Información del libro

Estudio-vida de Éxodopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0346-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 114 de 185 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE EXODO

MENSAJE CIENTO CATORCE

EL ALUMBRADO DE LAS LAMPARAS
Y LAS VESTIDURAS SACERDOTALES
(1)

Lectura bíblica: Ex. 27:20-28:5

El mensaje anterior culminó el estudio-vida del tabernáculo junto con el atrio. Al finalizar la sección acerca del tabernáculo, debemos continuar con los sacerdotes, en particular con las vestiduras sacerdotales. Sin embargo, el capítulo veintisiete concluye con dos versículos acerca de encender las lámparas del candelero dentro del tabernáculo: “Y mandarás a los hijos de Israel que traigan aceite de olivas machacadas, para el alumbrado, para hacer arder continuamente las lámparas. En el tabernáculo de reunión, afuera del velo que está delante del testimonio, las pondrá en orden Aarón y sus hijos para que ardan delante de Jehová desde la tarde hasta la mañana, como estatuto perpetuo de los hijos de Israel por sus generaciones”. Si estos dos versículos no estuvieran al final del capítulo ventisiete, con toda probabilidad nadie se extrañaría. Hace años, me contrariaba el hecho de que luego de una porción tan extensa acerca del tabernáculo junto con su atrio, el relato divino inserta estos dos versículos relacionados con el encendido de las lámparas. Ya que yo no dejo pasar nada por alto en la Palabra, le llevé este asunto al Señor y pasé un tiempo con El estudiándolo, tratando de encontrar la razón por la cual se añaden estos versículos justo en ese lugar. ¿Por qué se incluye aquí este asunto, el cual no parece tener relación con el tabernáculo o su mobiliario? ¿Por qué este capítulo terminará con una palabra acerca de encender las lámparas?

UN SERVICIO SACERDOTAL

Al leer los capítulos veintisiete y veintiocho de Exodo, me di cuenta de que el capítulo veintiocho también comienza con la conjunción “y”. El capítulo veintiocho trata acerca de las vestiduras para los sacerdotes. Aunque no parece que estás vestiduras tengan relación con la luz de las lámparas, este capítulo comienza con una conjunción. Esto nos muestra que el relato divino pone estos dos asuntos juntos. Luego del extenso relato acerca del tabernáculo con su mobiliario y el atrio, Moisés añade una sección corta acerca de la luz de las lámparas, y luego habla acerca de las vestiduras sacerdotales. Necesitamos encontrar la razón para esto, en especial por qué Moisés relaciona estos dos asuntos.

Para entender esto debemos recordar que no había ventanas en el tabernáculo. Especificamente no había luz de los cielos, no había ninguna abertura en el techo. Esto impedía la entrada de la luz. Si no hubiese habido una luz dentro del tabernáculo, éste hubiese estado en tinieblas. Cuando estamos a oscuras no podemos hacer nada. Si tan siquiera lo intentamos podríamos lastimarnos o hacernos daño. Ya que no había ventanas se necesitaba la luz de las lámparas dentro del tabernáculo.

El encender las luces era una acción santa. Estas lámparas no estaban en un lugar común, sino en el santuario, en el Lugar Santo. Ya que esta era una tarea santa, la gente común no estaba calificada para encenderlas. Tal vez eran personas buenas y educadas, pero no eran santos. Se necesitaban personas santas que encendieran las lámparas santas que estaban en el Lugar Santo. Así que se necesitaba que el sacerdocio encendiera las lámparas. Encender las lámparas era un servicio sacerdotal.

El servicio sacerdotal incluía tres cosas principalmente. La primera era ofrecer los sacrificios sobre el altar que estaba en el atrio. Un sacerdote debía ofrecer todos los sacrificios a Dios. Una persona no podía ofrecer algo a Dios por sí misma. Debía ofrecerlo por medio de un sacerdote. Por lo tanto, el servicio sacerdotal incluía primeramente el ofrecer los sacrificios. Este aspecto del servicio era algo rudo y duro ya que implicaba sacrificar animales grandes. El altar era un lugar de sacrificio, y la tarea de los sacerdotes consistía en matar los animales y ofrecerlos como sacrificios a Dios.

Las otras dos tareas de los sacerdotes eran encender las lámparas y quemar el incienso. Estas tareas eran finas y delicadas. Ya vimos que las lámparas no podían ser encendidas por la gente común, sino solamente por parte de aquellos que eran santos, los sacerdotes.

Según la Biblia, desde el punto de vista espiritual, un sacerdote es aquel que ha sido totalmente poseído por Dios. De acuerdo al concepto del Nuevo Testamento, un sacerdote no sólo esta poseído por Dios sino también está lleno y saturado de Dios completamente. Los sacerdotes del Antiguo Testamento eran tipos y sombras de los verdaderos sacerdotes del Nuevo Testamento. Los que creemos en Cristo hoy somos los verdaderos sacerdotes. Como tales debemos estar poseídos por Dios, llenos y saturados de El. Además, un sacerdote es alguien que le pertenece totalmente a Dios. Su vida y existencia son completamente para Dios. Que vive y conserva su ser sólo para Dios. No se distrae con nada en la tierra que no sea Dios. Por lo tanto, un sacerdote es una persona poseída por Dios, saturada de El y que vive por El. No tiene ningún otro interés. Desde todos los puntos de vista y de todas maneras Dios es su único interés. Debido a que un sacerdote está lleno y saturado de Dios, es un hombre de Dios. Encender las lámparas del Lugar Santo requiere el servicio de una persona como esta. Por tal razón le damos énfasis a que encender las lámparas era un servicio sacerdotal, o sea, un servicio exclusivamente de los sacerdotes.


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