Estudio-vida de Génesispor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El reconocimiento de José por parte de sus hermanos constituye la historia más larga del libro de Génesis, pues ocupa tres capítulos y medio, desde el principio del capítulo cuarenta y dos hasta la mitad del cuarenta y cinco. Cuando yo era joven, pensaba que José había sido demasiado duro con sus hermanos. Pensaba que era normal que José fuese áspero con ellos la primera vez que fueron a Egipto a comprar grano. Como hombre de Dios, él tuvo paciencia para disciplinarlos, y por lo menos durante seis meses, tuvieron que pasar una prueba. Pero yo pensaba que cuando ellos fueron a Egipto por segunda vez, José debía dejar de disciplinarlos. En mi opinión, José debía habérseles revelado en esa ocasión, mas José no lo hizo.
Durante cierto tiempo me preguntaba por qué había actuado José así. Ciertamente, la primera prueba que pasaron sus hermanos fue necesaria. Todos estamos de acuerdo en que José los probara la primera vez. Pero quizá usted también se haya preguntado por qué José puso a prueba de nuevo a sus hermanos. Por una parte, él les hizo un banquete y comió con ellos, y por otra, les causó problemas. ¿Qué se proponía José al hacer eso? Creo que José esperaba que sus hermanos notaran ciertos indicios y luego lo reconocieran. No habría necesidad de que José se les revelara directamente.
Si queremos entender el capítulo cuarenta y tres, debemos recordar que José tipifica a Cristo y que también es el aspecto reinante de la vida madura. Como José tipificaba a Cristo, no debemos criticar lo que hizo. Nosotros nos encontramos muy por debajo de la norma de José. Todo lo que él hizo era lo que se debía hacer, sea que nosotros estemos de acuerdo o no. El Cristo tipificado por José no comete equivocaciones. Nosotros no habríamos hecho lo que hizo José porque no somos tan maduros como él; no representamos el aspecto reinante de la vida madura, sino la desobediencia. Esta es la razón por la cual no estamos de acuerdo con él. Pero si nos elevamos a la norma de José, reconoceremos que lo que hizo con sus hermanos fue lo mejor que pudo haber hecho. Al disciplinarlos, no encontramos nada infantil ni insensato. Por el contrario, su disciplina estaba llena de sabiduría y de discernimiento. El puso a prueba a sus hermanos para disciplinarlos. No hizo nada para su propio beneficio.
Así como los hermanos de José fueron obligados a volver a él nuevamente, también los hijos de Israel se verán obligados a volverse a Cristo (43:1-15). Según la Biblia, la casa de Israel se volverá a Cristo al final de esta era y reconocerá a Jesús de Nazaret como su Mesías. No obstante, antes deberán ser probados. El libro de Zacarías revela que el remanente de Israel será puesto a prueba. Muchos israelitas serán muertos. Cuando la casa de Israel se vuelva a Cristo, quedarán pocos israelitas. Serán probados porque se niegan a volverse a Aquel a quien necesitan.
Observe la nación de Israel en la actualidad. ¡Cuánto se esfuerzan por protegerse! Desde 1918 he observado la situación mundial. Antes de que la nación de Israel se volviera a formar, los judíos estaban esparcidos, y la gente les prestaba poca atención. Pero desde 1967 el Medio Oriente ha sido el enfoque de las noticias mundiales, la región más crucial de la tierra. Casi todo el mundo se opone a Israel. Los países árabes y las Naciones Unidas lo condenan. A veces, ni siquiera Estados Unidos lo apoya. Por tanto, debe luchar por su supervivencia. Israel es censurado por los demás países porque posee los montes de Golán y la franja que está al occidente del río Jordán. Israel persiste en conservar estos territorios porque los necesita para sobrevivir. Si la nación de Israel se volviese a Cristo, todo se solucionaría. Pero Israel sólo volverá a Cristo cuando se vea obligado a hacerlo.
Los hermanos de José no reconocieron a José (43:18-21), y los judíos de hoy no reconocen a Cristo. Los hermanos de José no sabían que él gobernaba a Egipto. Sin embargo, la insatisfacción que sentían por la falta de alimento los obligó a volverse a José. Según las profecías del Antiguo Testamento, la casa de Israel se volverá a Cristo solamente por la necesidad de preservar su existencia. Si ellos no regresan a Cristo, no tendrán ninguna posibilidad de sobrevivir.
El hambre fue tan severa que obligó a los hermanos de José a volver a él. La primera vez que vinieron a Egipto, obtuvieron alimento para poder subsistir. De modo que regresaron a casa y estuvieron lejos de José otra temporada. Esto representa la disciplina que Cristo imparte a la casa de Israel hoy en día. Si Israel no se ve obligado a volverse a Cristo por la necesidad de sobrevivir, nunca se volverá a El. Los hermanos de José se vieron forzados a volver a aquel a quien no querían ver, porque la comida que habían traído a casa se les había agotado y el hambre persistía. Creo que después del primer contacto de José con sus hermanos, éstos recibieron una mala impresión de él. Quizá hayan dicho: “Ojalá nunca tengamos que volver a acudir a este hombre. No queremos verlo nunca más. El nos trató muy mal”. La casa de Israel reacciona igualmente con respecto a Cristo. No quieren ni hablar de Jesucristo. Pero el volante no está en sus manos, sino en las manos de El. Un día se volverán a El.
José era sabio y tenía mucha experiencia. No permitió que el entusiasmo de ver otra vez a sus hermanos ni el deseo de volver a ver a su padre lo llevara a actuar con insensatez. Por el contrario, él fue sabio, mantuvo la calma y disciplinó a sus hermanos, sacrificando el deseo de ver a su padre. Si yo hubiera sido José, me habría revelado a mis hermanos tan pronto hubieran venido la segunda vez, y les habría dicho que se apresuraran a traerme a mi padre. Ni siquiera habría tomado el tiempo de festejar con ellos antes de regresarlos para que volviesen pronto con mi padre. Pero si José hubiera actuado así, no habría sido la persona indicada para gobernar el mundo. José era una persona llena de discernimiento y sabiduría. Por consiguiente, él tipifica plenamente a Cristo. Cristo no hace nada motivado por el entusiasmo. La situación mundial está en Sus manos. El vehículo no es conducido por ningún líder mundial, sino por el Señor Jesús. El dirige la situación del Medio Oriente.
Desde que los hermanos de José vinieron por primera vez a Egipto, pasaron por una prueba. No creo que tuvieron momentos agradables después de encontrarse con José en Egipto. No podían olvidar que Simeón estaba en la cárcel allí. También se dieron cuenta de que la provisión de alimento que habían adquirido en Egipto era limitada. Sabían que algún día se agotaría y que tendrían que regresar a Egipto, y que volverían a presentarse ante aquel hombre. La necesidad que tenían de comer los obligó a volver a él.
Fue necesario que los hermanos de José pasaran por cierto proceso para reconocerlo. Según las profecías bíblicas, la casa de Israel deberá pasar por un proceso similar para reconocer a Cristo como su Mesías. Cristo disciplinará continuamente a la casa de Israel hasta que se vea obligada a volverse a El. En resumen, Israel no tendrá ninguna otra posibilidad de subsistir.
Cuando Jacob envió a sus hijos de nuevo a Egipto a comprar más alimentos, ellos le dijeron que no podían volver a Egipto a menos que los acompañara Benjamín, el hermano menor. Sin Benjamín, no tendrían el valor de enfrentarse a ese hombre en Egipto. Se dieron cuenta de que sería inútil volver a Egipto sin él. ¡Qué prueba más grande! Finalmente, Jacob tuvo que aceptar esta condición. Jacob parecía decir: “Por el bien de sus vidas y de las vidas de sus hijos, estoy dispuesto a sacrificar a mi hijo menor. Lo entrego a ustedes. Vayan a Egipto y compren comida”. ¿Cree usted que los hermanos de José estaban contentos cuando viajaban de la tierra de Canaán a Egipto? ¿Cree usted que ellos cantaban y decían: “Alabado sea el Señor, volvemos a Egipto?”. ¡Seguro que no! Por el contrario, en todo el camino hacia Egipto tal vez se hayan dicho uno a otro: “¿Qué haremos con ese hombre que puso a Simeón en la cárcel? Es probable que lo primero que haga sea echar a nuestro hermano menor en la cárcel. Quizá busque un motivo para tomarnos a todos como esclavos. Tal vez se apodere de nuestros asnos. ¿Qué haremos?”. Estoy seguro de que los hermanos de José tenían miedo de convertirse en esclavos y de perder sus asnos, que indudablemente eran valiosos para ellos. Creo que en su viaje a Egipto buscaban una estrategia para enfrentarse a José.
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