Información del libro

Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 36 de 79 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE TREINTA Y SEIS

EL SALVADOR-HOMBRE LLEVA A CABO
SU MINISTERIO EN SUS VIRTUDES HUMANAS
CON SUS ATRIBUTOS DIVINOS
DE GALILEA A JERUSALEN

(14)

Lectura bíblica: Lc. 16:1-13

El capítulo dieciséis del evangelio de Lucas es en realidad la continuación del capítulo quince. El hecho de que la palabra también aparezca en el primer versículo lo demuestra claramente. Esta palabra denota continuación, más aún cuando aparece al principio del capítulo.

SERVIR AL SEÑOR COMO MAYORDOMOS

En el capítulo anterior el Señor dio tres parábolas con respecto a la salvación del pecador. En este capítulo añade una parábola relacionada con el servicio del creyente. Después de que el pecador se convierte en creyente, debe servir al Señor como un mayordomo prudente.

En el capítulo quince se presenta claramente la plena salvación que la Trinidad Divina llevó a cabo. Pero después de dicha presentación, el Señor no deja de hablar, sino que da otra parábola a los fariseos en la cual no vemos la salvación, sino la prudencia de un mayordomo. Esto indica que después de haber sido recibidos en la casa de Dios, debemos convertirnos en mayordomos. Eramos pecadores, fuimos salvos y llegamos a ser hijos de Dios. Ahora nosotros, los hijos de Dios, los salvos en la casa de Dios, debemos ser mayordomos que sirven a Dios en Su casa. Esto significa que debemos servir a Dios en la iglesia.

En Lucas vemos que cada vez que el Señor Jesús habla de la salvación, revela algo más en cuanto al servicio. Por ejemplo, la parábola del buen samaritano mencionada en el capítulo diez describe la gracia salvadora del Salvador-Hombre en Sus virtudes humanas expresadas en Sus atributos divinos. Inmediatamente después de esta parábola, tenemos el caso de Marta y María, un caso que demuestra cómo debemos servir al Señor según Su deseo y Su preferencia. El principio es el mismo del capítulo catorce. Primero, el Señor nos habla en cuanto a la invitación que Dios nos hace asistir a una gran cena. Esto representa la salvación. Luego vemos al Señor que enseña cómo seguirlo a toda costa, renunciando a todo lo terrenal para que, como seguidores fieles, podamos entrar en el jubileo venidero. Esta enseñanza también se relaciona con el servicio. Después de una presentación completa de la plena salvación de Dios en el capítulo quince, el Señor narra otra parábola en el capítulo dieciséis, demostrándonos que después de ser salvos debemos servir a Dios en Su casa como mayordomos.

ENSEÑA SOBRE LA PRUDENCIA DE UN MAYORDOMO

La parábola referente al mayordomo prudente es sencilla y breve; sin embargo, contiene un punto enigmático, pues el Señor usa a un mayordomo injusto para demostrar el servicio de un mayordomo en la casa de Dios. Como veremos, esto no quiere decir que el Señor nos enseñe que seamos injustos en nuestro servicio. Lo crucial es la prudencia del mayordomo.

El versículo 1 dice: “Dijo también a los discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes”. Aquí el ejemplo del mayordomo demuestra cómo los creyentes, salvos por el amor y la gracia del Dios Triuno, son los mayordomos del Señor (12:42; 1 Co. 4:1-2; 1 P. 4:10), a quienes El encomendó Sus posesiones.

Los versículos 2 y 3 añaden: “Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré, pues mi amo me quita la mayordomía? Cavar, no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza”. El mayordomo dice que él no es suficientemente fuerte para cavar como un agricultor que cava en el campo, y tiene vergüenza de mendigar como un limosnero que implora ayuda. En el versículo 4 el mayordomo se dijo a sí mismo: “Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas”. Esta acción de recibir significa “ser recibidos en los tabernáculos eternos” (v. 9).

Los versículos del 5 al 7 dicen: “Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? El dijo: Cien medidas de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta. Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. El le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta”. En estos versículos vemos que el mayordomo despedido, mientras todavía estaba en la casa, tomó la oportunidad de hacer algo por otros a fin de que más adelante, ellos pudieran hacer algo por él. En esto consistió la prudencia del mayordomo.

En el versículo 8 dice al respecto: “Y alabó el amo al mayordomo injusto por haber obrado sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con los de su generación que los hijos de luz”. Literalmente el mayordomo injusto se refiere a “la injusticia del mayordomo”. Sin embargo, no se elogia el acto injusto del mayordomo, sino su prudencia.

En el versículo 8 el Señor Jesús explica que los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con los de su generación que los hijos de luz. Los hijos de este siglo son las personas mundanas. Los hijos de luz se refiere a los salvos, los creyentes (Jn. 12:36; 1 Ts. 5:5; Ef. 5:8). La frase con los de su generación alude al prójimo. El Señor no nos enseña a ser injustos, sino a ser prudentes, es decir, a actuar en el momento oportuno y aprovechar las oportunidades que se nos presenten.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top