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Estudio-vida de Lucaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1203-5
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Actualmente disponible en: Capítulo 55 de 79 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE LUCAS

MENSAJE CINCUENTA Y CINCO

LA RESURRECCION Y LA ASCENSION
DEL SALVADOR-HOMBRE

(2)

Lectura bíblica: Lc. 24:1-53

En este mensaje estudiaremos la resurrección del Salvador-Hombre, y más adelante, Su ascensión. Ya vimos que el caso en el que el Señor aparece a los dos discípulos en camino a Emaús (vs. 13-35) es práctico y nos ayuda en nuestra experiencia. Es difícil decir si los dos discípulos regresaron a Jerusalén con el Señor o si El fue con ellos. En cualquier caso, viajaron juntos. Cuando dejaron Jerusalén para Emaús, el Salvador fue con ellos. Igualmente, cuando regresaron a Jerusalén, El también regresó con ellos.

APARECE A LOS DISCIPULOS Y LOS COMISIONA

Aparece de manera misteriosa

En los versículos del 36 al 49 el Salvador-Hombre aparece a los discípulos y los comisiona. En Lucas 24:36 y 37 dice: “Mientras ellos hablaban de estas cosas, Jesús mismo se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros. Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu”. Los discípulos, incluso Pedro, se turbaron cuando el Salvador-Hombre se les apareció delante de ellos. No entendieron cómo El pudo aparecerse de repente en el cuarto, ya que la puerta estaba cerrada y nadie la abrió. Pero de todos modos, el Señor se apareció físicamente.

El Señor Jesús dijo a los discípulos: “¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestros corazones? Mirad Mis manos y Mis pies, que Yo mismo soy; palpadme, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que Yo tengo” (vs. 38-39). Entonces les demostró Sus manos y Sus pies. Aquí vemos el cuerpo resucitado del Salvador-Hombre, el cual es espiritual (1 Co. 15:44) y de gloria (Fil. 3:21).

La manera en que el Señor apareció fue muy misteriosa, y no podemos entenderlo cabalmente. Entró en el cuarto como el Espíritu, pero tenía un cuerpo físico que se podía palpar. Aún se veían las marcas de los clavos y se podía tocar el lugar donde le abrieron el costado con una lanza. No solamente se podía ver y tocar Su cuerpo, sino que El también comió. “Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer? Entonces le dieron parte de un pez asado. Y El lo tomó, y comió delante de ellos” (vs. 41-43). No entendemos cómo el Señor Jesús que, teniendo un cuerpo espiritual, aún podía comer alimento físico.

Les abre el entendimiento
para que comprendan las Escrituras

Así como el Salvador-Hombre abrió las Escrituras a los discípulos en camino a Emaús, también abrió la Palabra a los que estaban reunidos en el cuarto. Les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras: “Y les dijo: Estas son Mis palabras, las cuales os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de Mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (vs. 44-45). La ley de Moisés, los profetas y los salmos forman las tres secciones del Antiguo Testamento, es decir, de “todas las Escrituras” (v. 27). Aquí la palabra del Salvador da a entender que el Antiguo Testamento revela al Señor, quien es su centro y su contenido. El hecho de que les abrió el entendimiento indica que para comprender las Escrituras se requiere que el Señor Espíritu abra nuestro entendimiento y nos ilumine (Ef. 1:18).

En el versículo 46 el Salvador-Hombre prosiguió diciendo: “Así está escrito que el Cristo padeciese y resucitase de los muertos al tercer día”. Aquí el Señor parece decir: “Cuando estábamos en Galilea, les dije que moriría y resucitaría al tercer día. Pero ustedes no entendieron lo que les dije. Por esta razón, les abro la Palabra y les abro los ojos”.

Yo creo que la transformación de Pedro comenzó desde el momento en que el Señor se le apareció. Al menos comenzó a entender la Palabra. Por esta razón, en el capítulo uno de Hechos, Pedro pudo estar de pie entre los ciento veinte e interpretó las Escrituras correctamente. En Hechos 1 no vemos al Pedro natural que vimos en Lucas 22, sino a otro Pedro, una persona regenerada y transformada. Así fue la situación de todos los discípulos en Hechos 1.


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