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Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 18 de 79 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE DIECIOCHO

EL MINISTERIO DEL SALVADOR-HOMBRE
SE LLEVA A CABO EN SUS VIRTUDES HUMANAS
JUNTO CON SUS ATRIBUTOS DIVINOS
EN GALILEA

(8)

Lectura bíblica: Lc. 8:1-21

En 7:36-50 tenemos un relato del Salvador-Hombre que perdona a los pecadores. Luego en 8:1-21 se abarcan tres eventos: las mujeres ministran al Salvador-Hombre (vs. 1-3), el Salvador-Hombre enseña en parábolas (vs. 4-18), y el Salvador-Hombre identifica a Sus verdaderos parientes (vs. 19-21). Si consideramos 7:36—8:21 como una sola unidad, veremos que nosotros cuyos pecados fueron perdonados, debemos seguir al Señor, ministrarle, crecer en vida y alumbrar como lámparas. Con el tiempo, siendo tales personas, llegaremos a ser los verdaderos parientes del Salvador-Hombre. En el mensaje anterior abarcamos 7:36-50. En este mensaje veremos 8:1-21.

LAS MUJERES LE MINISTRAN

Lucas 8:1 dice: “Aconteció poco después, que Jesús iba de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce iban con El”. La palabra griega traducida predicando significa proclamando como un heraldo. La palabra griega traducida anunciar el evangelio es euaggelízo, la cual significa evangelizar, anunciar buenas nuevas, declarar buenas nuevas, predicar el evangelio. Así que, anunciar el evangelio del reino de Dios es predicar el reino de Dios como evangelio, como buenas noticias.

En los versículos 2 y 3 Lucas dice: “Y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que les ministraban de sus bienes”. En 8:1-3 vemos que los doce llamados seguían al Salvador, y las mujeres sanadas le ministraban a El y a Sus seguidores utilizando sus propias posesiones. ¡Qué hermoso cuadro!

Las mujeres nombradas en 8:2 y 3 ministraban al Señor y a los doce discípulos utilizando sus propias posesiones. Es posible que, bajo la soberanía del Señor, los maridos de estas mujeres fueran ricos. Podemos decir que esta riqueza era el resultado de que el Señor ejercitara Sus atributos divinos. Luego, las mujeres ejercieron sus virtudes humanas al usar sus posesiones para ministrar al Señor y a Sus discípulos.

Según 8:1-3, había dos grupos de gente alrededor del Señor Jesús. El primer grupo estaba compuesto de Sus seguidores; el segundo estaba compuesto de las mujeres. Los discípulos simplemente seguían al Señor sin tener que hacer nada. Las mujeres, sin embargo, ministraron al Señor y a Sus discípulos de una manera práctica. En la vida de iglesia a veces las hermanas son más prácticas que los hermanos. Mientras que los hermanos hallan más fácil el hecho de hablar, las hermanas a menudo sirven, o sea ministran de una manera práctica.

Es significativo que 8:1-3 subsigue directamente a 7:36-50. La secuencia indica que después de que hemos experimentado el perdón de pecados y hemos empezado a amar al Señor y vivir en paz, debemos seguir al Señor y ministrarle.

ENSEÑA EN PARABOLAS

En 8:4-18 vemos que el Salvador-Hombre enseñaba en parábolas. Aquí el Señor cuenta dos parábolas, la primera en los versículos del 4 al 15 está relacionada con el crecimiento en vida, y la segunda, en los versículos del 16 al 18, con el alumbramiento de lámparas. En breve, estas dos parábolas tienen que ver con el sembrador y la lámpara.

La parábola del sembrador

El relato de la parábola del sembrador en 8:4-15, es algo diferente al relato dado en Mateo 13. El propósito de Mateo al relatar esta parábola es señalar cómo dicha parábola revela la vida del reino. Sin embargo, el propósito de Lucas es demostrarnos que nosotros, quienes vivimos en paz, seguimos al Señor y le ministramos, debemos crecer en vida.

En 8:5-8 el Señor Jesús cuenta la parábola del sembrador; en los versículos del 9 al 15 explica esta parábola a Sus discípulos. Lucas 8:5a dice: “El sembrador salió a sembrar su semilla”. El sembrador es el Señor mismo, y la semilla es la palabra que contiene al Señor como vida. En los versículos del 5 al 8 se mencionan cuatro clases de tierras. Como veremos, estas clases de tierras representan cuatro condiciones del corazón humano.

Cuando los discípulos preguntaron al Señor acerca de esta parábola (v. 9), El dijo: “A vosotros os ha sido dado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los otros las cosas están en parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan” (v. 10). Este versículo indica que la economía de Dios con respecto a Su reino era un misterio escondido, un misterio que fue revelado a los discípulos del Salvador-Hombre. Debido a que la naturaleza y el carácter del reino de Dios son totalmente divinos, y debido a que los elementos con los cuales es producido son la vida y la luz divina, el reino de Dios, especialmente en su realidad como la iglesia verdadera en esta era (Ro. 14:17), sigue siendo del todo un misterio para el hombre natural.


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