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Estudio-vida de Deuteronomiopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6649-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 30 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE DEUTERONOMIO

MENSAJE SIETE

LA LEY ES PROCLAMADA NUEVAMENTE

(2)

Lectura bíblica: Dt. 8:1-20

En este mensaje consideraremos, como parte de los consejos y advertencias generales, la nueva proclamación de la ley en 7:1—8:20.

F. Destruir completamente a todas las naciones,
no hacer con ellas pacto,
no contraer matrimonio con ellas,
derribar sus altares, quebrar sus estelas
y quemar sus ídolos

Después de que Dios introdujera a los hijos de Israel en la tierra prometida como heredad suya, ellos debían destruir completamente a todas las naciones (7:1-2a). No debían hacer pacto con esas naciones, no debían mostrarles favor ni tampoco contraer matrimonio con ellas (vs. 2b-3). Las naciones debían ser completamente destruidas sin ninguna misericordia. Es posible que algunos, al leer la Biblia según su pensamiento humano natural, no estén de acuerdo con el requisito exigido por Dios de que se destruyera a las naciones que estaban en la tierra prometida. Pero, según el pensamiento divino, esas naciones debían ser exterminadas debido a que eran diabólicas y se habían mezclado con demonios.

El versículo 5 dice: “Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares derribaréis, quebraréis sus estelas, talaréis sus Aseras y quemaréis sus ídolos en el fuego”. Las estelas eran usadas en la adoración de los ídolos, y las Aseras eran imágenes de una diosa con ese nombre.

El pueblo de Dios debía destruir las naciones y sus ídolos a fin de ser un pueblo santo para Jehová su Dios, quien lo había escogido de entre todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra, para que fuese “pueblo Suyo, Su tesoro personal” (v. 6). La palabra hebrea traducida “tesoro personal” tiene un significado doble, pues significa “posesión personal” y también “especial tesoro”. Dios valoró mucho a los hijos de Israel, se prendó de ellos, los amó, quiso guardar el juramento que les había hecho, y los sacó y rescató de la casa de esclavitud (vs. 7-8).

G. Conocer que Jehová su Dios es Dios,
el Dios fiel que guarda el pacto
y muestra la benevolencia amorosa
a los que le aman y guardan Sus mandamientos

En 7:9-15 Moisés quería que el pueblo conociera que Jehová su Dios es Dios, el Dios fiel que guarda el pacto y muestra la benevolencia amorosa a los que le aman y guardan Sus mandamientos, hasta mil generaciones; que Él los amaría, los bendeciría y los multiplicaría; que Él bendeciría el fruto de su vientre y el fruto de su tierra, su grano, su vino nuevo, su aceite fresco, el parto de sus ganados y las crías de sus ovejas; y que Él quitaría de ellos toda enfermedad y todas las malas enfermedades de Egipto.

Hoy en día Dios nos ama, nos bendice y nos multiplica debido a que guardamos Cristo. Es en Cristo que recibimos las bendiciones de Dios y las disfrutamos. Dios está con nosotros en Cristo. La gracia y la paz de Dios nos son dadas en Cristo. Así que, debemos estar bien con Dios al tomar a Cristo. El mandamiento único que Dios da al mundo hoy consiste en creer en Su Hijo y recibirlo. En realidad, Cristo mismo es el mandamiento de Dios. Tenemos que recibir a Cristo, guardar Cristo y estar bien con Cristo. Si hacemos esto, estaremos bien con Dios, y Él nos amará y bendecirá.

H. No temer a las naciones,
sino recordar lo que Jehová su Dios
hizo con Faraón y con todo Egipto

Moisés les dijo a los hijos de Israel que no temieran a las naciones, sino que se acordaran de lo que Jehová su Dios había hecho con Faraón y con todo Egipto, esto es, de las grandes pruebas, de las señales y prodigios, y de Su mano poderosa y Su brazo extendido (vs. 17-19).

En el versículo 20 Moisés agrega: “Además, Jehová tu Dios enviará el avispón entre ellos, hasta que sean destruidos los que queden y los que se hayan escondido de delante de ti”. Algo muy similar ocurrió en 1948, cuando Israel fue restaurado como nación. En aquella ocasión, Dios usó avispones para pelear a favor de Israel.

En el versículo 16 Moisés dijo: “Devorarás a todos los pueblos que te da Jehová tu Dios; tu ojo no tendrá piedad de ellos”. Luego, en el versículo 22, Moisés explicó: “Jehová tu Dios echará a estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas en seguida, no sea que las fieras del campo se multipliquen contra ti”. Los hijos de Israel no eran muy numerosos. Si todos los cananeos hubieran sido aniquilados de una sola vez, las fieras del campo se habrían multiplicado contra el pueblo de Dios. Por esta razón, los cananeos, quienes eran útiles para evitar que las fieras se multiplicaran, debían ser expulsados poco a poco.

Moisés también encargó al pueblo que quemara en el fuego los ídolos de los dioses de las naciones, que no desearan la plata ni el oro que los recubrían, ni los tomaran para sí, a fin de que no se enredaran en un lazo por ello (v. 25). Asimismo, no debían meter en su casa ninguna cosa abominable, no sea que llegasen a ser malditos como ella (v. 26). Esto indica cuán preocupado estaba Moisés, un padre muy anciano, por sus amados hijos.


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