Información del libro

Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 40 de 65 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE COLOSENSES

MENSAJE CUARENTA

LA REVELACIÓN OBJETIVA, EL MINISTERIO SUBJETIVO, Y LA EXPERIENCIA PRÁCTICA

Lectura bíblica: Col. 1:15-19, 25-29; 2:2b, 6, 9, 18, 23

Aunque el libro de Colosenses es breve, la revelación que contiene es más elevada que la de cualquier otro libro de la Biblia. Podemos comparar la Biblia al monte Sion, el cual tiene varias cimas. Colosenses es la “cima” más elevada de la Biblia.

UNA COMPARACIÓN

Si comparamos Colosenses con el Evangelio de Juan, esto nos ayudará a ver cuán elevada es la revelación que se presenta en Colosenses. La mayoría de nosotros aprecia el Evangelio de Juan debido a que es un libro de vida. También es un libro acerca del misterio de la vida. Sin embargo, aunque el Evangelio de Juan es misterioso, la revelación que contiene no tiene comparación con la revelación que vemos en Colosenses. El Evangelio de Juan empieza diciendo: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”. En 1:18, Juan añade: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, El le ha dado a conocer”. Colosenses no nos dice que el Verbo era Dios, pero sí nos dice que Cristo es “la imagen del Dios invisible” (1:15). Las palabras y expresiones que Pablo usa aquí son maravillosas. Luego, en aposición a esta cláusula, Pablo continúa en el mismo versículo diciendo que Cristo es el “Primogénito de toda creación”. Esto indica que “Primogénito de toda creación” es una frase equivalente a “la imagen del Dios invisible”. Esto comprueba que el Primogénito de toda creación es la imagen misma del Dios invisible.

Leamos Juan 1:3: “Todas las cosas por medio de El llegaron a existir, y sin El nada de cuanto existe ha llegado a la existencia”. Comparemos esto con lo que dice Pablo en Colosenses 1:16-17: “Porque en El fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean señoríos, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de El y para El. Y El es antes de todas las cosas, y todas las cosas en El se conservan unidas”. Es fácil repetir de memoria Juan 1:3, pero es difícil aprender de memoria Colosenses 1:16-17, pues son versículos mucho más complejos. Conforme a Colosenses, el Cristo que recibimos como nuestro Salvador y nuestra vida es la imagen del Dios invisible. Además, Aquel que es la imagen de Dios es el Primogénito de toda creación porque en Él, por medio de Él y para Él fueron creadas todas las cosas. Además, vemos en 1:17 que Cristo es antes de todas las cosas y que todas las cosas en Él se conservan unidas. Esto se refiere a la preexistencia eterna de Cristo y al hecho de que todas las cosas se conservan unidas en virtud de Cristo, quien es el centro que las sostiene, al igual que las radios de una rueda se conservan unidos por el eje. La revelación contenida en estos versículos excede nuestra capacidad para entenderla plenamente.

En 1:18 Pablo dice además que Cristo es la Cabeza del Cuerpo, la iglesia, y que Él es el principio, el Primogénito de entre los muertos. Luego, leemos en el versículo 19: “Por cuanto agradó a toda la plenitud habitar en El”. La plenitud consta de más de un aspecto. Por tanto, Pablo se esmera en especificar que a toda la plenitud, la plenitud con sus varios aspectos, le agrada habitar en Cristo. Entre los diferentes aspectos de la plenitud, tenemos la plenitud respecto al hecho de que Él es el Primogénito de toda creación, la plenitud respecto al hecho de que Cristo es antes de todas las cosas, la plenitud relacionada con el hecho de que la creación llegó a existir en Él, por medio de Él y para Él, la plenitud respecto al hecho de que Él es el Primogénito de entre los muertos, y la plenitud relacionada con el hecho de que Él es la Cabeza de la iglesia. A toda esta plenitud no sólo le agradó habitar en Cristo, sino también reconciliar consigo todas las cosas. ¿Dónde más podemos encontrar una revelación que se compare a ésta?

En contraste con el Evangelio de Juan, Colosenses no usa palabras, expresiones y frases sencillas. Las oraciones que aparecen en esta epístola tienen una sintaxis compleja e incluyen muchas frases y cláusulas. De hecho, los versículos en el capítulo uno, del 9 al 20, deberían considerarse una sola oración. Esto difiere grandemente de las expresiones sencillas del Evangelio de Juan, como por ejemplo: “Yo soy el pan de vida”, “Yo soy la luz”, “Yo soy la puerta”.


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