Información del libro

Estudio-vida de Colosensespor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0342-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 61 de 65 Sección 1 de 4

ESTUDIO-VIDA DE COLOSENSES

MENSAJE SESENTA Y UNO

UNO CON CRISTO EN
LAS COSAS DE ARRIBA

Lectura bíblica: Col. 3:1-3; He. 4:14; 7:24-26; 8:1-2

Al escribir epístolas como Efesios y Colosenses, Pablo primero presenta una revelación, principalmente de Cristo y de la iglesia, y luego habla acerca de nuestro andar cristiano. Los tres primeros capítulos de Efesios presentan la revelación en cuanto a la iglesia, y los tres capítulos siguientes se centran en el andar que es digno del llamamiento de Dios. De la misma manera, los dos primeros capítulos de Colosenses presentan una revelación profunda acerca del Cristo todo-inclusivo y extenso, mientras que los dos restantes tratan del andar cristiano apropiado.

En Colosenses 1 y 2 Pablo abarca muchos aspectos relacionados con el Cristo todo-inclusivo. Él nos muestra que Cristo es la porción de los santos, la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda creación, el Primogénito de entre los muertos y el misterio de Dios. Según 1:27, este Cristo mora en nosotros como nuestra esperanza de gloria.

Colosenses 3:1 dice: “Si, pues, fuisteis resucitados juntamente con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios”. El hecho de que Pablo emplea la palabra “pues” en este versículo, indica que los capítulos tres y cuatro son el resultado del capítulo uno y dos, y que se fundamentan en ellos. Después de que Pablo nos presenta tantas verdades maravillosas acerca de Cristo, nos exhorta entonces a buscar las cosas de arriba, donde está Cristo.

En 3:3 Pablo dice que “nuestra vida está escondida con Cristo en Dios”. Observemos que Pablo no dice que nuestra vida está escondida con Cristo en los cielos; más bien, dice que nuestra vida está escondida en Dios, en la persona viviente y divina. Esto implica que Dios mismo es la esfera en la cual deberíamos andar y vivir.

CINCO ASUNTOS CRUCIALES

En este mensaje veremos que somos uno con Cristo en todo lo relacionado con las cosas de arriba. En los mensajes siguientes, hablaremos de la renovación del nuevo hombre; de la paz de Cristo, la cual arbitra en nosotros; de la palabra de Cristo, la cual mora en nosotros, y de la necesidad de perseverar en la oración. Si somos uno con Cristo en las cosas de arriba, experimentaremos la renovación del nuevo hombre. Entonces, percibiremos el nuevo hombre en la práctica por medio de la paz de Cristo, la cual arbitra en nuestro interior. Después de esto, la palabra de Cristo morará en nosotros, y perseveraremos en la oración. Éstos son los cinco aspectos más cruciales que encontramos en los capítulos tres y cuatro de Colosenses. Sin ellos, estos dos capítulos carecerían de sustancia.

Estos cinco importantes aspectos tienen mucho que ver con nuestro andar cristiano. Difieren mucho de las enseñanzas éticas que suelen recibir los cristianos. Estas enseñanzas exhortan a los creyentes a mejorar su comportamiento, a ser buenos vecinos, y a ser sumisos y amables. Sin lugar a dudas, todo esto se encuentra en la Biblia. Pero es posible que fácilmente las entendamos conforme a nuestro concepto natural. La mente natural del hombre jamás concebiría cosas como el hecho de ser uno con Cristo en cuanto a las cosas de arriba, el de experimentar la renovación del nuevo hombre ni el hecho de permitir que la paz de Cristo sea el árbitro en nosotros. Por supuesto, en el libro de Colosenses Pablo escribe algo concerniente a los maridos y esposas, a los amos y esclavos, y a los padres y los hijos. Pero todo lo que él escribe está relacionado con el nuevo hombre, con la paz de Cristo, con la palabra de Cristo y con el hecho de perseverar en la oración.

SOMOS INCAPACES DE CUMPLIR
LOS REQUISITOS DE DIOS

Los hermanos que están casados saben lo difícil que es amar a sus esposas, y las hermanas saben lo difícil que es someterse verdaderamente a sus maridos. Es extremadamente difícil ser un buen marido o una buena esposa. Aun es difícil ser un ser humano apropiado. Puesto que el hombre fue creado para expresar a Dios y representarlo, ser un hombre apropiado significa expresar a Dios y representarlo. Si es difícil ser representante de alguna persona u organización, cuánto más difícil lo encontraremos ser representantes de Dios. Así que, si es difícil ser un ser humano apropiado, es aún mucho más difícil ser cristiano, y especialmente ser un cristiano que vive a Cristo. Pablo pudo decir: “Para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21). Entre nosotros, ¿quién se atrevería a decir que ha logrado vivir a Cristo? Si vemos la norma que Dios ha establecido, sentiremos deseos de darnos por vencidos, pues entenderemos que en nosotros mismos somos incapaces de cumplir los requisitos de Dios. No obstante, aunque por nosotros mismos no podamos satisfacer las normas de Dios, sí podemos con Cristo. Cuando nos damos cuenta de que no podemos satisfacer los requisitos de Dios, abrimos nuestro ser para recibir la gracia. La gracia es el Dios Triuno que entra en nosotros para expresarse a Sí mismo, para representarse a Sí mismo y para vivir en nosotros y por medio de nosotros. Experimentar la gracia de Dios de esta manera es completamente distinto de esforzarnos por mejorar nuestro comportamiento o de tratar de satisfacer los requisitos de Dios.

En el Estudio-vida de Éxodo hicimos notar que Dios en Su obra salvadora no quiere que hagamos nada ni tratemos de ser alguien. En lugar de ello, Él desea hacerlo todo por nosotros y ser el todo para nosotros. Esto lo comprueba el hecho de que Dios cambió la dieta de los hijos de Israel después de haberlos sacado de Egipto. Mientras estuvieron en Egipto, ellos se alimentaron conforme a la dieta egipcia; comieron carne, pescado, cebollas, pepinos, puerros y ajos egipcios. Esto los hizo egipcios en su constitución. Ellos estaban constituidos de la comida egipcia que habían ingerido. Así que en Éxodo 16, Dios proveyó el maná para que los hijos de Israel lo comieran; la dieta de ellos dejó de ser la comida egipcia, y ellos comenzaron a alimentarse de la comida celestial. El maná es un tipo de Cristo como nuestro suministro de vida. Si nos alimentamos de Cristo, quien es tipificado por el maná, llegaremos a estar constituidos de Él. De este modo, nuestra constitución cambiará, y la cruz será aplicada a nuestra carne de una manera genuina y completa.

No debemos pensar que por nosotros mismos podamos ser buenos maridos o esposas. No obstante, Aquel que ha venido para vivir en nosotros es completamente capaz. Éste es Cristo, nuestra esperanza de gloria.


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