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Estudio-vida de Mateopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1422-0
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Actualmente disponible en: Capítulo 27 de 72 Sección 1 de 3

ESTUDIO VIDA DE MATEO

MENSAJE VEINTISIETE

LA CONTINUACION DEL MINISTERIO DEL REY

(3)

IV. EL REY SE REGOCIJA CON LOS PECADORES

En Mateo 9:9-17 llegamos a una porción muy fina, dulce e íntima del Evangelio de Mateo. Después de que el Rey promulgó la constitución del reino de los cielos y de que manifestó Su autoridad como el Rey en muchas situaciones, en los versículos del 9 al 13 lo encontramos regocijándose y comiendo con los pecadores.

A. El llamamiento de Mateo

En Mateo 9:9 se narra el llamamiento de Mateo. Este versículo dice: “Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: “Sígueme. Y éste se levantó y lo siguió”. Mateo, también era llamado Leví (Mr. 2:14; Lc. 5:27). Era un recaudador de impuestos que llegó a ser apóstol por la gracia de Dios (Mt. 10:2-3; Hch. 1:13, 26). Mateo fue el escritor de este evangelio.

El llamamiento de Mateo es de alguna manera diferente del llamamiento de Pedro, de Andrés, de Jacobo y de Juan. Cuando Pedro y Andrés fueron llamados, se encontraban echando la red al mar; y cuando Jacobo y Juan fueron llamados, se hallaban ocupados remendando sus redes. Cuando el Señor los llamó, de inmediato dejaron su trabajo y le siguieron. Mientras el Señor Jesús pasaba por el banco de los tributos públicos, donde se encontraban los recaudadores de impuestos, vio a Mateo, y lo llamó, y él lo siguió. De acuerdo con lo narrado en 9:9, parece que ésa fue la primera ocasión en que el Señor vio a Mateo. Debe haber existido cierto poder atractivo en el Señor, tanto en Su hablar como en apariencia, que causó que Mateo lo siguiera.

Seguir al Señor implica creer en El, pues nadie lo seguiría si no creyera en El. Creer en el Señor significa ser salvo (Hch. 16:31), y seguirlo es entrar por la puerta estrecha y andar por el camino angosto, para participar del reino de los cielos (Mt. 7:13-14).

B. Un banquete preparado para el Rey

El versículo 10 dice: “Y aconteció que estando El reclinado a la mesa en la casa, he aquí que muchos recaudadores de impuestos y pecadores, que habían venido, se reclinaron a la mesa con Jesús y Sus discípulos”. La casa mencionada en este versículo pertenecía a Mateo (Lc. 5:29; Mr. 2:15). Por ser el escritor de este libro, Mateo prefirió no decir que era su propia casa, ni que él había preparado aquel gran banquete para el Señor, lo cual muestra su humildad. Sin embargo, Lucas 5:29 dice claramente que Leví, quien era Mateo “le hizo gran banquete en su casa”. Así que, Mateo abrió su casa y preparó una gran cena para el Señor y Sus discípulos.

C. Muchos recaudadores de impuestos y
pecadores participan del banquete
con el Rey y Sus discípulos

El versículo 10 dice que “muchos recaudadores de impuestos y pecadores, que habían venido, se reclinaron a la mesa con Jesús y Sus discípulos”. Esto revela la clase de persona que era Mateo. El era un pecador y despreciado recaudador de impuestos que tenía muchos amigos pecadores. Si él no hubiera sido tal clase de persona de baja moral, entonces, ¿por qué se encontraban únicamente recaudadores de impuestos y pecadores cenando en su casa junto con el Señor Jesús, y no gente de categoría más alta? A pesar de que Mateo era una persona tan baja, fue convertido no sólo en discípulo, sino en uno de los doce apóstoles.

Los recaudadores de impuestos eran, por lo general, personas menospreciadas. La mayoría de los recaudadores de impuestos abusaban de su oficio exigiendo más de lo debido por medio de acusaciones falsas (Lc. 3:12-13; 19:2, 8). Pagar impuestos a los romanos les causaba mucha amargura a los judíos. Los recaudadores de impuestos eran menospreciados y considerados indignos de respeto (Lc. 18:9-10). Debido a esto, eran clasificados como pecadores (Mt. 9:10-11). ¡Cuánto le adoramos al Señor porque incluso una persona de tan bajo nivel moral como lo era Mateo, bajo la misericordia de Dios y por Su gracia, pudo llegar a ser un apóstol! Después de ser salvo, Mateo estaba tan agradecido al Señor, que abrió su casa y preparó un banquete para El y Sus discípulos. Esta es la manera dulce e íntima con la que empieza esta sección de la Palabra.


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