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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 100 de 120 Sección 1 de 5

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE CIEN

EL SIGNIFICADO ESPIRITUAL
DE LA BENDICION PROFETIZADA
EN CUANTO A JUDA, ZABULON E ISACAR
(1)

En este mensaje tengo la carga de compartir algo más acerca de Génesis 49:8-15. El lenguaje que se usa para describir el grupo compuesto de Judá, Zabulón e Isacar, es extraño, nuevo y ajeno a nuestra comprensión. En estos versículos se usan muchas figuras acerca de Judá: un león joven, un león que se recuesta, una leona, el cetro, la vara de autoridad, el pollino atado a la vid, el pollino hijo de asna atado a la vid escogida, los vestidos lavados en vino, y la ropa lavada en jugo de uva. ¿Ha oído usted alguna vez de alguien que lave sus vestidos en vino o su ropa en jugo de uva? El versículo 12 habla de ojos rojos por el vino y de dientes blancos por la leche. En cuanto a Zabulón, se nos da la figura de un “puerto de naves” (v. 13), e Isacar es comparado con “un asno fuerte que se recuesta entre los apriscos”, quien ve que el descanso es bueno y que la tierra es deleitosa y baja su hombro para cargar y servir en tributo (vs. 14-15). Todos estos aspectos son ricos y deben dejar una profunda impresión en nosotros.

Génesis 1 no podría abarcar ninguno de estos puntos, pues es un relato de la creación. Según el relato de Génesis 1, en el sexto día Dios hizo al hombre a Su propia imagen. En ese entonces era imposible encontrar alguna alusión a Judá como león joven, como un león que se recuesta y como una leona, o alguna referencia a atar nuestro asno a la vid. Tampoco era posible oír hablar de vestidos lavados en vino. En Génesis 2 tenemos un huerto y dos árboles, pero no encontramos ninguno de los puntos mencionados en Génesis 49:8-15. Dado que estos asuntos forman parte de la profecía con bendición que declaró un hombre transformado y maduro por la vida divina, solamente se pueden encontrar en el capítulo cuarenta y nueve.

En Génesis 2 Adán era maravilloso, pues él pudo asignar un nombre a todos los animales. Esto indica que él era muy capaz. Sin embargo, aunque podía dar nombres a los animales, no podía dar una profecía con bendición. Adán era simplemente un hombre creado. La vida divina no había sido forjada en él. En Génesis 1 y 2 él todavía no había caído. En cierto sentido, debemos valorar la caída del hombre. Los niños que más se caen llegan a ser los más fuertes. Indudablemente, un niño que nunca se ha caído es muy débil. Adán, el hombre de Génesis 1, era perfecto, pero no era muy fuerte; mientras que Jacob, el hombre de Génesis 49, no sólo era perfecto, sino también fuerte. Si el Jacob transformado hubiera estado rodeado de serpientes, no habría caído. Por el contrario, él habría aplastado la cabeza de aquellas serpientes y cortado sus colas. ¿Qué prefiere ser usted, el Adán del capítulo uno o el Jacob del capítulo cuarenta y nueve? Yo prefiero ser Jacob.

En el capítulo cuarenta y nueve Jacob pronunció una bendición profética que Adán jamás habría podido pronunciar. sólo Jacob era apto para pronunciar esta bendición. Adán, por su parte, no estaba facultado en absoluto para ello porque la vida divina no se había forjado en él; jamás fue transformado ni madurado en la vida de Dios. Jacob no sólo era un ser creado que había caído, sino que también era regenerado, y la vida divina había sido forjada en él. No existe ningún relato según el cual el nombre de Adán fuese cambiado, pero vemos que el nombre de Jacob fue cambiado por Israel. Adán significa “barro rojo”, pero Israel significa “príncipe de Dios”. ¿Prefiere usted ser barro rojo o príncipe de Dios? El barro rojo nunca pudo expresar una profecía como la que pronunció Jacob en el capítulo cuarenta y nueve.

Jacob experimentó plenamente lo que es ser un hombre caído. Dudo que otra persona hubiese caído más bajo que Jacob. La historia de Jacob es nuestra biografía, pero no podemos compararnos con él en cuanto a la caída. Jacob era experto en caer. Nadie lo supera en este asunto. Jacob engañó, robó y suplantó a todos, incluyendo a su madre. El hecho de que él usara a su madre, demuestra que la suplantó (suplantar a una persona consiste simplemente en usarla o manipularla). En una ocasión Jacob hizo lo posible por suplantar a Dios. Aquella noche en Peniel, Jacob usó toda su energía para asirse de Dios, para manipularlo y obligarlo a hacer algo en su favor (32:24-31). Por supuesto, Jacob no podía vencer a Dios. Por último, Dios tocó el encaje del muslo de Jacob, y éste quedó cojo. Por suplantar a todos, Jacob descendió a lo más bajo. No obstante, al final fue transformado y madurado, y llegó a la cumbre de la experiencia de la vida divina. Por consiguiente, en el capítulo cuarenta y nueve él pudo pronunciar una rica profecía con bendición.

Antes de dicho capítulo no se podía dar esa profecía, pues nadie tenía la suficiente transformación ni madurez para hacerlo. Además, antes del capítulo cuarenta y nueve no se había creado el ambiente propicio. Para que se imparta la visión celestial siempre se requiere un ambiente adecuado. Jacob tenía que ser transformado y madurado, y necesitaba tener los hijos sobre los cuales habría de profetizar lo mencionado en 49:8-15, para poder dar esta profecía. Consideremos ahora el significado espiritual de la bendición profetizada en estos versículos, un pasaje que requiere toda la Biblia para su desarrollo.


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