Información del libro

Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 79 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE DOS

LA INTRODUCCION, EL TEMA
Y EL CONTENIDO DEL EVANGELIO

(2)

Lectura bíblica: Lc. 1:1-4

En el mensaje anterior afirmamos que el tema del Evangelio de Lucas es el Salvador-Hombre y Su obra salvadora, que poseen el más alto nivel de moralidad. Hemos visto que el Señor Jesús, como el Salvador-Hombre, fue concebido por el Espíritu Santo con la esencia divina y nació de una virgen humana con la esencia humana. El posee, por lo tanto, la naturaleza divina con sus atributos divinos y la naturaleza humana con sus virtudes humanas. En este mensaje proseguiremos y examinaremos lo que se quiere decir que la obra salvadora del Salvador-Hombre posee el más alto nivel de moralidad.

UNA SALVACION EN LAS VIRTUDES HUMANAS
DEL SEÑOR CON SUS ATRIBUTOS DIVINOS

La obra salvadora del Salvador-Hombre, la cual posee el más alto nivel de moralidad, es una salvación que tiene lugar en Sus virtudes humanas con Sus atributos divinos. Tal salvación está ilustrada en las parábolas evangélicas y se revela en los casos evangélicos anotados en Lucas.

Parábolas evangélicas

La parábola del buen samaritano del capítulo diez es un ejemplo excelente. Cuando lleguemos a este capítulo, veremos que este samaritano representa al Señor mismo, quien fue difamado por los fariseos que se exaltaban y eran justos en su propia opinión, por ser llamado samaritano miserable (Jn. 8:48; 4:9).

De acuerdo con esta parábola, “un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto” (10:30). Tanto un sacerdote como un levita le observaron y luego, dieron un rodeo y pasaron de largo. Después, un samaritano se le acercó y fue movido a compasión (v. 33). “Y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su propia cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él” (v. 34). En este relato sencillo, que incluso los niños aprecian, vemos que el Salvador-Hombre vivió en el más alto nivel de moralidad. El cuidó del herido, lo llevó al mesón y dijo al mesonero: “Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese” (v. 35). Esto no es sólo un asunto de amor, sino también una vida llevada en el más alto nivel de moralidad.

Las tres parábolas de Lucas 15 también ilustran la obra salvadora del Salvador-Hombre, que posee el más alto nivel de moralidad. Estas tres parábolas forman un conjunto completo. El buen pastor representa a Dios el Hijo como nuestro pastor, la mujer representa al Espíritu Santo, y el padre amoroso, por supuesto, a Dios el Padre. Por lo tanto, en estas tres parábolas vemos la Trinidad que trabaja para buscar, salvar y recibir al pecador arrepentido. El buen pastor ama la oveja perdida, la mujer valora la moneda perdida, y el padre amoroso recibe al hijo pródigo cuando éste regresa.

Algunos lectores del Evangelio de Lucas tal vez piensen que estas parábolas meramente demuestren el amor. Pero debemos entender que Lucas, en su narración, tiene la intención de retratar a la Trinidad Divina llena de los atributos divinos expresados en las virtudes humanas. En estas parábolas no sólo vemos, en particular, los atributos divinos, sino el atributo de amor; y también vemos los atributos divinos en las virtudes humanas.

Casos evangélicos

También se ve la obra salvadora del Salvador-Hombre, que posee el más alto nivel de moralidad, en los casos evangélicos relatados en Lucas. En 7:36-50 tenemos el caso del Señor Jesús que perdona a la mujer pecadora. Esta mujer fue menospreciada por el fariseo que había invitado al Señor Jesús a comer con él. Al leer esta parte del Evangelio de Lucas, vemos que al relacionarse con la mujer pecadora y también, con el fariseo, el Señor vivió de acuerdo con el más alto nivel de moralidad.

Otro caso que revela el mismo alto nivel de moralidad es el caso de Zaqueo (19:1-10). A pesar de que Zaqueo, un recaudador de impuestos, era una persona maligna, él buscaba al Salvador-Hombre. Puesto que él andaba buscando a Jesús, corrió “delante, subió a un árbol sicómoro para verle” (v. 4). El Señor Jesús le respondió diciendo: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me quede en tu casa” (v. 5). La respuesta del Salvador-Hombre debió de haber excedido todo lo que Zaqueo pudo haber esperado. El Salvador-Hombre no se detuvo por el hecho de que Zaqueo era un hombre menospreciado, rechazado por la sociedad. El Señor se fue con Zaqueo y se quedó en su casa. El Salvador-Hombre, al relacionarse con Zaqueo, vivió en el más alto nivel de moralidad.

Aun cuando el Salvador-Hombre estaba en la cruz, El se condujo en el más alto nivel de moralidad, en relación con los dos criminales que fueron crucificados con El. Uno de los criminales dijo al Señor Jesús: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en Tu reino” (23:42). Inmediatamente, el Salvador-Hombre contestó: “De cierto te digo: Hoy estarás conmigo en el Paraíso” (v. 43).

En estos tres casos, tenemos un retrato del Salvador-Hombre con el más alto nivel de moralidad. Este es un asunto crucial en el Evangelio de Lucas. Este evangelio describe a un hombre que posee la naturaleza divina junto con todas las virtudes humanas. En el Salvador-Hombre, los atributos divinos están mezclados con las virtudes humanas formando así una sola entidad. Por consiguiente, las virtudes humanas del Señor, de acuerdo con este evangelio, son fortalecidas y enriquecidas por los atributos divinos.


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