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Estudio-vida de Mateopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1422-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 61 de 72 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE MATEO

MENSAJE SESENTA Y UNO

LA PROFECIA ACERCA DEL REINO

(1)

El conocimiento que la mayoría de los cristianos tiene acerca de Mateo 24 y 25 es muy vago e indefinido. Al llegar a estos capítulos, debemos abandonar tal conocimiento superficial. Hemos recibido un entendimiento básico de estos capítulos apoyándonos en las contribuciones de los grandes maestros de la Escritura que nos han precedido, entre los cuales podemos nombrar a Darby, Newton, Pember, Govett y Panton. De acuerdo con la historia de la iglesia, no fue sino hasta hace unos ciento cincuenta años que estos capítulos fueron abiertos al pueblo del Señor; estos pasajes empezaron a estar disponibles a los santos que buscan la verdad desde que surgió la asamblea de los Hermanos después de 1829. Si usted recopila los diversos escritos relacionados con la segunda venida de Cristo, la gran tribulación, la profecía sobre las setenta semanas de Daniel y el arrebatamiento, se dará cuenta que el entendimiento acerca de Mateo 24 y 25 ha progresado durante los últimos ciento cincuenta años.

Siendo aún joven, el hermano Nee obtuvo mucha ayuda al leer los libros de Pember, Govett y Panton. Por supuesto, él recibió más revelación, y antes de 1930 dirigió un estudio sobre el libro de Apocalipsis, del cual basamos nuestro estudio de Apocalipsis. Posteriormente, el hermano Nee dio un estudio sobre Mateo, en el cual presentó algunos mensajes de los capítulos veinticuatro y veinticinco. Además, estudió cabalmente el arrebatamiento y la gran tribulación y dirigió estudios sobre estos temas, desarrollándolos con más profundidad que los autores antes mencionados. En los últimos veinte años, yo mismo he podido avanzar un poco más en el entendimiento de estos asuntos. Por lo tanto, lo que presento en estos mensajes acerca de los capítulos veinticuatro y veinticinco no es simplemente el fruto de mi estudio personal, sino el resultado del conocimiento desarrollado durante los últimos ciento cincuenta años. Este estudio no es nada superficial; mas bien, es la cosecha de la labor de muchos siervos de Dios. Cuanto más he ministrado acerca de la venida del Señor, del arrebatamiento y de la tribulación, más convencido he quedado de que tenemos el entendimiento correcto de estos asuntos.

En la Biblia, la profecía es como un rompecabezas donde tenemos que localizar las diversas piezas que se hallan esparcidas por las Escrituras y descubrir la forma en que se complementan entre sí. Me he dedicado a esta tarea durante más de cincuenta años. Lo que presento en estos mensajes es el resultado de todos estos años de estudio.

I. CON RESPECTO A ISRAEL

A. Desde la ascensión de Cristo
hasta la consumación del siglo

Mateo 24:1-31 habla con respecto a Israel. Los versículos del 1 al 14 abarcan el período desde la ascensión de Cristo hasta la consumación del siglo.

1. La destrucción del templo

La profecía del reino dada en el monte de los Olivos prosigue a la declaración hecha por el Señor de que El abandonaría a Israel. Esta declaración fue hecha al final del capítulo veintitrés. El capítulo veinticuatro dice a continuación: “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron Sus discípulos para mostrarle los edificios del templo” (v. 1). El comienzo del capítulo veinticuatro indica que este pasaje sigue directamente a la última parte del capítulo veintitrés. En Mateo 23:37-39 el Señor dijo que El deseaba reunir a los hijos de Jerusalén, que la casa sería dejada desierta, y que no lo verían más hasta que dijeran: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” Luego, inmediatamente después de esto, el capítulo veinticuatro prosigue con las palabras: “Y Jesús salió del templo” (lit.). Esto indica que tan pronto como el Señor declaró que abandonaría a Israel, El salió del templo y empezó a alejarse. La expresión “se iba” es una declaración solemne, indicando que el Señor se marchaba de allí. El hecho de que el Señor haya salido del templo indica que lo había abandonado. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo en Mateo 23:38, con respecto a dejarle el templo como casa desolada a los judíos que lo habían rechazado. Esto equivale a lo que sucedió cuando la gloria de Dios dejó el templo en los tiempos de Ezequiel (Ez. 10:18).

Mientras el Señor Jesús se alejaba del templo, “se acercaron Sus discípulos para mostrarle los edificios del templo” (v. 1). Aquí el término “templo” denota las inmediaciones del templo. Mientras el Señor se marchaba, pudo haberse dado una distancia entre El y Sus discípulos, quienes probablemente quedaron rezagados por permanecer cerca del templo. Por tanto, se acercaron a El para mostrarle los edificios del templo, lo cual muestra que los discípulos no estaban de acuerdo con el Señor en abandonar el templo. El Señor había abandonado la cueva de ladrones, dejándoles el templo como casa desolada. Pero los discípulos aún apreciaban dicho templo e intentaron hacer regresar al Señor para mostrarle los edificios, quizás con el objetivo de señalárselos uno por uno.

El versículo 2 dice: “Respondiendo El, les dijo: ¡Veis todo esto, verdad? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”. Esto se cumplió en el año 70 d. de C. cuando Tito y el ejército romano destruyeron Jerusalén.

Debemos notar que el Señor no dijo: “Veo todo esto”; más bien dijo: “¿Veis todo esto, verdad?” Esto indica claramente que el Señor Jesús no quiso volver Su vista hacia atrás para ver aquellos edificios. El parecía estar diciendo: “No quiero ni mirar hacia el templo; sin embargo, vosotros que lo estáis contemplando, lo encontráis sólido, hermoso, espléndido y perfecto. Pero de cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. Ahora vosotros Me queréis mostrar cada estructura del recinto, pero se acerca el día cuando todo esto será arrasado”. Debemos visualizar la situación. Los discípulos mantenían su mirada sobre los edificios y los señalaban para que el Señor los contemplara, pero El no volvió Su mirada. En cambio, dijo a Sus discípulos que todo eso sería derribado. Su respuesta debe haber estremecido a los discípulos. Mientras caminaban desde el templo hasta el monte de los Olivos, ni el Señor ni los discípulos tuvieron nada más que decir. Debido a que el asunto era tan grave, ellos no le preguntaron nada más hasta que llegaron al monte de los Olivos.

El versículo 3 dice que cuando el Señor llegó al monte de los Olivos y se sentó allí, los discípulos acudieron a El privadamente para preguntarle respecto a estas cosas. Esa reunión con el Señor sobre aquel monte revela que, para recibir la visión de la profecía del Señor acerca de esta era, necesitamos subir a un monte alto para entrar en Su presencia.

Los discípulos se acercaron al Señor en privado. Habiendo oído las terribles noticias de que todos los edificios del templo serían arrasados, ellos querían mantener este asunto confidencial. Quizás mientras leemos estos versículos hoy, no percibimos la seriedad de ellos; pero cuando los discípulos escucharon estas palabras de parte del Señor Jesús, se estremecieron y no se atrevieron a hablar de ello abiertamente. No fue sino hasta que el Señor llegó al monte de los Olivos y se sentó allí, que ellos tuvieron suficiente valor para preguntarle acerca de estas cosas.

En el versículo 2 las palabras “todo esto” se refieren a los edificios del templo. Pero en el versículo 3 la misma expresión, que se traduce “estas cosas”, hace referencia a los asuntos tratados a partir del versículo 32 del capítulo anterior, tales como: el hecho de que los judíos colmaban la medida de sus padres, la venida del juicio de Dios sobre ellos, la persecución que ellos desataron sobre los enviados del Señor, y la destrucción del templo. El versículo 3 dice que los discípulos preguntaron al Señor cuándo sucederían estas cosas.

En dicho versículo los discípulos dijeron: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de Tu venida, y de la consumación del siglo?” Ellos le preguntaron por tres asuntos: primero, el tiempo en que estas cosas ocurrirían, incluyendo no sólo la destrucción del templo (v. 2) sino también los eventos mencionados en 23:32-39; segundo, la señal de la venida de Cristo; y tercero, la señal de la consumación del siglo. Las palabras del Señor contenidas en el pasaje que abarca del versículo 4 hasta 25:46, contesta la pregunta de los discípulos acerca de estos tres asuntos.

La palabra griega traducida “venida” en este versículo es parousía, que significa “presencia”. La venida de Cristo será Su presencia con Su pueblo. Esta presencia, o parusía comenzará con Su venida al aire y concluirá con la aparición de Cristo sobre la tierra. Su parusía incluirá el arrebatamiento de la mayoría de los creyentes al aire (1 Ts. 4:15-17), el juicio del tribunal de Cristo (2 Co. 5:10) y las bodas del Cordero (Ap. 19:7-9). Los discípulos preguntaron aquí acerca de la señal de la parusía del Señor y de la consumación del siglo. Por consiguiente, la respuesta del Señor en el capítulo veinticuatro se enfoca principalmente en la señal de Su parusía y en la señal de la consumación de esta era.

Los discípulos no le preguntaron: “¿Qué es Tu venida?”, sino: “¿Cuál será la señal de Tu venida?” Por ende, los capítulos veinticuatro y veinticinco presentan la respuesta que el Señor les dio en cuanto al tiempo en que estos eventos sucederían, la señal de Su venida y la señal de la consumación del siglo. La consumación del siglo denota el fin de esta era presente. Mientras leemos los capítulos veinticuatro y veinticinco, debemos entender claramente que la respuesta del Señor está dirigida a las tres preguntas de los discípulos.


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