Información del libro

Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 37 de 97 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EFESIOS

MENSAJE TREINTA Y SIETE

LA BASE DE NUESTRA UNIDAD

Al exhortarnos a salvaguardar la unidad (4:3), el apóstol Pablo menciona siete cosas que forman la base, o fundamento, de nuestra unidad: un Cuerpo, un Espíritu, una esperanza, un Señor, una fe, un bautismo y un Dios y Padre. Estos siete elementos forman tres grupos. Los tres primeros forman el primer grupo, el grupo del Espíritu, con el Cuerpo como Su expresión. Este Cuerpo, habiendo sido regenerado y estando saturado con el Espíritu como su esencia, tiene la esperanza de ser transfigurado en la plena semejanza de Cristo. Los siguientes tres forman el segundo grupo, el del Señor, incluyendo la fe y el bautismo para que podamos unirnos a El. El último de los siete forma el tercer grupo, el grupo de un solo Dios y Padre, quien es el Autor y el origen de todo. El Espíritu como el Ejecutor del Cuerpo, el Hijo como el Creador del Cuerpo, y Dios el Padre como el que da origen al Cuerpo —los tres del Dios Triuno— están relacionados con el Cuerpo. El tercero de la Trinidad se menciona primero porque lo principal en este contexto es el Cuerpo, del cual el Espíritu es la esencia, la vida y el suministro de vida. El curso, entonces, se remonta al Hijo y al Padre.

I. EL PRIMER GRUPO,
RELACIONADO CON EL ESPIRITU

A. Un Cuerpo

El versículo 4 dice: “Un Cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación”. El Cuerpo se menciona antes que el Espíritu debido a que nuestra unidad se relaciona con el Cuerpo, y éste es su meta. Debemos guardar la unidad porque todos conformamos un solo Cuerpo.

B. Un Espíritu

Existe una profunda relación entre el Espíritu y la esperanza. Si no vemos en qué consiste esta relación, no comprenderemos por qué Pablo los menciona junto con el Cuerpo. El Espíritu es la esencia del Cuerpo. Sin el Espíritu, el Cuerpo está vacío y no tiene vida. El Cuerpo al que nos referimos es el Cuerpo de Cristo, y la esencia del Cuerpo de Cristo es el Espíritu. Por consiguiente, el Cuerpo y la esencia del Cuerpo son uno solo. Es imposible que el Cuerpo de Cristo tenga más de una esencia. El Espíritu solo es la esencia del Cuerpo.

El Espíritu está en el Cuerpo. En 1 Corintios 12:13 leemos: “Porque en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. Este versículo revela que el Espíritu no sólo es la esencia del Cuerpo, sino también Su vida y suministro de vida. Sin el Espíritu, el Cuerpo sería un cadáver.

C. Una esperanza

La esperanza del versículo 4 es la esperanza de gloria (Col. 1:27). Como personas salvas, tenemos la esperanza de que un día el Señor Jesús vendrá como nuestra esperanza de gloria y que por medio de El, el cuerpo de la humillación nuestra será transfigurado (Fil. 3:21). Por un lado, valoramos mucho nuestro cuerpo, pues nos es útil y sin él no podríamos existir; pero por otro, nuestro cuerpo nos causa problemas porque a veces se debilita y es propenso a enfermarse. Por consiguiente, nosotros los creyentes tenemos la esperanza de que un día nuestro problemático cuerpo será metabólicamente transfigurado por Cristo y será un cuerpo glorificado.

Si les es difícil creer que nuestro cuerpo vil será transfigurado y llegará a ser glorioso, les pido que consideren el proceso por el cual una semilla de clavel produce una flor. La semilla no tiene ninguna belleza en sí misma, pero cuando se siembra y crece normalmente, se transfigura y llega a ser una planta que produce bellas flores. Pablo, al hablar de la transfiguración de nuestros cuerpos en 1 Corintios 15, los asemeja a semillas (vs. 35-44). Tenemos la firme esperanza de que un día la “semilla” florecerá.

Según Romanos 8, nuestra esperanza también implica el hecho de que seremos manifestados como hijos de Dios. Nosotros ya somos hijos de Dios, pero nuestra condición de hijos está escondida y es un tanto misteriosa. Por ello, el mundo nos trata como personas comunes, y no ve que somos hijos de Dios. Pero el día llegará cuando nuestra filiación se manifestará. Entonces ya no será necesario proclamar que somos cristianos, pues será evidente que somos hijos de Dios y que hemos entrado en Su gloria. La manifestación de los hijos de Dios será la glorificación de ellos. Esta es nuestra esperanza.

Ni la transfiguración de nuestro cuerpo ni nuestra manifestación como hijos de Dios transcurrirá repentinamente. Este es un proceso que toma lugar poco a poco. Es verdad que en cierto sentido la transfiguración y la manifestación ocurrirán repentinamente, pero conforme a la verdad contenida en el Nuevo Testamento y según nuestra experiencia, esto también es un proceso gradual por el cual estamos pasando actualmente. Este proceso se lleva a cabo por el Espíritu, quien es la esencia, la vida y el suministro de vida del Cuerpo de Cristo. Actualmente el Espíritu actúa en nosotros para transfigurarnos y manifestar nuestra filiación. Esta es la razón por la cual Pablo enlaza la esperanza y el Espíritu con el Cuerpo.

Como creyentes, somos miembros del Cuerpo de Cristo. Pero, aunque somos miembros del Cuerpo, ¿estamos satisfechos con nuestra condición actual? Si somos sinceros, reconoceremos que tanto nuestro estado actual como el de la iglesia no es satisfactorio. Necesitamos ser transfigurados. En cada uno de nosotros como miembros del Cuerpo, y en el Cuerpo como un todo, está el Espíritu, quien es la esencia, la vida y el suministro vital del Cuerpo. Este Espíritu no está inactivo ni ocioso; por el contrario, está operando energética y continuamente en nosotros con el propósito de que experimentemos el cumplimiento de la esperanza a que fuimos llamados. Por esta razón decimos que la transfiguración de nuestro cuerpo no ocurrirá por casualidad. Actualmente el Espíritu que mora en nosotros está realizando dos cosas: la transfiguración de nuestros cuerpos y la manifestación de los hijos de Dios. Debido a este proceso de transfiguración y manifestación, el arrebatamiento, lejos de ser una sorpresa, debe de ser una experiencia normal.

El versículo 4 implica que el Espíritu que ahora mora en nosotros está conduciendo al Cuerpo de Cristo a la gloria, lo cual es el cumplimiento de nuestra esperanza. Por tanto, en este versículo se menciona un Cuerpo, un Espíritu y una esperanza. Puesto que todos estamos en el Cuerpo y tenemos un solo Espíritu y una sola esperanza, somos uno. No hay motivo para no ser uno y no hay razón para ser diferentes. Somos un solo Cuerpo y tenemos un solo Espíritu, el cual obra en nosotros para conducirnos a la meta de nuestra esperanza.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top