia, una oración relacionada con la experiencia. En 1:15-23 el apóstol ora pidiendo que los santos reciban revelación en cuanto a la iglesia, mientras que en 3:14-21, pide que ellos experimenten a Cristo por causa de la iglesia.

I. EL APOSTOL PIDE EN ORACION
QUE EXPERIMENTEMOS A CRISTO

A. “Por esta causa”

El apóstol Pablo empieza su oración en el versículo 14 con las palabras “por esta causa”. La causa por la cual Pablo ora está escondida en las profundidades del capítulo tres. Hemos visto que en este capítulo, él se presenta a sí mismo como modelo de uno que ha visto la economía de Dios. Pablo recibió la revelación de que la economía de Dios consiste en que Dios se imparte en Sus escogidos para hacer de ellos la expansión, el agrandamiento, de Cristo, quien es la corporificación de Dios, a fin de que Dios sea expresado en plenitud. Pablo, habiendo recibido dicha revelación, llegó a ser un apóstol, un enviado. El también fue un profeta, uno que hablaba de parte de Dios. Pablo no sólo hablaba de parte de Dios, sino que también lo proclamaba. Como portavoz de Dios, Pablo ministraba a los demás las inescrutables riquezas de Cristo, para que ellos recibieran la misma revelación y llegaran también a ser apóstoles y profetas. Esto significa que Pablo deseaba producir más apóstoles y profetas. Por causa de este propósito, él sufrió encarcelamiento. Pero cuanto más era confinado en prisión, más revelación recibía y más de Cristo podía ministrar a los creyentes para hacer de ellos apóstoles y profetas. Todo esto constituía la causa por la cual Pablo oró en Efesios 3.

Cuando algunos oyen que todos los santos pueden ser apóstoles y profetas, tal vez se pregunten acerca de lo dicho en 1 Corintios 12:29, un versículo que declara: ¿Son todos apóstoles o todos profetas?” No todos son los apóstoles o los profetas; pero como dice 1 Corintios 14:31, todos podemos profetizar. Los apóstoles y los profetas son aquellos que tomaron la delantera en el Nuevo Testamento. La diferencia entre nosotros y ellos es que ellos fueron los líderes y nosotros los seguidores. Pero esto no significa que no podamos hacer lo que los primeros apóstoles y profetas hicieron. Según el mismo principio, la diferencia entre los ancianos y los demás miembros de una iglesia local radica en que los ancianos toman la delantera, y los demás miembros siguen. Sin embargo, esto no significa que los demás miembros no puedan hacer lo que hacen los ancianos; por el contrario, todos los miembros deben hacer lo que hacen los ancianos, e incluso más. ¡Cuán distinto es esto del concepto del cristianismo donde los laicos no pueden hacer lo que hacen los ministros! Los ancianos no están en un nivel superior; más bien, todos los miembros estamos al mismo nivel. La única diferencia es que los ancianos llevan la delantera, como ovejas que van al frente del rebaño. Del mismo modo, los apóstoles y profetas que presiden no están a un nivel más alto que los demás santos. Ellos toman la delantera y todos nosotros los seguimos para hacer lo que ellos hacen.

Cuando vine a este país, vine con una revelación acerca de Cristo y la iglesia. Habiendo recibido tal revelación, fui enviado a acá para hablar de parte de Dios e incluso para proclamar a Dios. Yo sencillamente soy un seguidor de los apóstoles y profetas del Nuevo Testamento. Mi carga es que todos los santos lleguen a ser tales seguidores. Espero que algún día miles serán enviados a hablar de parte de Dios. Aunque tal vez no seamos de los primeros apóstoles, podemos ser sus seguidores. Del mismo modo, no podemos ser los profetas, pero todos podemos profetizar. Todos podemos ser enviados y todos podemos hablar de parte de Cristo. Qué privilegio, qué misericordia y qué gracia es ser los seguidores de los primeros apóstoles y profetas.


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