Información del libro

Estudio-vida de Númerospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6614-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 45 de 53 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE NÚMEROS

MENSAJE CUARENTA Y CINCO

COMBATEN

(14)

Lectura bíblica: Nm. 32:1-42

En este mensaje empezaremos a considerar lo dispuesto de antemano con respecto a la repartición de la buena tierra (32:1-42; 33:50—36:13).

X. LO DISPUESTO DE ANTEMANO
CON RESPECTO A LA REPARTICIÓN
DE LA BUENA TIERRA

Los últimos cinco capítulos de Números, la mejor sección del libro, abarcan lo dispuesto de antemano con respecto a la repartición de la buena tierra. Lo dispuesto de antemano tipifica la manera de compartir el disfrute de Cristo en toda Su riqueza.

A. En torno a la tierra al oriente del Jordán

La buena tierra se encontraba en ambos lados del río Jordán, al oriente y al occidente. La tierra que quedaba al occidente del Jordán era mejor que la tierra que estaba al oriente. Números 32:1-42 habla de la tierra que estaba al oriente del Jordán.

1. El pedido hecho por dos de las tribus,
la de Rubén y la de Gad

a. El deseo de recibir lo que Dios ha prometido

El pedido hecho por parte de las dos tribus, Rubén y Gad (vs. 1-5), no fue incorrecto pero tampoco fue correcto. El deseo de ellos era recibir lo prometido por Dios, pero en conformidad con su propia elección de lo que consideraban mejor, y no según el concepto de Dios. No estaba mal que tuvieran el deseo de recibir lo prometido por Dios; sin embargo, no estaba bien querer recibir esto en conformidad con su propia elección de lo que consideraban mejor. A la postre, su tierra sería la primera parte de la tierra de Israel que sería conquistada por los invasores gentiles del este. Las tribus de Rubén y Gad sufrieron, y este sufrimiento tuvo que ver con el hecho de haber actuado conforme a su propia elección.

En asuntos espirituales, es terrible actuar conforme a nuestra propia elección. Todo lo que concuerde con nuestras preferencias no resultará provechoso. Tal vez pensemos que lo que escogemos es lo mejor, pero de hecho es lo peor. Por consiguiente, en asuntos espirituales no debemos actuar conforme a nuestra propia elección. Es mucho mejor dejar las cosas en las manos del Señor y permitirle actuar según Su elección.

b. Debido a lo que tienen y a lo que ven

Las dos tribus presentaron su petición basándose en lo que tenían (una inmensa abundancia de ganado, v. 1) y según lo que vieron (una tierra apropiada para el ganado, v. 4). Esto fue lo que influyó en su elección.

Optar por nuestra propia elección, aun en la vida de iglesia, se origina en dos cosas: considerar lo que tenemos y necesitamos, y considerar cómo una situación u oportunidad en particular que vemos delante de nosotros se ajusta a nuestras necesidades. No debemos proceder de esta manera en la vida de iglesia ni en el servicio del Señor. Tanto en la vida de iglesia como en la obra del Señor debemos resistir la tentación de optar por nuestra propia elección con el propósito de conseguir nuestro bienestar personal.

Debemos aprender la lección de no considerar lo que tenemos ni lo que está delante de nosotros y, en lugar de ello, dejar nuestro futuro en las manos del Señor. No debiéramos optar por nuestra propia elección en la vida de iglesia ni en el servicio del Señor. Si ustedes insisten en optar por su propia elección, prepárense para sufrir. Lo que elegimos no es lo mejor. Nosotros estamos cortos de vista y somos más bien egoístas, y por ello nos es difícil ser puros en cuanto a nuestros motivos, deseos, intenciones, metas y propósitos. Por tanto, debemos estar dispuestos a renunciar a nuestra elección y decirle al Señor que, por nuestra parte, no tenemos preferencias.

c. Sin tener que cruzar el río Jordán

La tierra que Rubén y Gad pidieron podía ser ocupada sin tener que cruzar el río Jordán. No cruzar el Jordán significa no estar dispuestos a que nuestro viejo hombre sea aniquilado y sepultado. Únicamente después que nuestro viejo hombre ha sido aniquilado y sepultado, estamos en posición de hablar acerca de poseer la buena tierra para nuestro disfrute.

d. No reciben la promesa de la buena tierra
junto con el cuerpo de los hijos de Israel

Rubén y Gad no recibieron la promesa de la buena tierra junto con el cuerpo de los hijos de Israel. Esto se refiere a recibir el disfrute de Cristo separadamente, aparte del Cuerpo de Cristo.


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