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Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 5 de 185 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CINCO

DIOS LLAMA AL QUE HA PREPARADO
(1)

En el capítulo uno de Exodo, vimos a los hijos de Israel bajo cautiverio, en el dos vimos la preparación de un salvador. En este mensaje, llegamos a Exodo 3, donde vamos a estudiar el llamamiento a la persona que Dios preparó.

I. LA MOTIVACION DEL LLAMAMIENTO DE DIOS

La motivación del llamamiento de Dios fue el llanto de los hijos de Israel (2:23-25; 3:7, 9). Exodo 3:7 dice: “Dijo luego Jehová: bien he visto la aflicción de Mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus opresores; pues he conocido sus angustias”. Dios no solamente oyó el clamor de ellos, sino que también los visitó en el lugar de sus aflicciones. Por consiguiente, el conocía plenamente su situación y anhelaba rescatarlos de ella.

II. EL TIEMPO DEL LLAMAMIENTO DE DIOS

Dios deseaba liberar a los hijos de Israel del cautiverio, pero El tuvo que esperar que Moisés fuese plenamente preparado. Estos capítulos de Exodo revelan que Dios es muy paciente. Aún antes del nacimiento de Moisés, los hijos de Israel sufrían en Egipto. Pero Dios esperó por lo menos ochenta años. Resulta fácil ser paciente si no tenemos la fuerza ni la habilidad para hacer algo acerca de la situación. En este caso, usted no tiene otra elección que esperar. No obstante, al que es capaz y calificado, le resulta difícil ser paciente. Dios ciertamente era capaz de liberar a los hijos de Israel; Su poder era suficiente. No obstante, El esperó con paciencia.

A veces estamos agotados por la paciencia de Dios y preguntamos: “¿Cuánto tiempo, Señor? ¿has escuchado nuestras oraciones? Señor, ¿dónde estás? ¿no te preocupas por nosotros? ¿cuánto tiempo vamos a esperar todavía antes de que hagas algo por nosotros?” Parece como si no hubiera Dios en este universo. Los Salmos plantean estas preguntas muchas veces, pues los salmistas eran iguales que nosotros.

Es bueno ser agotado por la paciencia de Dios porque después de esto, descansamos. Podemos estar tan agotados que abandonamos la oración. Sabemos que Dios es verdadero y real y que El tiene Su tiempo. Por ende, aprendemos a confiar en El. Entonces descansamos.

Después de cuarenta años, Moisés ya no podía esperar más para liberar a los hijos de Israel. El había recibido la educación más elevada y se había convertido en un hombre poderoso en palabras y en hechos (Hch. 7:22). No cabe duda de que a sus propios ojos él estaba calificado y listo para actuar por el bien de su pueblo. Pero Dios dejó a Moisés a un lado por cuarenta años más, hasta que fuese plenamente preparado conforme a las normas de Dios. En eso vemos la paciencia de nuestro Dios.

¿Por qué Dios tuvo que esperar estos ochenta años? Ninguno de nosotros estaría dispuesto a esperar tanto tiempo. Ciertamente Dios deseaba tener la manera de intervenir antes, pero entre los hijos de Israel no había nadie a quien El podía presentarse. Por tanto, Dios tuvo que esperar hasta el nacimiento de Moisés. Cuarenta años más tarde Moisés estaba allí y había crecido, pero Dios todavía tuvo que esperar porque Moisés era muy natural. Dios tuvo que esperar porque faltaba una persona preparada.

Aquí vemos un principio. En cada edad, Dios ha deseado hacer algo. El problema no estaba de su lado, sino siempre del lado de Su pueblo. Esta ha sido siempre la pregunta: ¿Dónde está la persona lista para recibir el llamamiento de Dios? En nuestra era también Dios anhela hacer ciertas cosas. ¿Pero quién está listo para Su llamamiento? Hace más de diecinueve siglos, el Señor Jesús dijo que El vendría pronto (Ap. 22:7). Pero todavía El no ha venido. Si le preguntáramos al Señor porque ha demorado tanto Su regreso, El quizá contestaría: “¿Dónde están las personas listas para Mi regreso? Cuando vea que un número suficiente de personas estén listas, vendré. Tengo muchos deseos de volver, pero ¿a qué volvería?”

En Exodo, Dios no pudo venir cuando Moisés era un niño o cuando todavía confiaba en su fuerza y habilidad naturales. Dios tuvo que esperar hasta que Moisés cumpliera los ochenta años. Entonces, después de preparar a Moisés, Dios vino y lo llamó. Los hijos de Israel clamaron por causa de la tiranía, la persecución y la opresión, pero Dios todavía tuvo que esperar por la preparación de Moisés. En el mismo principio, el Señor sigue demorando Su regreso porque no hay suficiente gente que esté preparada para ello.

En los capítulos dos y tres de Exodo vemos que los hijos de Dios que eran perseguidos clamaron a El y que el Dios de misericordia, de gracia y de amor deseaba rescatarlos. Pero Moisés crecía lentamente hacia la madurez. El clamor de los israelitas era desesperado y el anhelo de Dios era grande, pero el crecimiento de Moisés era lento. Hoy en día la situación es la misma. Muchos santos han anhelado el regreso del Señor, y El mismo desea volver. ¿Pero dónde están los que han sido preparados? Por consiguiente, en lugar de quejarse al Señor acerca de la situación actual, debemos dedicarnos a crecer en vida.

Cuando Moisés fue descartado por la soberanía de Dios, posiblemente estaba muy desilusionado y sin esperanza. El se conformó con ser pastor apacentando al rebaño en la tierra de Madian. Un hombre educado en el palacio real estaba obligado a vivir como pastor en el desierto. Con el transcurso de los años, él lo perdió todo: su confianza, su futuro, sus intereses, sus metas. Finalmente, Moisés probablemente alcanzó el punto en el cual ya no pensaba más en ser aquel que Dios usaría para rescatar a los hijos de Israel del cautiverio egipcio. Moisés debe de haber pensado: “Debo cuidar este rebaño. Pero ni siquiera es mío; pertenece a mi suegro. No tengo ningún imperio, ningún reino. No tengo otra cosa que hacer aparte de sostener mi familia. Mi preocupación inmediata consiste en encontrar hierba fresca para el rebaño y agua para que beban”. Pero un día, cuando Moisés fue plenamente procesado, Dios se apareció a él y lo llamó. A la edad de ochenta años, a los ojos de Dios, Moisés estaba plenamente preparado y calificado, y El se presentó a Moisés en el momento preciso.

El relato del llamamiento de Moisés por parte de Dios es más largo que el relato del llamamiento que le hizo a otras personas en la Biblia. El de Abraham es breve, y lo mismo sucede con el llamamiento de Isaías. Vemos lo mismo en el llamamiento de Pedro y de Saulo de Tarso. Pero el relato del llamamiento de Moisés es largo y detallado. En este relato, encontramos todos los puntos básicos acerca del llamamiento de Dios. Por tanto, si deseamos conocer el pleno significado del llamamiento de Dios, debemos prestar más atención al que Dios hizo a Moisés en Exodo 3.

Moisés fue el primer siervo completo, calificado y perfeccionado de Dios en la historia. Noé fue usado por Dios para construir el arca, pero él no era la clase de siervo que era Moisés. Ni siquiera Abraham, el padre de la fe, fue perfeccionado para servir a Dios como lo fue Moisés. Por ser el primer siervo de Dios plenamente calificado en la Biblia, Moisés es el modelo de un siervo de Dios, y el llamamiento que le hizo Dios es la norma que usa para llamar a todos Sus siervos. En principio, todos debemos ser llamados como lo fue Moisés.


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