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Estudio-vida de Hechospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1419-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 51 de 72 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE HECHOS

MENSAJE CINCUENTA Y UNO

LA PROPAGACION
EN ASIA MENOR Y EUROPA MEDIANTE
EL MINISTERIO DE LA COMPAÑIA DE PABLO

(17)

Lectura bíblica: Hch. 19:21-22

SE PROPUSO EN ESPIRITU
IR A JERUSALEN Y A ROMA

En 19:21 y 22, Pablo se propuso ir a Jerusalén y a Roma. “Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma. Y enviando a Macedonia a dos de los que le servían, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia”. Erasto era un tesorero de la ciudad de Corinto (Ro. 16:23; véase 2 Ti. 4:20), una persona de alto rango, quien probablemente se había convertido mediante la predicación de Pablo en Corinto (véase Hch. 18:8) y llegó a ser asistente suyo.

Según 19:22, Pablo, habiendo enviado a Timoteo y a Erasto a Macedonia, se quedó en Asia por algún tiempo. Durante su estadía en Efeso, el apóstol escribió su primera epístola a la iglesia en Corinto (1 Co. 16:3-10, 19; 4:17; véase Hch. 19:20-23, 8-10, 17; 20:1).

Su propósito al ir a Jerusalén en 19:21, era dar alivio a su amorosa preocupación por las necesidades de los santos pobres de dicha ciudad. En ese tiempo, él se encontraba en Efeso cumpliendo su tercer viaje ministerial, ocupado con la pesada carga de llevar a cabo su ministerio en Asia (1 Co. 16:8-9) y en Macedonia y Acaya (1 Co. 16:5-7; Hch. 20:1-3). No obstante, aún tenía la carga de apartar una parte de su tiempo para atender a los santos necesitados de Jerusalén. Cuando llegó a Corinto, escribió su epístola a los santos de Roma, donde manifiesta el propósito de su viaje y les ruega que oren por él al respecto (Ro. 15:25-31). Aunque Pablo era un apóstol apartado por Dios para los gentiles (Hch. 22:21; Gá. 2:8), todavía sentía preocupación por los intereses del Señor entre los judíos. En realidad, su mayor preocupación era el Cuerpo universal de Cristo, y no sólo su parte del ministerio neotestamentario entre los gentiles.

Además, él quería ir a Jerusalén en ese momento, quizá para tener comunión con Jacobo y con los demás apóstoles y ancianos, acerca de la influencia judía ejercida sobre la iglesia de aquella ciudad. Según las enseñanzas de Pablo en las epístolas a los gálatas y a los romanos, la decisión tomada en la conferencia celebrada por los apóstoles y los ancianos en el capítulo quince, con miras a resolver el problema de la circuncisión, seguramente no le satisfizo por completo. Esto sin duda le perturbaba debido a su gran interés por la economía neotestamentaria de Dios, la cual consiste en edificar el Cuerpo de Cristo. Lo que Jacobo dijo en 21:20-22 después de que Pablo llegó a Jerusalén (21:17-18), y su propuesta de que éste participara en el voto nazareo de los cuatro creyentes judíos (21:23-24), parece confirmar este punto de vista.

En 19:21, vemos que Pablo se propuso en su espíritu ir a Jerusalén. Debido a que el Señor Espíritu moraba en su espíritu (2 Ti. 4:22; Ro. 8:10-11), él ciertamente debió tomar tal decisión motivado por el Señor Espíritu. Tal era el sentir de su espíritu (Zac. 12:1; Job. 32:8; Pr. 20:27), regenerado por el Espíritu de Dios (Jn. 3:6), en el cual moraba el Señor Espíritu, y el cual actuaba juntamente con el Espíritu (Ro. 8:16). En este espíritu, Pablo adoraba y servía a Dios (Jn. 4:24; Ro. 1:9).

Tanto la decisión de Pablo de ir a Jerusalén como su deseo de ver a Roma se cumplieron. Pablo efectivamente fue a Jerusalén (21:17) y vio a Roma (28:14, 16). El Señor cumplió el deseo del apóstol al llevarlo a Roma por haber apelado al César (23:11; 25:11).

UN TIEMPO CRUCIAL PARA PABLO

La situación por la que Pablo atravesaba en 19:21 era a la vez difícil y excelente. Era difícil porque los judíos se le oponían y buscaban matarlo, pero por otra parte, era excelente porque una puerta le había sido abierta para ganar a muchos para el Señor. Refiriéndose a este tiempo, Pablo declaró: “Pero estaré en Efeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los que se oponen” (1 Co. 16:8-9). Estas palabras que dirigió a la iglesia en Corinto fueron escritas en Efeso, lugar donde permaneció tres años durante su tercer viaje ministerial. Por tanto, el tiempo que atravesaba el apóstol en 19:21 era muy crucial; ya que no sólo era un tiempo de oposición, sino también de gran oportunidad para llevar a cabo una obra fructífera para el Señor.

El hecho de que Pablo se hubiera propuesto en su espíritu ir a Jerusalén indica que estaba totalmente dedicado al Cuerpo de Cristo. Esta era la razón por la que sentía una profunda preocupación por Jerusalén. En esto podemos ver que él era un vaso apto para llevar a cabo el testimonio de la economía neotestamentaria de Dios. Además vemos que lo hizo según la manera actual.


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