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Estudio-vida de Génesispor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1420-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 48 de 120 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE GENESIS

MENSAJE CUARENTA Y OCHO

CONOCER LA GRACIA
PARA CUMPLIR EL PROPOSITO DE DIOS:
LA REVELACION DEL TITULO DIVINO
Y EL CAMBIO DE LOS NOMBRES HUMANOS
PARA CUMPLIR EL PROPOSITO DE DIOS

Si queremos entender Génesis 17, debemos saber cuál es el propósito de Dios. El propósito de Dios, el cual El se fijó en la eternidad pasada, consiste en expresarse por medio de un pueblo en la tierra. Para tener una entidad colectiva como expresión Suya, Dios creó el universo y en él creó al hombre como centro, a Su imagen, a fin de que lo expresara y lo representara para que dominase en la tierra como Su reino. Este fue el propósito de Dios para con Adán y los hijos de Israel en el pasado; es Su propósito para con la iglesia hoy, y será Su propósito en el milenio y por la eternidad. A lo largo de todas las eras el propósito de Dios jamás ha variado: que el hombre lo exprese y lo represente en la tierra.

Dios necesita un pueblo que cumpla Su propósito. Si Dios puede obtener un pueblo, podrá cumplir Su propósito, pero si no adquiere un pueblo, será vencido. Pero ¡nuestro Dios no puede ser vencido! Dios creó a Adán, y éste fracasó. Luego Dios llamó a Abraham a ser la cabeza de un nuevo linaje. Dios llamó a una sola persona, a Abraham, pero esta persona tenía que convertirse en un linaje para que Dios fuese expresado y representado sobre la tierra. Dios llamó a Abraham con ese propósito. Un individuo no puede cumplir el propósito de Dios, pues lo que Dios necesita no es un individuo aislado sino un pueblo. Ese solo Abraham debe multiplicarse y convertirse en muchos. Sin embargo, eso no puede cumplirse según la comprensión natural del hombre ni por su capacidad ni su fuerza ni su ser naturales.

5) La revelación del título divino
y el cambio de los nombres humanos
para cumplir el propósito de Dios

a) El deseo de Dios: forjarse en el hombre

La Biblia revela que Dios se expresa forjándose en el hombre. El camino de Dios es extraordinario. Aunque El desea que obremos para El, aun así desea venir y obrar por medio de nosotros para Sí mismo. Dios desea forjarse en nosotros, haciéndose uno con nosotros y haciéndonos uno con El. Sin embargo, nadie está dispuesto a permitírselo. Todos parecen decir: “Oh Señor, si me pides algo, yo lo haré, pero no puedo tolerar que entres en mí, me anules y me saques de mi trono. Cuando hago algo por Ti, me gusta hacerlo por mí mismo”. No obstante, Dios podría contestar: “Antes de que hagas algo por Mí, debo forjarme en ti. Al entrar en ti, te crucificaré y luego te reviviré Yo mismo, conmigo y para Mí. ¿Estás dispuesto a eso?”. Abraham no esperó a que Dios obrara así; como lo revela Génesis 16, él actuó por su propia cuenta para producir una simiente.

b) La revelación del título divino

En Génesis 17:1 Dios apareció y reveló Su título divino, mostrando así lo que El es como Dios. Revelar un nombre significa revelar una persona, pues el nombre siempre representa la persona. Puesto que el título divino de Dios denota Su persona divina, la revelación del título divino en realidad es la revelación de la Persona divina. En 1:1 Dios se reveló como Elohim, que significa en primera instancia el Poderoso, el Fuerte, y que está relacionado principalmente con la creación. En Génesis 2 El se reveló como Jehová, el gran Yo soy. El nombre Jehová significa: “Yo soy el que soy”, lo cual implica que Dios es el que existe en Sí mismo y para siempre. El título Jehová se refiere a la relación que Dios tiene con el hombre. Además, Dios le reveló a Abraham que El era el Dios Altísimo, el dueño de los cielos y de la tierra (14:22). Eso se relaciona mayormente con la subsistencia del pueblo de Dios a manos de El. En el capítulo diecisiete, Dios se revela de un modo más completo, pues se presenta a Abraham como El-Shaddai, el Poderoso que todo lo suministra y que tiene ubre.

La completa suministración de Dios se halla en Su ubre divina. Quizás a algunos lectores no les agrade el uso de la palabra ubre y prefieran que usemos la palabra pecho o seno. Pero si usamos la palabra pecho, la mayoría de la gente la asociaría con el amor. Pero en Génesis 17:1 el título divino denota que Dios es la rica fuente de la rica suministración de gracia dada a Su pueblo a fin de que cumpla Su propósito. Aunque El desea que cumplamos Su propósito, no necesita nada que provenga de nosotros. El desea ser nuestra provisión. Nuestro Dios tiene la fuente de la suministración que todo lo abastece, y esta fuente es semejante a una ubre. Esto queda implícito en el significado del título El-Shaddai. Todo lo que nos suministra la ubre de una vaca entra en nosotros y llega a ser lo que nos constituye. Todos los elementos e ingredientes de las riquezas que contiene la leche que bebemos se convierten en nuestros componentes, en nuestros tejidos orgánicos. Parece que Dios le dijera a Abraham: “Me has conocido como el Dios Altísimo. Eso es maravilloso, pero eso ya no es suficiente. Yo no solamente soy el Dios Altísimo de modo objetivo para ti, sino que quiero ser tu leche divina de un modo subjetivo. Debo ser aquel a quien tú bebas”.

Es posible que nos moleste la idea de esa bebida divina. La primera vez que hablé de comer a Jesús fue en 1958. Después de ese mensaje, un hermano muy culto me dijo: “Hermano Lee, ese mensaje fue muy bueno, pero la expresión ‘comer a Jesús’ es demasiado salvaje”. Contesté: “Hermano, yo no soy el primero en usar esta expresión. En Juan 6:35 y 57, el Señor Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida” y “El que me come, él también vivirá por Mí”. ¿Le molesta a usted la comparación del rico pecho de Dios con la ubre de una vaca? Yo preferiría comparar a Dios con una madre amorosa, afable y hermosa que tiene un pecho lleno de amor, pero es más significativo comparar a Dios con una vaca que posee una ubre rica, como lo indican las Escrituras. Todos fuimos puestos bajo esta ubre divina.

Muchos versículos de la Biblia nos dan la base para hablar así de Dios. Dice en Exodo 3:8: “Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel”. La buena tierra tipifica al Cristo todo-inclusivo. Este Cristo es el fluir de la leche. Los hijos de Israel, antes de entrar en la buena tierra a beber la leche, bebieron del agua que fluía de la peña herida que también era Cristo (Ex. 17:6; 1 Co. 10:4). En Apocalipsis 22 vemos que en la Nueva Jerusalén habrá un río que fluirá del trono de Dios y del Cordero. Si juntamos todos estos versículos, podremos ver que ahora brota de nuestro Dios algo que nos sacia, nos satisface y nos abastece. Fluye del ser de Dios para abastecernos, bien sea que lo llamemos leche o agua viva. Por consiguiente, 1 Corintios 12:13 revela que a todos se nos dio a beber de un solo Espíritu, quien es Dios mismo (Jn. 4:24). Cuando bebemos del Espíritu, bebemos de Dios. Nuestro Dios es tan rico que un solo tipo o un solo símbolo no nos puede transmitir una plena comprensión de El. Es por eso que la Biblia usa distintos tipos y símbolos para revelar los diversos aspectos de Sus riquezas. La leche y el agua viva revelan lo rico que es Dios para con nosotros. En los varios casos, el principio es idéntico: las riquezas de Su ser divino fluyen para ser nuestro suministro, nuestra gracia, a fin de que cumplamos Su propósito. Todos debemos beber de la rica suministración que brota de nuestro Dios para capacitarnos a fin de que cumplamos el propósito divino.

Ninguno de nosotros está calificado para cumplir el propósito de Dios. Aunque la religión nos exige ciertas cosas para Dios, El desea que lo tomemos a El como nuestra provisión a fin de que El sea lo que nos constituye y de que seamos uno con El. La Biblia revela que la intención de Dios consiste en entrar en nosotros y en que nosotros comamos y bebamos de El, asimilando así algo de El en nuestro ser. Mientras ingiramos algún elemento de Su ser divino, participando así de Su naturaleza divina, dicho elemento obrará en nosotros y por medio de nosotros para cumplir Su propósito.

En los días de Génesis 17, Dios necesitaba revelar este título divino a Abraham. En Génesis 16 Abraham hizo algo, no para lograr su propio propósito, sino para cumplir el propósito de Dios. No obstante, lo que Abraham hizo para cumplir el propósito de Dios fue llevado a cabo por su ser natural y su fuerza natural. Puesto que Abraham hizo algo para Dios con su propia fuerza natural, Dios se disgustó con él y no volvió a aparecérsele durante trece años. Después de una ausencia tan larga, Dios vino y parecía decirle: “Abraham, debes saber que soy el Todopoderoso que tiene ubre. Debes beber del suministro de esta ubre y no hacer nada para Mí valiéndote de tu fuerza natural y tu capacidad natural. Hacer algo para Mí con tu fuerza natural constituye una ofensa para Mí. No quiero nada que provenga de ti. Te quiero a ti y te necesito, pero no quiero que uses tu fuerza ni tu capacidad naturales para producir la simiente prometida. Debes producir una simiente valiéndote de Mi suministración. Deja de usar tu fuerza, niega tu ser natural y desecha tu capacidad natural. Yo soy el Todopoderoso que todo lo suministra; por eso no deberías hacer nada por tu cuenta ni aparte de Mí. Separado de Mí, no puedes cumplir Mi propósito porque fuera de Mí no puedes hacer nada para Mi economía. Abraham, para cumplir Mi propósito, debes beber de la suministración de Mi ubre e ingerirme a Mí. Ahora no estoy aquí como el Dios Altísimo ni como el dueño de los cielos y de la tierra. Ya lo has comprendido. Estoy aquí delante de ti como El-Shaddai, el Todopoderoso que todo lo provee y que tiene una ubre de la cual fluye un rico suministro para ti. Abraham, debes andar delante de Mí. Esto significa que debes beber de Mi ubre y vivir por Mí”. La Palabra divina es profunda, y no la podemos entender superficialmente. Primero debemos ahondar en ella para descubrir lo que revela. Es muy bueno que Dios se haya revelado a Abraham como el Todopoderoso que tiene una ubre llena de una completa suministración para que Su pueblo cumpla Su propósito.


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