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Estudio-vida de 1 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-1445-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

Actualmente disponible en: Capítulo 61 de 69 Sección 1 de 3

ESTUDIO-VIDA DE
LA PRIMERA EPISTOLA A LOS CORINTIOS

MENSAJE SESENTA Y UNO

LO TOCANTE A LOS DONES

(5)

Lectura bíblica: 1 Co. 14:1-25

Mientras Pablo escribía los capítulos doce, trece y catorce de 1 Corintios, él sentía carga en su espíritu y en su corazón con respecto a ciertos asuntos cruciales: el hablar, el Espíritu, el Cuerpo, la administración de Dios y el amor. Los capítulos doce y trece hacen hincapié en estos cinco asuntos. En el capítulo catorce, Pablo llega a otro tema importante: la superioridad de un don particular con relación a la edificación de la iglesia. De los muchos dones espirituales, uno es superior a todos, pero no en cuanto a nuestra obra, madurez o intereses espirituales, sino en cuanto a la edificación de la iglesia. Como veremos, este don superior es el de profetizar. Así que, al abordar el tema de los dones, Pablo subraya seis puntos: el hablar, el Espíritu, el Cuerpo, la administración de Dios, el amor, y el mayor de los dones, el don que más edifica la iglesia.

Lo que más le preocupaba a Pablo no era el hablar, el Espíritu, el Cuerpo, la administración de Dios, ni el amor, que es el camino excelente para ejercer los dones, sino la edificación de la iglesia. El estaba muy consciente de la iglesia y estaba centrado en ella. Toda su preocupación giraba en torno de la iglesia.

En Colosenses 1:24 Pablo dice: “Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y de mi parte completo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por Su Cuerpo, que es la iglesia”. Cristo murió no sólo por nuestra redención, sino también por la iglesia. Efesios 5:25 revela que Cristo se entregó a Sí mismo por la iglesia. No hay duda de que Cristo murió para efectuar la redención, pero ésta era sólo el procedimiento; no era la meta de Dios. La redención es el camino que lleva a la meta, pero la meta misma es la iglesia.

La iglesia es la meta de Dios; por esta razón, no podemos estar de acuerdo con aquellos cristianos que pasan por alto la iglesia y que sólo tienen un entendimiento superficial de la redención. A muchos ni siquiera les gusta que se mencione la palabra iglesia. No obstante, la iglesia constituye la meta principal y final por la cual Cristo murió.

Dios nos escogió y nos predestinó en la eternidad. Debido a que caímos y nos apartamos de Dios, fue necesario que Cristo efectuara la redención para traernos nuevamente a Dios. Pero la redención no es la meta de Dios ni Su intención final. El objetivo de Dios, Su intención, es que Sus escogidos se unan orgánicamente para formar el Cuerpo, que es la iglesia. Aunque no hubiésemos caído, Dios habría tenido que efectuar ciertos procedimientos para obtener la iglesia.

Cuando era joven, se me dijo simplemente que Cristo vino porque nosotros habíamos caído en pecado. Me enseñaron que Dios nos amó y nos dio a Su único Hijo para salvarnos. Según este entendimiento, si no hubiésemos caído, no habría sido necesario que Cristo viniera. Pero es un error pensar que la intención de Dios consiste simplemente en rescatarnos del infierno para llevarnos al cielo. El deseo de Dios es tener la iglesia, y la muerte de Cristo nos redime para que seamos Su Cuerpo. A esto se debe que Pablo estuviera consciente de la iglesia y centrado en ella. La iglesia era algo sumamente crucial para él.

Cuando hablamos de los dones espirituales, debemos preguntarnos para qué son dichos dones. Muchos cristianos se preocupan solamente por los dones, pero no por el propósito de éstos. Algunos desean tener el don de predicar, y otros anhelan los dones milagrosos tales como el don de hablar en lenguas o el don de sanidad. Sin embargo, puede ser que no les interese en absoluto el propósito por el cual se otorgan tales dones. Pablo era muy diferente. Lo que a él le preocupaba en lo profundo de su ser era la edificación de la iglesia. El sabía que los dones eran útiles para edificar a la iglesia. Debemos aprender de Pablo y preocuparnos por la edificación de la iglesia. Si somos espirituales, maduros, o dotados, es algo secundario. Lo principal en la economía de Dios es la edificación de la iglesia. En el capítulo catorce, el énfasis de Pablo, su tema principal, es cuál don rinde mayor provecho, pero no para nosotros, sino para la edificación de la iglesia. Dios ha dado muchos dones, pero no todos son importantes con respecto a la edificación de la iglesia. Por consiguiente, en este capítulo Pablo muestra cuál es el don más eficaz para edificar la iglesia.


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