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Estudio-vida de Efesiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0334-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 21 de 97 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE EFESIOS

MENSAJE VEINTIUNO

SALVOS POR GRACIA
PARA SER LA OBRA MAESTRA DE DIOS

En este mensaje llegamos a Efesios 2:4-10, un pasaje que revela que fuimos salvos por gracia para ser la obra maestra de Dios.

I. DIOS ES RICO EN MISERICORDIA

El versículo 4, que declara que Dios es rico en misericordia, comienza con las palabras: “Pero Dios”. Este fue el factor que cambió nuestra posición. Nos encontrábamos en una condición miserable, pero Dios vino con Su rica misericordia y nos hizo dignos de Su amor.

II. EL GRAN AMOR CON QUE DIOS NOS AMO

Dios es rico en misericordia “por Su gran amor con que nos amó” (v. 4). El objeto del amor debe estar en una condición que merezca amor, pero el objeto de la misericordia siempre está en una condición lastimosa. Así que, la misericordia de Dios va más allá que Su amor. Dios nos ama porque somos el objeto de Su elección. Pero debido a que caímos, llegamos a ser despreciables, incluso muertos en nuestros delitos y pecados; por lo tanto, necesitábamos la misericordia de Dios. Debido a Su gran amor, Dios es rico en misericordia para salvarnos de nuestra posición miserable y traernos a una condición que sea propicia para Su amor.

III. AUN CUANDO ESTABAMOS MUERTOS EN DELITOS

La misericordia de Dios llegó a nosotros aun cuando estábamos muertos en delitos (v. 5). No merecíamos nada de parte de Dios, pero El tuvo misericordia de nosotros aun cuando nos encontrábamos en nuestra lamentable condición.

IV. NOS DIO VIDA JUNTAMENTE CON CRISTO

El versículo 5 dice que Dios nos dio vida juntamente con Cristo. El libro de Efesios, en contraste con Romanos, no nos considera pecadores; nos considera muertos. Como pecadores, necesitamos el perdón y la justificación de Dios, según lo revela el libro de Romanos; pero como muertos, necesitamos ser vivificados. El perdón y la justificación nos hacen volver a la presencia de Dios para disfrutar Su gracia y participar de Su vida; mientras que el ser vivificados hace que nosotros, miembros vivos del Cuerpo de Cristo, lo expresemos. Por medio de Su Espíritu de vida (Ro. 8:2), Dios nos vivificó impartiendo Su vida eterna, la cual es Cristo mismo (Col. 3:4), en nuestro espíritu muerto. Nos vivificó juntamente con Cristo. Dios nos dio vida cuando vivificó al Jesús crucificado. Por lo tanto, nos dio vida juntamente con Cristo.

En el versículo 5 Pablo declara entre paréntesis: “Por gracia habéis sido salvos”. La gracia es gratuita. En este versículo la gracia denota que no sólo Dios se imparte gratuitamente en nosotros para que lo disfrutemos, sino que también nos da Su salvación gratuitamente. Por tal gracia hemos sido salvos de nuestra miserable posición de muerte para entrar en la maravillosa esfera de vida.

V. JUNTAMENTE NOS RESUCITO
Y NOS HIZO SENTAR EN LOS LUGARES CELESTIALES

El versículo 6 dice: “Y juntamente con El nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales en Cristo Jesús”. Vivificarnos es el paso inicial de la salvación en vida. Después de esto, Dios nos resucitó de la posición de muerte. Ser vivificados y ser resucitados son dos cosas distintas. Consideremos la crónica de la resurrección de Lázaro como ejemplo (Jn. 11). El Señor primero lo vivificó y luego lo levantó de la tumba. Según el mismo principio, la misericordia de Dios primero nos vivifica y luego nos resucita de los muertos.

El versículo 6 dice que juntamente con Cristo fuimos resucitados y hechos sentar. Desde nuestro punto de vista, hemos sido resucitados uno por uno de nuestra posición de muerte. Pero a los ojos de Dios fuimos resucitados todos juntos, tal como todos los israelitas fueron resucitados de las aguas de muerte del mar Rojo (Ex. 14). Según el libro de Exodo, toda la congregación de los hijos de Israel fue salva al mismo tiempo, pues cruzaron juntos el mar Rojo, lo cual tipifica claramente el hecho de que nosotros fuimos salvos todos juntos; todos fuimos vivificados y resucitados al mismo tiempo.

Quisiera señalar una vez más que la salvación que se menciona en Efesios es diferente de la que se presenta en Romanos. En Romanos la salvación se efectúa por medio de la justicia de Dios, mientras que en Efesios, mediante la vida divina. La salvación revelada en Efesios no es la que satisface los requisitos justos de Dios, sino la que nos imparte la vida y nos constituye miembros del Cuerpo de Cristo, lo cual cumple el propósito eterno de Dios de que Cristo tenga un Cuerpo vivo que lo exprese. Este propósito no se cumple por medio de la justicia, sino por medio de la vida. Por esto, Efesios 2 recalca que fuimos vivificados juntamente con Cristo.


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