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Estudio-vida de Marcospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 24 de 70 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE MARCOS

MENSAJE VEINTICUATRO

LAS ACTIVIDADES QUE EL SALVADOR-ESCLAVO
REALIZO EN SU SERVICIO EVANGELICO

(8)

Lectura bíblica: Mr. 8:27—9:13

En este mensaje abarcaremos 8:27—9:13. Esta porción del Evangelio de Marcos puede considerarse la más sobresaliente en cuanto a la relación que el Señor tuvo con Sus discípulos.

LLEVADOS A CESAREA DE FILIPO

Para que los discípulos llegaran al nivel que se describe en 8:27—9:13, fue necesario que pasaran por varias etapas. Tomemos a Pedro como ejemplo. En el capítulo uno, Pedro fue llamado por el Señor y comenzó a seguirle. Desde el capítulo uno hasta el ocho, Pedro y los otros fieles seguidores pasaron por diversas etapas. Prosiguieron paso a paso y escalaron de nivel en nivel hasta que fueron llevados a un lugar llamado Cesarea de Filipo.

Marcos 8:27 dice: “Salieron Jesús y Sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y en el camino preguntó a Sus discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy Yo?” Cesarea de Filipo se encontraba al norte de la Tierra Santa, cerca de la frontera, al pie del monte Hermón, donde el Señor se transfiguró. Estaba lejos de la ciudad santa y el templo santo donde la vieja religión judía llenaba el pensamiento de todo hombre, sin dejar lugar para Cristo, el Salvador-Esclavo. El Señor intencionadamente llevó a Sus discípulos a un lugar despejado para que el pensamiento de ellos estuviera libre de la influencia religiosa de la ciudad santa y del templo santo, y revelarles algo nuevo con respecto a Sí mismo. Fue en Cesarea de Filipo donde Pedro recibió la visión de que el Señor era el Cristo.

Quisiera recalcar que el Señor Jesús llevó a Sus discípulos a Cesarea de Filipo a fin de que estuvieran en un ambiente despejado, un lugar sin nubes ni neblina. El sabía que en aquel lugar, el entendimiento y la percepción espiritual de ellos estarían despejados.

El Señor llevó a Sus seguidores desde el río Jordán y el mar de Galilea hasta Cesarea de Filipo, y le tomó por lo menos dos años para llevarlos por todos estos pasos, los cuales les capacitaron para llegar a este nivel. Estos pasos se narran en los capítulos anteriores. En especial, tres de los discípulos del Señor —Pedro, Juan y Jacobo— eran plenamente aptos para ver algo que ningún ser humano había visto. Ellos pudieron ver a una maravillosa persona, Aquel que es el secreto del universo y un misterio para toda la humanidad, Aquel que también es el secreto de la economía eterna de Dios. Aunque El era hombre, incluso un hombre con el porte exterior de esclavo, era una persona excelente, maravillosa y misteriosa.

Para recibir la visión acerca de esta persona, los discípulos tuvieron que pasar por los pasos que constan en los capítulos anteriores. Tuvieron que ser sanados de manera general y luego de manera específica. Cada función de su ser —su oído, su vista y su habla— tuvo que ser sanada. Como resultado de experimentar las sanidades generales y específicas, fueron capacitados para recibir la visión en cuanto a quién es el Señor.

LA REVELACION ACERCA DE CRISTO

En el versículo 27 el Señor preguntó a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que soy Yo?” Como hombre, Cristo no sólo era un misterio para aquella generación, sino también para la gente de hoy. A la pregunta del Señor, los discípulos replicaron: “Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas” (v. 28). Esto indica que sin la revelación celestial, lo único que la gente puede comprender en cuanto a Jesús es que El es el mayor de los profetas; nadie sabía que en efecto El era el Cristo.

El versículo 29 dice: “Entonces El les preguntó: Pero vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo Pedro, le dijo: ¡Tú eres el Cristo!” Pedro tomó la iniciativa y declaró que Jesús era el Cristo. No habló del Señor de manera simple y general diciéndole que El era Cristo, un ungido, sino que le dijo: “Tú eres el Cristo”. Es posible que este término no sea tan significativo para nosotros hoy como lo fue en el tiempo de los discípulos. Pedro declaró que Jesús era el Cristo, el Ungido, el Mesías.

Cuando Pedro afirmó que Jesús era el Cristo, es muy posible que no lo haya entendido. No obstante, vio que aquella persona no era común ni corriente. Comprendió algo muy específico acerca del Señor: que El era el Cristo, el Ungido de Dios, el Mesías. Como dijimos, para que Pedro pudiera recibir esta visión fue necesario que él, junto con los otros discípulos, pasara por los diversos pasos narrados en los capítulos anteriores y fuese llevado a la etapa donde recibiría la visión acerca de la persona de Cristo.


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