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Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
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ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE DIECIOCHO

LA EXIGENCIA DE DIOS Y
LA RESISTENCIA DE FARAON
(4)

Si queremos captar la revelación presentada en el libro de Exodo, debemos ver que Dios desea que Su pueblo le edifique una morada en la tierra. Pero el enemigo de Dios ha usurpado a Su pueblo y lo mantiene en cautiverio en el mundo. Por consiguiente, en los primeros catorce capítulos de Exodo, vemos una lucha entre Dios y Faraón, el representante de Satanás. En esta lucha, el juicio de Dios sobre el mundo egipcio fue manifestado por medio de las diez plagas. No obstante, las plagas no fueron solamente un castigo, sino también la manera que Dios usó para exponer la naturaleza, el significado, y el resultado de la vida en el mundo, es decir, la vida que ocupaba al pueblo de Dios. Por tanto, las plagas que cayeron sobre los egipcios, no fueron solamente castigos, sino también advertencias de misericordia. Si los egipcios hubiesen recibido misericordia, habrían visto la naturaleza, el significado, y el resultado de la vida en el mundo.

Es bastante significativo que Dios mandó diez plagas, y no nueve ni once. En la Biblia, el número diez representa la perfección o el vivir humano completo. Por ejemplo, nuestros diez dedos de las manos y de los pies representan esta consumación. La Biblia revela que al final de esta era, habrá diez reinos bajo el mando del anticristo. Estos diez reinos serán la expresión final de la vida humana caída. Para exponer la vida humana en el mundo, Dios usó diez plagas. Como lo hemos señalado, estas diez plagas se dividen en cuatro grupos. Los primeros tres grupos constan de tres plagas cada uno, y la última plaga constituye una categoría por sí sola.

Hemos abarcado el primer grupo de plagas, las plagas de la sangre, las ranas y los piojos. Las plagas de la sangre y de las ranas están relacionadas con el agua, mientras que la plaga de los piojos está relacionada con el polvo de la tierra. Por consiguiente, en el primer grupo de plagas, el agua y la tierra quedaron expuestas y juzgadas. Todos dependemos del agua y de la tierra para nuestro sustento. El suministro necesario para mantener la vida humana proviene de estas dos fuentes. En las tres primeras plagas, Dios expuso la naturaleza de la vida caída de la humanidad. Mientras El lo hacía, El mostraba que los recursos del sustento humano dan por resultado muerte, problemas e irritación.

El segundo grupo de tres plagas está relacionado principalmente con el aire. Actualmente nos preocupamos mucho por la contaminación del aire. En la cuarta, quinta, y sexta plaga, el aire de Egipto se contaminó. Las moscas llenaron el aire, y la pestilencia venía del aire y las cenizas que provocan úlceras fueron esparcidas por el aire. Por consiguiente, en el segundo grupo de plagas, el aire, otra cosa vital para la vida humana, fue atacado.

Deseo recalcar el hecho de que estas plagas no eran solamente una forma de castigo, sino también una manera de exponer al mundo y a la vida en el mundo. Si la intención de Dios fuese de usar las plagas solamente como castigo, El no tendría la necesidad de enviar continuamente a Moisés y Aarón a Faraón. Además, El no habría necesitado mandar las plagas durante tantos días. Por el contrario, Dios habría castigado a los egipcios y los habría destruido de un solo golpe. No obstante, Dios los disciplinó de una manera fina y detallada. Primero, Dios cambió el agua en sangre. Luego El trajo a las ranas que molestaban y después de eso, a los piojos que molestaban. Al hacer esto, el propósito de Dios no consistía solamente en castigar a los egipcios, sino en enseñarles a ellos y también a Su propio pueblo que en realidad los recursos del suplir de vida humano se han convertido en sangre, ranas y piojos.

Dios creó los cielos para contener lo bueno de la tierra y la tierra con el mismo propósito en cuanto al vivir humano. Por consiguiente, tanto los cielos como la tierra son para la existencia del hombre. No obstante, el hombre cayó. Según Su justicia, Dios debería de haber juzgado tanto los cielos como la tierra inmediatamente después de la caída de Adán. Pero la intención de Dios consiste en cumplir Su propósito eterno por medio del hombre. En lugar de juzgar todas las cosas, Dios puso al universo bajo la redención de Cristo.

La redención de Cristo es un asunto de mucho peso, mucho más significativo de lo que nos podemos imaginar. Dios estableció a Adán como la cabeza de toda la creación en Génesis 1. En principio, cuando la cabeza se rebeló, toda la creación cayó bajo la maldición y debió ser juzgada inmediatamente según la justicia de Dios. Toda la creación debió ser derrumbada. Dios no puede tolerar nada que vaya en contra de Su justicia, santidad, y gloria; pero tampoco El cambiará Su corazón acerca de Su propósito de tener una morada eterna entre los hombres. Por consiguiente, Dios prefirió mirar a toda la creación bajo la redención de Cristo, lo cual a Sus ojos fue cumplido antes de la fundación del mundo (1 P. 1:19-20; Ap. 13:8). Por ver a la vieja creación bajo la redención de Cristo, Dios tiene la libertad de preservar al universo o juzgarlo y destruirlo. Debido a la redención de Cristo, Dios es totalmente justo y recto al preservar el universo o al destruirlo.

Cuando Dios ya no pudo tolerar más el pecado de Sodoma y Gomorra porque se habían rebelado en contra de El y rechazaron la redención que El había ordenado, esa parte de la tierra sufrió Su justo juicio. En principio, pasó lo mismo en los tiempos de Moisés. Faraón y los egipcios rechazaron la redención ordenada por Dios y por tanto quedaron desnudos y expuestos al juicio de Dios. Puesto que los hijos de Israel estaban todavía bajo la redención, el juicio de Dios no los tocó. Exodo 8:23 es un versículo crucial: “Y Yo pondré redención entre Mi pueblo y el tuyo”. Aquí el Señor decía a Faraón que El pondría redención entre Su pueblo y el pueblo de Faraón. Dios cubrió a Su pueblo con la redención de Cristo, pero Faraón y su pueblo rechazaron la redención de Dios. Por consiguiente, cuando Dios mandó las plagas sobre los egipcios, éstos no estaban bajo la redención de Dios, sino que estaban expuestos a Su juicio.

En la caída, el hombre pecó en contra de la justicia de Dios y careció de la gloria de Dios. No obstante, Dios no vino con juicio. Entonces ¿cómo la justicia de Dios pudo mantenerse? Según Génesis 3:21, la respuesta está en la redención de Dios. Las pieles de los animales que Dios puso para cubrir a Adán y Eva señalan la redención de Cristo. Debido a la redención de Cristo, Dios puede mantener justamente la existencia del universo.

En Exodo, Faraón y los egipcios no se preocuparon por la redención de Cristo. Ellos merecían ser juzgados por la manera en que trataron al pueblo de Dios. Por consiguiente, Dios ejerció Su juicio sobre los egipcios por medio de las diez plagas. En la época de las plagas, los egipcios quedaron expuestos a los tratos justos de Dios. No obstante, los hijos de Israel permanecían bajo la redención de Cristo, pues Dios había puesto una redención entre ellos y el pueblo de Faraón.

En la actualidad, toda la tierra está todavía bajo la redención de Cristo. Si no fuese por la redención de Cristo, el sol, la luna, y los planetas se desintegrarían. Dios retiene los cielos y la tierra en beneficio de la existencia del hombre. Usted se preguntará como el Dios justo puede tolerar el pecado de la gente en el mundo actual. El puede tolerarlo solamente porque El mira al mundo por medio de la redención de Cristo.

En realidad, todo el mundo disfruta de los beneficios de la redención de Cristo, aunque no se dan cuenta de ello. Colosenses declara que Dios ha reconciliado todas las cosas a Sí mismo por medio de la muerte de Cristo (1:20). La redención de Cristo es lo único que hace de esta tierra un lugar adecuado para la vida del hombre. Si la creación no estuviera bajo la redención de Cristo, se derrumbaría. No obstante, Dios extiende Su misericordia y mira a los incrédulos bajo la redención de Cristo para que tengan la oportunidad de arrepentirse y de recibir esta redención.

Toda la comida que comemos y todo el suministro de vida que disfrutamos se encuentran bajo la redención de Cristo. De otro modo, las aguas se convertirían en sangre, los peces en ranas, y la tierra produciría espinas o piojos en lugar de granos, y del aire vendrían las moscas. Las diez plagas cayeron sobre Egipto porque rechazaron la redención de Dios.

Durante el tiempo en que Faraón se resistió a Dios, él y los egipcios estuvieron expuestos al justo juicio de Dios. Pero El fue misericordioso aún en el ejercicio de Su juicio. En lugar de aniquilar a los egipcios con un solo acto de juicio, El les mandó una serie de plagas. Al hacer esto, Su intención no fue solamente castigarlos o juzgarlos, sino también exponer a los egipcios y advertirles dándoles la oportunidad de volverse a El.

Cada plaga es significativa. En la primera plaga, las aguas fueron cambiadas en sangre. ¿Tiene usted la certeza de que las aguas del mundo que usted disfruta ahora no son en realidad sangre? Si esta agua está bajo la redención de Cristo, sí es agua. Pero si no está bajo la redención de Cristo, en realidad es sangre. Del mismo modo, en su experiencia, el agua que es la fuente del suministro de vida necesario, ¿produce peces o ranas? Todo depende de esto: ¿está el agua bajo la redención de Cristo? Puedo testificar con la conciencia pura que el agua que yo disfruto produce peces y no ranas. Además, para mi, la tierra produce maíz, trigo y verduras; no produce piojos. No obstante, si en su experiencia, la tierra no está bajo la redención de Cristo, el polvo de la tierra producirá piojos.


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