Información del libro

Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 22 de 79 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE VEINTIDOS

EL MINISTERIO DEL SALVADOR-HOMBRE
SE LLEVA A CABO EN SUS VIRTUDES HUMANAS
JUNTO CON SUS ATRIBUTOS DIVINOS
EN GALILEA

(12)

Lectura bíblica: Lc. 9:27-50

LA NECESIDAD DE SER TRANSFIGURADO

En este mensaje llegamos a 9:27-50. Esta porción del Evangelio de Lucas también está relacionado con el jubileo. Aquí vemos que era necesario que el Señor Jesús fuese transfigurado. Conforme a la revelación completa del Nuevo Testamento, necesitamos la transfiguración a fin de disfrutar del jubileo.

La palabra griega traducida transfigurado en Mateo 17:2 es la misma palabra traducida transformado en Marcos 9:2; 2 Corintios 3:18 y Romanos 12:2. Se usa la misma palabra griega también en Filipenses 3:21. El punto que hacemos consiste en que para disfrutar del jubileo, necesitamos la transfiguración, o sea, la transformación.

El Salvador-Hombre que estaba en la carne necesitaba la transfiguración porque El tenía la semejanza de carne de pecado, o sea, la semejanza de carne del hombre caído (Ro. 8:3). Tal como la serpiente ardiente sobre el asta tenía la forma de una serpiente y no la naturaleza venenosa de ella (Nm. 21:8-9), el Señor Jesús que estaba en la carne tenía la semejanza de carne de pecado y no la naturaleza (Jn. 3:14). Cuando El se hizo carne, tomó la forma del viejo hombre. El hombre ya había caído cuando el Señor Jesús se hizo carne. Se hizo carne mucho después de la caída del hombre, al venir en la semejanza de carne de pecado. Juan 1:1 y 14 indican que el Verbo, el cual era Dios, se hizo carne. Esto era, en las palabras de Pablo en 1 Timoteo 3:16, Dios manifestado en la carne. Puesto que el Señor Jesús, es decir, Dios encarnado, vino en la carne, incluso El tenía la necesidad de transfigurarse.

LA RESURRECCION, LA TRANSFIGURACION
Y LA APLICACION PLENA DEL JUBILEO

La era neotestamentaria es la era del jubileo. Sin embargo, todavía no se ha aplicado plenamente el jubileo. La aplicación plena del jubileo abarca la transfiguración. ¿Sabe usted cuándo se transfiguró el Señor por completo? Se transfiguró completamente en Su resurrección. Fue transfigurado en el monte en una escala pequeña. Pero cuando el Señor resucitó de entre los muertos, se transfiguró completamente. Ahora, El permanece en el estado de transfiguración. Según Filipenses 3:21, cuando El vuelva, todos seremos transfigurados.

En los momentos actuales, nuestra transformación, o sea, nuestra transfiguración, tiene lugar en nuestra alma. Nuestro espíritu fue regenerado, y nuestra alma está siendo transformada. Un creyente maduro es uno que ha sido transformado completamente en su alma, es decir, transformado en su mente, su voluntad y su parte emotiva. Tal creyente sólo necesita que su cuerpo sea transfigurado cuando venga el Salvador transfigurado. En Romanos 8:23 Pablo llama a la transfiguración del cuerpo, la redención del cuerpo. La redención del cuerpo consiste en entrar también en la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Lo que Pablo dice en Romanos 8 indica que aunque estamos hoy en el jubileo, no estamos aún en el jubileo de una manera plena. Cuando nuestro cuerpo haya sido redimido, transfigurado y transformado completamente, seremos entonces introducidos en la libertad de la gloria de los hijo de Dios y aquello será el jubileo pleno.

UN PRINCIPIO BASICO

Aquí necesitamos ver un principio básico: Cuando permanecemos en el viejo hombre no podemos participar en el jubileo. Aun estando en el año del jubileo, o sea, el año agradable del Señor, que en realidad es la era neotestamentaria, si permanecemos en el viejo hombre no participaremos en absoluto en el disfrute del jubileo. Esta es la razón por la cual hoy la situación entre los cristianos es deplorable. Muchos creyentes sólo saben que sus pecados fueron perdonados, pero no saben que su espíritu fue regenerado. Sin embargo, una persona perdonada que no sabe que su espíritu fue regenerado permanece todavía en la vieja creación y no puede participar en el disfrute del jubileo.

LA TRANSFORMACION TIENE COMO FIN
QUE SE DISFRUTE DEL JUBILEO

Nuestro espíritu fue regenerado para que disfrutemos del jubileo. Dios regeneró nuestro espíritu , y esto constituyó el comienzo de nuestra participación en el disfrute del jubileo. Esto quiere decir que comenzamos a entrar en el disfrute del jubileo cuando nuestro espíritu fue regenerado. Nuestro espíritu fue regenerado cuando invocamos el nombre del Señor para obtener salvación y cuando experimentamos el perdón de pecados. Aunque no teníamos el conocimiento de lo que sucedió, había en nosotros regocijo. El gozo que estaba en nosotros era una señal del comienzo de nuestra participación en el disfrute del jubileo. Una conversión y experiencia de salvación adecuada siempre trae tal disfrute.

Muchos creyentes, después de ser regenerados, fueron inducidos a ocuparse de la doctrina de una manera simplemente mental. Como resultado, perdieron el disfrute del jubileo. Sin embargo, nosotros los que estamos en el recobro del Señor fuimos traídos de vuelta de la teología, de la simple doctrina y conocimiento mental, a nuestro espíritu regenerado. Cuanto más el Señor se difunda de nuestro espíritu a nuestro alma, o sea, sature nuestra mente, voluntad y parte emotiva, más participaremos en el disfrute del jubileo. Mientras experimentamos 2 Corintios 3:18 y Romanos 12:2, es decir, mientras somos transformados en nuestro alma, disfrutamos del jubileo.

¿Ha visto usted lo que es el jubileo? El jubileo consiste en ser liberado del cautiverio y empezar a disfrutar al Dios Triuno. Cuando fuimos regenerados comenzamos a experimentar este jubileo. Mediante la regeneración fuimos liberados del cautiverio y empezamos a disfrutar al Dios Triuno. Pero poco después de ser regenerados, muchos de nosotros fuimos engañados por los maestros ciegos y perdimos el disfrute del jubileo. Ahora en el recobro del Señor hemos regresado a nuestro espíritu regenerado y hemos comenzado a experimentar la transformación de nuestra alma.

Según lo que Pablo dice en 2 Corintios 3:18, somos transformados de un grado de gloria a otro, en la misma imagen, la imagen del Señor. Mientras que vamos de un grado de gloria a otro, nos entusiasmamos porque al progresar así, participamos más en la liberación del cautiverio, y disfrutamos más plenamente al Dios Triuno. Esta es la transformación que permite que uno disfrute del jubileo. Esta transformación está representada por la transfiguración del Señor Jesús en el monte de Hermón.

En 9:23 y 24 el Señor dice: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque el que quiera salvar la vida de su alma, la perderá; y el que la pierda por causa de Mí, éste la salvará”. Cargar nuestra cruz para seguir al Señor y negar nuestra alma equivale a identificarnos con Su muerte. La muerte del Señor crucifica la vida natural y la vieja creación para que entremos en la nueva creación, en una condición de transfiguración. Aquí, en la etapa de transfiguración participamos en el disfrute del jubileo. Así que, se necesita la transfiguración a fin de que se disfrute del jubileo.


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