Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 57 de 62 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE CINCUENTA Y SIETE

UNA VIDA DE COMPRENSION Y SIN AFANES

(2)

Lectura bíblica: Fil. 4:1, 4-5, 11-13; 1 Ti. 3:3; Tit. 3:2; Jac. [Stg.] 3:17

En Filipenses 4:5 Pablo dice: “Sea conocido de todos los hombres lo comprensivos que sois”. Aunque estamos acostumbrados a escuchar la palabra comprensivos, es difícil definirla adecuadamente. Muchos dirían que es lo mismo que ser pacientes. No obstante, esta palabra aparece al final de un libro que presenta la manera de experimentar a Cristo. La epístola de Filipenses no gira en torno a la moralidad, el comportamiento, el carácter o la ética, sino en torno a la experiencia que tenemos de Cristo. Por consiguiente, los cuatro capítulos de este libro tienen que ver con nuestra experiencia de Cristo.

DAR A CONOCER A CRISTO

Al leer los primeros versículos del capítulo cuatro, tal vez pensemos que éstos no guardan relación con el tema de experimentar a Cristo. Sin embargo, el versículo 13 declara: “Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder”. La palabra “todo” ciertamente incluye la virtud de ser comprensivos que consta en el versículo 5. Pablo exhortó a los creyentes a ser comprensivos. No hay duda de que su vida exhibía esta virtud; de otra manera, habría sido hipocresía que el apóstol exhortara a los demás a ser comprensivos, cuando él mismo no lo era. Las palabras de Pablo en 4:5 sin duda se basaban en su propio vivir, experiencia y práctica. Por lo tanto, aquí el ser comprensivos ciertamente representa una experiencia que tienen los creyentes de Cristo. Además, la declaración de Pablo, de poder hacerlo todo en Aquel que lo reviste de poder, indica que la virtud de ser comprensivos es Cristo mismo.

En Filipenses 1:20 y 21 el apóstol habla de magnificar y vivir a Cristo. Luego, en el capítulo dos, presenta a Cristo como nuestro único modelo y después habla de enarbolar la palabra de vida. Enarbolar la palabra de vida equivale a expresar a Cristo. Más adelante, en el capítulo tres, vemos que Cristo debe ser nuestra meta y nuestro premio, y que debemos proseguir a la meta para alcanzar el premio del llamamiento a lo alto que Dios hace en Cristo Jesús (3:14). Todos los creyentes, tanto jóvenes como adultos, debemos seguir en pos de Cristo. Este era el pensamiento de Pablo cuando dijo en 3:16: “Sin embargo, en aquello a que hemos llegado, andemos conforme a la misma regla”. Todos debemos vivir a Cristo, magnificarlo, expresarlo y buscarlo. Finalmente, en el capítulo cuatro, el apóstol habla de estar firmes en el Señor, de regocijarnos en El y de dar a conocer a todos los hombres lo comprensivos que somos. Si vemos que el tema de Filipenses es experimentar a Cristo, nos daremos cuenta de que dar a conocer lo comprensivos que somos, en realidad significa dar a conocer a Cristo. Creo que sin duda éste era el pensamiento de Pablo.

La mejor manera de entender la Biblia es entender el pensamiento del autor y captar los asuntos principales sobre los cuales se basó al escribir su libro. Al estudiar los cuatro capítulos de Filipenses, vemos claramente que el pensamiento fundamental de Pablo era Cristo como su vivir, su modelo, su meta, su premio y su poder. En ellos él declara que debemos vivir a Cristo, tomarlo como nuestro modelo, proseguir hacia El como nuestra meta y experimentarlo como nuestro poder. Todo esto debe producir un modo particular de vivir, un vivir que exprese a Cristo.

UNA VIDA QUE EXPRESA A CRISTO

¿Qué palabra podríamos usar para describir una vida que expresa a Cristo? ¿Usaríamos adjetivos, tales como amable, sumiso, paciente, humilde y amoroso? Ciertamente ninguno de ellos es completamente adecuado. Por supuesto, una vida que expresa a Cristo es amable, sumisa, paciente, humilde y amorosa; sin embargo, implica mucho más que eso. Es muy significativo que en 4:5 Pablo no usara ninguna de estas palabras, sino que en lugar de ello, hubiera usado la palabra “comprensivo”. El no nos exhortó a que diéramos a conocer nuestro amor o paciencia, sino lo comprensivos que somos.

¿Por qué nos exhorta Pablo en 4:5 a dar a conocer a todos los hombres lo comprensivos que somos? ¿Por qué no mencionó otra virtud, como la santidad o la justicia? ¿Qué palabra hubiera usado usted si fuera el escritor de esta epístola? Quizás algunos hubieran escogido palabras tales como fidelidad, obediencia o unidad. No obstante, ninguna de estas palabras cabe aquí. No parece muy adecuado decir: “Sea conocida vuestra fidelidad”, o “Sea conocida vuestra unidad”. Por más que intentemos, no encontramos un sustituto tan adecuado para la palabra comprensivo. Así, aunque no somos capaces de definir ni explicar plenamente su significado, sí tenemos la sensación que ésta es la única palabra que encaja en este versículo.

Cuando Pablo nos pide que demos a conocer a todos los hombres lo comprensivos que somos, él se refiere a la plenitud de esta virtud. Si somos comprensivos de una manera limitada o parcial, es imposible que esta virtud sea conocida de todos los hombres; por tanto, la exhortación de Pablo debe referirse al hecho de ser comprensivos de una forma plena y absoluta.

Si queremos entender lo que significa ser comprensivos, en lugar de recurrir a libros de filosofía y ética, debemos más bien ir a la Biblia y dejar que ella misma nos enseñe el significado de la palabra “comprensivo”, la cual consta en 4:5. Como ya vimos, ésta es una de las formas en que Cristo es expresado. En primer lugar, Pablo nos exhorta a que demos a conocer a todos los hombres lo comprensivos que somos. Sin embargo, consciente de que no podemos ser comprensivos por nosotros mismos, luego agregó: “Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder”. Esto indica que ser comprensivos es una forma de expresar a Cristo.

Ser comprensivos y expresar a Cristo son dos ideas que están relacionadas entre sí. Esto se hace aun más claro cuando examinamos 4:5 a la luz de toda la epístola de Filipenses. En 1:20 y 21 Pablo habla de magnificar a Cristo y vivirlo. Ciertamente, el dar a conocer lo comprensivos que somos comunica la noción de vivir y magnificar a Cristo. Por consiguiente, la virtud de la comprensión debe ser el propio Cristo que vivimos y magnificamos. No debemos separar el capítulo cuatro del resto del libro. En el capítulo uno, Pablo habla de magnificar a Cristo y luego, al final de la epístola, nos exhorta a dar a conocer lo comprensivos que somos. Esta virtud que damos a conocer debe ser el mismo Cristo que magnificamos.

En el capítulo dos, Pablo presenta a Cristo como nuestro único modelo. Ciertamente, la virtud de ser comprensivos debe estar relacionada con Cristo como nuestro modelo; en otras palabras, debe incluir la noción de expresar a Cristo, quien es el modelo revelado en el capítulo dos.

Como mencionamos anteriormente, en el capítulo tres tenemos a Cristo como nuestra meta. Al igual que Pablo, todos nosotros debemos proseguir hacia esta meta. Cristo como nuestra meta tiene que ver con el hecho de ser comprensivos. De otro modo, ¿cómo podría Pablo animarnos a ir en pos de Cristo en el capítulo tres y luego exhortarnos en 4:5 a dar a conocer a todos los hombres algo que no es Cristo mismo? Esto no sería lógico. Ya que Pablo es consistente en lo que escribe, lo que él nos exhorta a dar a conocer en 4:5 debe ser la misma meta a la cual nos anima a seguir en el capítulo tres. Y puesto que Pablo nos anima a ir en pos de Cristo, no es posible que en 4:5 nos esté pidiendo que demos a conocer a los hombres algo que no es Cristo mismo. Además, puesto que él tiene tanto que decir de Cristo en los primeros tres capítulos de la epístola, lo que él dice en el capítulo cuatro, debe estar también relacionado con Cristo. Es por eso que afirmamos que la virtud mencionada en 4:5, que consiste en ser comprensivos, es Cristo mismo.

Si existe alguna otra palabra con que podamos reemplazar la palabra comprensivo de 4:5, ésta debe ser Cristo. Así, en lugar de decir: “Sea conocido de todos los hombres lo comprensivos que sois”, leeríamos: “Vuestro Cristo sea conocido de todos los hombres”, lo cual significa dar a conocer a todos los hombres al Cristo que vivimos y magnificamos, al cual también tomamos como nuestro modelo y como nuestra meta.


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