Información del libro

Estudio-vida de Filipensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0338-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 19 de 62 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE FILIPENSES

MENSAJE DIECINUEVE

LA EXCELENCIA
DEL CONOCIMIENTO DE CRISTO

Lectura bíblica: Fil. 3:5-8

En Filipenses 3:8, Pablo dijo: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor”. En este mensaje, hablaremos sobre la excelencia del conocimiento de Cristo.

EL CONTRASTE ENTRE LA LEY Y CRISTO

Cuando Pablo escribió los versículos 3:5-8, sin duda tenía en mente el contraste que hay entre la ley y Cristo. El había tenido muchas experiencias tanto de la ley como de Cristo y, por medio de ellas, adquirió un conocimiento cabal con respecto a Cristo y la ley.

En la Biblia, la ley y Cristo son dos factores de vital importancia. Podríamos decir que, en cierto modo, el Antiguo Testamento es un libro sobre la ley, pues trata principalmente de ella. Por otra parte, el Nuevo Testamento es un libro que gira en torno a Cristo como el factor fundamental y predominante. En conclusión, el Antiguo Testamento se basa en la ley, y el Nuevo Testamento, en Cristo.

Pablo poseía un conocimiento profundo tanto de la ley como de Cristo. Los años que había pasado en el judaísmo le habían permitido adquirir un conocimiento detallado de la ley. Su conocimiento no era el de un simple observador, sino el de un miembro celoso del judaísmo. Pero en la época en que Pablo escribió la carta de Filipenses, ya había sido trasladado de la ley a Cristo. Así que, además de conocer la ley, Pablo había adquirido no sólo el conocimiento sino también la experiencia de la persona maravillosa del Cristo todo-inclusivo y universalmente extenso. El vivía ahora en esta persona maravillosa, y por eso pudo referirse a sí mismo como un hombre en Cristo (2 Co. 12:2).

La frase “en cuanto a” se usa tres veces en los versículos 5 y 6, en relación con la ley, con el celo y con la justicia. En los versículos 7 y 8, la frase “por amor de”, se usa dos veces con relación a Cristo, y la palabra “por”, que también podría traducirse “por amor de”, aparece una vez, en conexión con la excelencia del conocimiento de Cristo. Por consiguiente, vemos que Cristo está en contraste con la ley, con el celo por la ley y con la justicia que es según la ley. Por otro parte, la excelencia del conocimiento de Cristo y Cristo mismo están en contraste con “todas las cosas”, lo cual incluye la ley. Así, por amor de Cristo y por la excelencia del conocimiento de Cristo, Pablo dejó la ley, su celo por ella, la justicia que se basa en ella y todas las demás cosas. Esto demuestra que Cristo y la excelencia del conocimiento de El son muy superiores a la ley y a cualquier otra cosa.

El versículo 8 no dice solamente que Pablo estimaba todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo y que por causa de ello lo había perdido todo, sino que incluso lo tenía todo por basura. Este término griego se refiere a la escoria, el desecho, lo que se echa a los perros, y por derivación, basura, algo que es repulsivo. No hay comparación entre tales cosas y Cristo.

Es importante que veamos que, en 3:8, Pablo no habla de la excelencia de Cristo, sino de la excelencia del conocimiento de Cristo. Al leer esta epístola muchos piensan que la “excelencia” aquí se refiere a Cristo mismo y no al conocimiento acerca de El. Sin embargo, Pablo habla de manera clara y particular de la excelencia del conocimiento de Cristo. Su conocimiento de Cristo era excelente, y por la excelencia de dicho conocimiento, él estaba dispuesto a perderlo todo.

En el versículo 7, el apóstol escribe: “Por amor de Cristo”, pero en el versículo 8, va más allá y dice: “Por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor”. Estas dos últimas palabras “mi Señor” indican que Pablo tenía un sentimiento tierno e íntimo por Cristo. Mientras escribía, brotaban de él tiernos sentimientos por su precioso Señor Jesús, y dichos sentimientos lo incitaron a decir: “Cristo Jesús, mi Señor”. El apóstol Pablo tenía en muy alta estima la excelencia del conocimiento de su querido Señor Jesucristo.

PROVIENE DE LA EXCELENCIA DE
LA PERSONA DE CRISTO

La excelencia del conocimiento de Cristo proviene de la excelencia de Su persona. Los judíos consideran la ley de Dios dada por medio de Moisés la cosa más excelente de toda la historia humana; por eso tienen tanto celo por la ley. Pablo mismo también había tenido ese celo. Pero cuando Dios le reveló a Cristo (Gá. 1:15-16), él pudo ver que la excelencia, la supereminencia, la preciosidad suprema y el mérito sobrepujante de Cristo superaba en mucho a la excelencia de la ley. Por consiguiente, su conocimiento de Cristo vino a ser la excelencia del conocimiento de Cristo. A causa de esto, él estimaba como pérdida no sólo la ley y la religión establecida según la ley, sino también todas las cosas.

En este pasaje Pablo no hablaba de la excelencia de Cristo, sino de la excelencia del conocimiento de Cristo. Además, el conocimiento mencionado en 3:8 no se refiere al conocimiento que Cristo mismo posee, sino a nuestro conocimiento subjetivo de El. Para usted, ¿qué es más excelente: la persona de Cristo o el conocimiento acerca de El? Tal vez usted responda desde una perspectiva doctrinal o personal, que la persona de Cristo es más excelente que el conocimiento acerca de El. Sin embargo Pablo, quien escribió desde la perspectiva de la experiencia, declaró que el conocimiento de Cristo es lo más excelente.

Como ya dijimos, la excelencia del conocimiento de Cristo proviene de la excelencia de Su persona. Cristo mismo es excelente; no hay ninguna duda al respecto. Pero si no lo conocemos, ¿cómo podríamos conocer Su excelencia? Sin este conocimiento, Su excelencia no significará nada para nosotros.

Antes de la experiencia que Pablo tuvo camino a Damasco, él no tenía ningún conocimiento acerca de Cristo. En lugar de ello, él apreciaba más la ley y la tenía como lo más excelente. Este hecho lo demostraba su celo, pues éste provenía de su aprecio por la ley. De hecho, Pablo se sentía orgulloso del excelente conocimiento que poseía de la ley. Aunque ciertamente Cristo es mucho más excelente que la ley, Pablo aún no lo conocía. Pero en el momento de su conversión, tal persona excelente se reveló a él, y a partir de entonces, empezó a conocer a Cristo. Después de haber adquirido cierto conocimiento de Cristo, él descubrió que el conocimiento que había recibido de la ley, por medio de Gamaliel, era muy inferior al conocimiento de Cristo. Así que, consciente de esta gran diferencia, escribió en 3:5-8 acerca de la excelencia del conocimiento de Cristo, y de perderlo todo por causa de la excelencia de este conocimiento.

Sin lugar a dudas la persona de Cristo es excelente. Pero en nuestra experiencia, si no lo conocemos, no podremos apreciarlo. Si no tenemos el debido conocimiento de Su persona, no podremos comprender cuán excelente es El. Unicamente cuando conocemos Su excelente persona, obtenemos la excelencia del conocimiento de Cristo. ¡Cuán preciosa es la excelencia del conocimiento de Cristo!


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