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Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 48 de 69 Sección 1 de 2

ESTUDIO-VIDA DE
LA PRIMERA EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE CUARENTA Y OCHO

CRECER PARA POSEER Y
DISFRUTAR PLENAMENTE A CRISTO

Lectura bíblica: He. 5:11-14; 3:6-19; 6:1; 1 Co. 3:1-3, 6-7; 2:14

En este mensaje veremos que tanto Hebreos como 1 Corintios muestran que necesitamos crecer en vida para poseer y disfrutar plenamente al Cristo que lo es todo.

LOS HEBREOS Y LOS CORINTIOS

Pablo compara la historia de los hijos de Israel con la vida de iglesia neotestamentaria. Tanto en Hebreos como en 1 Corintios él hace notar claramente que lo que aconteció a los hijos de Israel sucedió como ejemplos para nosotros. La historia de Israel es la historia de la iglesia. Como vimos anteriormente, Pablo se refiere a los hijos de Israel cuando dice en 10:6: “Estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros”.

Los creyentes a los que se dirige 1 Corintios estaban en una condición diferente a la de los destinatarios de la epístola a los Hebreos. Los creyentes hebreos eran niños en la doctrina de Cristo, y por su falta de fe, no podían entrar en el reposo completo que brinda la tierra prometida (He. 5:11-14; 3:6-19; 6:1). Ellos necesitaban crecer en la fe. Carecían de la fe adecuada y del conocimiento exacto de la verdad, a la que Pablo llama “la palabra de justicia”, “el alimento sólido” (He. 5:12-14).

Los creyentes corintios, por su parte, eran niños en la experiencia de Cristo, y por ser anímicos y carnales, no lo pudieron disfrutar plenamente. Ellos necesitaban crecer en vida (1 Co. 3:1-3, 6-7; 2:14). A los hebreos les faltaba fe, y a los corintios, el crecimiento en vida. Tanto en Hebreos como en 1 Corintios, Pablo alienta a los creyentes a proseguir adelante, a seguir progresando. El primer grupo, el de los creyentes hebreos, necesitaba crecer en la fe y en las verdades más profundas; mientras que el segundo, el de los creyentes corintios, necesitaba crecer en vida.

Los creyentes corintios tenían a Cristo como porción (1:2), pues habían sido llamados a Su comunión (1:9). Cristo les había sido hecho de parte de Dios sabiduría: justicia y santificación y redención (1:30). Además, ellos habían experimentado y disfrutado a Cristo como la Pascua (5:7), como la santidad que los santificaba (6:11), como la justicia que los justificaba (6:11), como la fiesta de los panes sin levadura que los suministraba en su vida cristiana (5:8), como el alimento espiritual (10:3), como la bebida espiritual (10:4a), y como la roca espiritual (10:4b). Experimentaban todo esto por medio del espíritu regenerado, que estaba mezclado con el Espíritu, el cual es el Cristo resucitado (2:14; 6:17; 15:45). En el futuro, disfrutarán a Cristo como la gloria que los glorificará (2:7-8), esto será la redención de su cuerpo (1:30). Ellos participaban de la sangre y del cuerpo de Cristo (10:16). No obstante, se les amonestó que no cayeran mientras corrían la carrera cristiana, como cayeron los más de los hijos de Israel en el desierto, sino que crecieran hasta poseer y disfrutar plenamente al Cristo que lo es todo, la tierra que Dios prometió.

LA HISTORIA DE ISRAEL

La historia de Israel se puede dividir en tres secciones. Podemos llamar a la primera de ellas, la sección de la salvación. Según el libro de Exodo, pese a que los hijos de Israel eran el pueblo escogido de Dios, ellos se encontraban en una condición caída y estaban bajo la tiranía de los egipcios. No obstante, fueron rescatados y llevados al monte de Dios y a Su morada. También recibieron las provisiones divinas que abastecieron sus necesidades. Cuando necesitaron alimento, llegó el maná de los cielos; cuando les faltó la bebida, les llegó el agua viva de la roca hendida. Dios satisfizo todas sus necesidades. Así que, ellos recibieron las provisiones divinas que les capacitaron para entrar en la buena tierra, y habiendo entrado en ella, disfrutaron sus riquezas. Deuteronomio 8:7-9 presenta una excelente descripción de dichas riquezas, cada una de las cuales representa un aspecto de las riquezas de Cristo.

En el mensaje anterior, más que expresar palabras de aliento, pronunciamos una advertencia. En este mensaje examinaremos algo muy alentador. En realidad, la historia o el tipo que Israel representa no es desalentador. Sí, es verdad que de todos los que salieron de Egipto solamente dos entraron en la buena tierra. De los más de dos millones de israelitas que participaron en el éxodo, solamente Josué y Caleb, junto con los cuerpos de Jacob y José, entraron en la buena tierra. No obstante, juntamente con ellos entró la nueva generación. Por el lado humano, vemos fracaso, pero por el de Dios vemos victoria. Lo que debe importarnos es que al final, el pueblo de Dios entró en la buena tierra: conquistó, subyugó y expulsó a los usurpadores, obtuvo la tierra, disfrutó de todas sus riquezas y estableció el reino, en el cual se construyó el templo. De esta manera, Dios obtuvo Su expresión entre Su pueblo en la buena tierra, donde estaban el reino y el templo. Esto marca el término de la primera sección de la historia de Israel, la sección de la salvación.

La Biblia muestra que la salvación completa que Dios efectúa incluye la Pascua, el éxodo de Egipto, la travesía por el mar Rojo, el viaje por el desierto, el suministro de las provisiones divinas, la comunión con Dios en el monte, el recibimiento de la revelación divina y la edificación de la morada de Dios.

Cuando examinamos todo lo que abarca la salvación completa, debemos darnos cuenta de que Dios jamás será derrotado. Tal vez pensemos que es imposible que Dios produzca ciento cuarenta y cuatro mil vencedores (Ap. 14:1). Quizás nos parezca imposible, pero lo que es imposible para el hombre es posible para Dios. Nuestro Dios es un Dios victorioso y nada puede derrotarlo ni entorpecer Su propósito, Su plan. El es magnífico, y Su visión, amplia. El sacó a Su pueblo de Egipto, lo llevó por el desierto y lo introdujo en la buena tierra.

Los hijos de Israel, ¿fueron derrotados o vencieron? La respuesta correcta es que fueron derrotados momentáneamente, pero al final, vencieron. Obtuvieron la buena tierra y recibieron la salvación completa.

Algunos cristianos, afectados por la teología tradicional, suelen preguntar a otros si son salvos. Para poder dar una respuesta correcta debemos mirar el panorama completo de la salvación y darnos cuenta de que ésta incluye la experiencia completa de los hijos de Israel, desde la Pascua hasta la edificación del templo en la buena tierra. No hay duda de que el disfrute que ellos tuvieron de la Pascua constituía un aspecto de la salvación, pero éste era solamente el principio y no la salvación completa. No fue sino hasta que los hijos de Israel hubieron cruzado el mar Rojo, viajado a través del desierto, tomado posesión de la buena tierra y edificado el templo, el cual fue lleno de la gloria de Dios, que ellos experimentaron la salvación en plenitud.

La próxima vez que alguien le pregunte si usted es salvo, debe contestar con sabiduría. Pregúntele qué entiende por salvación y qué es lo que ésta incluye. Podría decirle: “Usted me pregunta si soy salvo. Antes de contestarle, me gustaría que me dijera en qué consiste la plena salvación, qué abarca”. Los hijos de Israel experimentaron la salvación cuando participaron de la Pascua. Es posible que algún miembro de la tribu de Benjamín pudiera haber testificado con osadía que él era salvo porque había disfrutado de ella. No obstante, la salvación que Dios nos otorga incluye mucho más que la Pascua. Como mencionamos anteriormente, también abarca la habitación de Dios, Su morada. Dicha habitación no sólo es la meta de la salvación, sino que también forma parte de ella. Si todavía no hemos experimentado la casa de Dios, nuestra salvación no es completa. Experimentar la salvación de una manera plena significa disfrutar la Pascua, experimentar el éxodo y la travesía por el mar Rojo, recibir las provisiones divinas, tomar posesión de la buena tierra y ser edificados como templo de Dios (Su habitación en la tierra) para que la gloria de Dios lo llene. Esta es la salvación completa. La historia de los hijos de Israel, desde que celebraron la Pascua en Exodo 12 hasta que dedicaron el templo en 1 Reyes 8, constituye un tipo completo de la iglesia. Pero son muchos los maestros bíblicos que toman como tipos únicamente algunos aspectos, y no la historia completa.

En este mensaje, no es nuestra intención hablar de la segunda ni de la tercera sección de la historia de Israel. Así que, basta con decir que la segunda sección abarca desde la degradación que ocurrió después de que el templo fue edificado hasta que Jerusalén fue restaurada en 1967. La tercera sección es el milenio y empezará después de que el Señor regrese. La primera y segunda secciones de la historia de Israel constituyen un tipo de la iglesia. A los ojos de Dios, Israel y la iglesia siguen una carrera paralela.


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